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-Izu Izu, ¿cómo es el espacio? Siempre me dices que naciste de una estrella, ¿qué era lo que veías mientras estabas en ella?- la suavidad de los muslos del contrario parecían incitarlo a perderse en el mundo de los dueños, pero la suavidad de su v...

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-Izu Izu, ¿cómo es el espacio? Siempre me dices que naciste de una estrella, ¿qué era lo que veías mientras estabas en ella?- la suavidad de los muslos del contrario parecían incitarlo a perderse en el mundo de los dueños, pero la suavidad de su voz le traía de regreso.

Hace dos meses que había conocido a Izuku y aún le parecía sorprendente la cantidad de cosas que desconocía de él, venir ha su encuentro cada semana se convirtió en su rutina favorita, y pasar con el horas y horas era el mayor deleite de su día; sí, con eso era suficiente, con verlo unos efímeros momentos para grabar en su memoria cada trazo de su cuerpo, para escuchar su dulce voz acariciando en sus oídos y sentir el calor que emanaba de su cuerpo.

-Todo era oscuro, el espacio es como una densa capa de oscuridad, pero todo estaba cubierto por la luz de las estrellas que parecen danzar sobre aquella oscuridad, un polvo dorado viaja por todas partes, parece que corre y anhela alumbrar cada rincón de aquella densa oscuridad. A mi lado estaba la luna, quien sentada en la nada tararea una melodía, todo el tiempo es la misma melodía; a lo lejos brilla con potencia el sol, parece que si te acercas te consumirá, el señor sol es un joven muy brillante, tiene los cabellos dorados y la piel tostada. Te contaré un secreto, que nadie debe saber, aquella luna que espera sentada en la oscuridad solo anhela la mirada del señor sol, lo persigue insistentemente, pero siempre a la lejanía, pobre señora luna, vive con la desdicha de un amor lejano. Pero no importa cuan lejos este el sol de ella, ella sigue amando con potencia, algún día me gustaría amar igual que la señora luna.

-Eso suena trágico, siempre he creído que el amor es demasiado doloroso, trae más tragedias que alegrías, tú que crees Izuku?- tal vez era así, pero el amor que le ha traído la sola presencia del peliverde ha sido un amor mágico, una corriente que ha sanado su corazón y lo ha llenado de los más genuinos sentimientos; pero guardaría esos sentimientos en su corazón, los enterraría hasta el fondo para no sufrir del rechazo del pequeño, porque estaba bien así, todo estaba bien mientras pudiera tener a Izuku a su lado.

-No estoy seguro Den, creo que los sentimientos son un remolino de tragedias y alegrías, la vida no sería divertida si somos siempre felices. Pero ¿qué te puedo decir yo sobre el amor? solo conozco este bosque y amo cada rincón de él y a las criaturas que aquí habitan, desde las nómadas aves que solo asomas su presencia en temporadas hasta los grandes osos que viven y mueren en estas tierras; también amo a la señora luna, es tan dulce y suave conmigo, es la persona que me ha cuidado y protegido a cada instante de mi vida; y también los amo a ustedes, porque me han enseñado lo que significa vivir, me han traído maravillosas experiencias, me han elegido y me han salvado de mi soledad. Creo que el amor no es trágico, al menos no siempre, quien ama se arriesga al dolor, pero ¿no lo más divertido es saltar al vació esperando caer en el paraíso?

-Izu, tu realmente sabes como encantar con las palabras- y se dejo llevar por la suavidad del regazo del contrario, por su voz que acariciaba sus oídos, por el riachuelo corriendo a lo lejos y por el calor en su pecho, aquel extraño calor que sol el pecoso era capaz de causar.

En el corazón de bosque [Dekubowl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora