En el corazón de bosque [Dekubowl]

Epílogo

Habían pasado ya varios meses desde la muerte Izuku, desde que había dejado en aquel bosque una parte de su corazón, desde entonces había vivido con el deseo de ver al pecoso aunque sea una vez más; porque ahora ni en su más profundos sueños podía encontrar su rostro, era como una imagen demasiado difuminada, tal vez su mente era incapaz de ilustrar lo que alguna vez fue un perfecto y hermoso rostro de un perfecto y hermoso ser.

Aquella aldea cerca del bosque se convirtió en una cárcel, un infierno que le recordaba a cada instante que otra vez no había podido proteger a quien más amaba, la perpetua imagen de su desgracia. 

Por eso había decidido salir de ahí con desespero, tomó las pocas cosas que tenía, se despidió vagamente de sus grandes amigos y se fue, se fue para nunca más volver a aquel pueblo que no hacía más que traer el recuerdo de Izuku, el recuerdo de aquel Izuku que lentamente se desvanecía frente a sus ojos, y el no podía vivir con eso, no quería vivir con eso. 

Y tal como se lo prometió al pequeño ángel, el viajo, anduvo de un lugar a otro llenando sus ojos de asombro y conocimiento, descubriendo con la mirada nuevos paisajes, nuevos pueblos y nueva gente; pero, no importaba cuantas imágenes nuevas llegaran a su mente, ninguna se igualaba al paisaje de aquel bosque con Izuku esperando por él, como siempre lo hacía.

No importaba cuantas personas conociera, porque solo buscaba desesperadamente la alegre mirada esmeralda, una nariz repleta de pecas, unos labios delgados y rosados, una sonrisa brillante y cálida; él solo buscaba aquello que hace tiempo había perdido.

El recuerdo de Izuku ahora vivía con dolor en su memoria, pero Kaminari se esforzaba porque aquel recuerdo fuera hermoso, cálido y alegre, como lo fue aquel pecoso, él solo quería que cada vez que la débil imagen de Izuku llegara a su cabeza el pudiera sonreír, por aquellos buenos momentos que pasó a su lado, y por sobre todo, por aquel amor que le tuvo y seguía teniendo a aquel peliverde.

Porque el estaba seguro de algo, de que nunca en su vida iba amar a alguien como Izuku, jamás iba a encontrar a un ser tan curioso y listo a la vez que supiera llenar sus ojos de asombro y también escucharle como si tuviera todo el conocimiento en sus manos.

Ahora solo le quedaba seguir viviendo, seguir viajando y seguir conociendo, para ser aquella persona que tanto esperaba Izuku, el debía crecer con todo aquello que Izuku le dio, por eso no volvería a mirar atrás, porque ahora su vista estaba fija en buscar un futuro que se asemejara aunque sea un poco al brillo de aquel ser que alguna vez vivió en el corazón del bosque.