Capitulo 3.

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Sanar puede sonar muy facil, aunque a veces levantarte de la cama duele y te quedas acostado, no puedes bañarte y tampoco vivir tu vida como quisieras, a veces piensas en curar tus heridas internas, pero no es tan facil, porque no puedes curarlas como una herida superficial y entonces piensas ¿realmente quiero sanar? o simplemente sientes que exageras y hay personas pasando peores momentos que tú y minimizas lo que sientes y no avanzas y tienes miedo, pero ¿a qué le tienes miedo? ¿a la soledad? o quizá temes estar solo contigo mismo o te tienes miedo a ti mismo.

Pero en algún momento te has preguntado ¿que es sanar? Las innumerables páginas de Internet, libros, diccionarios y esas grandes y polvosas enciclopedias que encuentras en las bibliotecas (a las que ya nadie va por el desinterés en los lugares de literatura) definen los procesos de sanación de miles de maneras, maneras que no tienen sentido, porque los procesos de cada persona son distintos, para algunos la sanación en aquel local de flores en el que te saluda la linda chica que cuida las rosas o esa estación de trenes que conoces a la perfección y te lleva de camino a tu casa, quizá aquel gato que todas las mañanas se asoma por tu ventana para verte despertar, o los hermosos girasoles de la vecina que danzan a la par del viento; pero... ¿Qué sucede cuando nada te motiva a avanzar y superar tus miedos que te impiden seguir? ¿Y si aquello que te impide continuar eres tú mismo? O tu familia...

Y es que quizá aquellas cortinas de color negro hacían ver aquella habitación más obscura y aquel foco que había empezado a parpadear desde hacía 5 minutos era lo que lo hacía sentirse incomodo, también podría ser aquel silencio al rededor de toda la casa y el como el tiempo parecia detenerse frente a sus ojos al mismo tiempo que la lluvia comenzaba a caer mojando la gran casa y las flores fuera de ésta, al mismo tiempo en que las lagrimas comenzaban a salir de sus ojos y el sentimiento de soledad se apoderaba de él, porque aunque estuviera rodeado de sirvientes y sus hermanos, se sentía solo, porque en esa casa parecía solo habitar él, la monotonía de aquella casa ausente de ruido, con la clara ausencia de alegría y de convivencia familiar, un paisaje gris que sólo detonaba los constantes pensamientos abrumadores que rondaban por su cabeza, haciéndolo marearse, con voces que parecían gritarle que se detuviera, que porfavor dejara descansar su cerebro, pero no podía.

El mundo parecía no girar y quedarse estatico, parecía que el invierno no acabaría nunca y que se quedaría atrapado ahí para siempre, sentía que no avanzaba y ese sentimiento lo agobiaba, parecia que se había quedado barado en el tiempo, enero parecía ser un mes eterno que no planeaba terminar, miró su calendario y definitivamente, aún era 22 de enero, donde la lluvia caía de manera uniforme, chocando contra su ventana y el suelo, con gotas resbalando por el vidrio, dejando rastro al momento de deslizarse por aquel cristal, los arboles parecían ser mecidos por el viento que soplaba con gentileza y lo hacía danzar, al igual que las grandes rosas que formaban parte de la decoración de la casa y las demás flores y plantas que se arrullaban con la lluvia y que con el viento parecían bailar ante la caida de las gotas de lluvia sobre ellas anticipando la felicidad de al fin sentir la naturaleza sobre sus cuerpos plantados al suelo, haciendo el ambiente en su habitación aún más monotono, aunque a pesar de sentirse solo empezaba a dormitar con la lluvia, quizá le estaba gustando que lloviera, porque así no lloraría solo, la lluvia comenzaría a acompañarlo en su soledad.

Trató de quedarse dormido, intentando deshacerse de aquellos pensamientos que solo lograban que se hundiera aun más en esa parte oscura de su mente en la cual no queria entrar, su plan de dormir hasta que obscureciera de nuevo se vio interrumpido cuando escuchó el picaporte moverse, sus ojos se dirigieron a la puerta, pensando que podría ser uno de sus hermanos o su madre, pero grande fue su sorpresa al ver a un chico más bajo que él, con su tez más clara que la suya y unos ojos grandes de color café que lo miraron con asombro, unos ojos que hicieron que sintiera una corriente eléctrica que recorrió todo su cuerpo.

Trató de quedarse dormido, intentando deshacerse de aquellos pensamientos que solo lograban que se hundiera aun más en esa parte oscura de su mente en la cual no queria entrar, su plan de dormir hasta que obscureciera de nuevo se vio interrumpido ...

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𝑨𝒍𝒍 𝑰𝒏 (ℬ𝓇𝒾ℊ𝒽𝓉𝓌𝒾𝓃) 𝖲𝖾𝗀𝗎𝗇𝖽𝖺 𝗍𝖾𝗆𝗉𝗈𝗋𝖺𝖽𝖺. (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora