ִֶָ ࣪🎚𓍢capítulo 13

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YoonGi despertó sobresaltado al escuchar las llaves de la asistenta en la puerta. Se giró, vio al chico durmiendo plácidamente a su lado y se llevó las manos a la cabeza. Mierda ¿Pero qué había hecho? Aquello no podía estar ocurriendo. ¡Él no debía estar allí! Luego recordó la tórrida noche que habían pasado juntos y se le dibujó una sonrisa bobalicona en la cara. Hasta que volvió escuchar los pasos de la asistenta subiendo las escaleras y corrió a vestirse.

La señora Kim se llevó un susto de muerte cuando vio a su jefe saliendo de su habitación con la camisa fuera de los pantalones, la corbata sin anudar y los zapatos en la mano. Normalmente se marchaba temprano al banco y apenas coincidían, por lo que solían comunicarse por medio de notitas pegadas en la nevera. Pero ahora estaba allí, plantado frente a ella con cara de circunstancias.

-¿Ocurre algo señor Min? Santo Dios ¿Y cómo se ha hecho esa herida? -Le preguntó, observando horrorizada la sangre seca de la ceja.

-No es nada -Contestó algo cortante.

-¿Entonces puedo pasar a limpiar su habitación?

-¡No! -Exclamó -Es que hay un amigo dentro al que no quiero importunar ¿Comprende? -Agregó en un tono más sosegado.

-Comprendo -Respondió la asistenta con una sonrisa.

Vaya, eso sí que era nuevo. Sabía que el señor Min era un play boy empedernido porque había tenido que lavar miles de camisas impregnadas de perfumes que para nada eran los el hombre usaba, pero nunca había llevado a nadie a casa. Siempre mantenía el muro bien alto. Entonces el señor Min le dio que unas últimas indicaciones y ya no le quedaron dudas. Ese chico debía ser alguien muy especial.

JiMin despertó al cabo de un par de horas con una sonrisa radiante. Aún notaba las piernas entumecidas de haber pasado toda la noche experimentando los placeres que le brindó YoonGi.

Intentó moverse y su sonrisa se convirtió en una mueca de dolor. Ningún hombre le había provocado agujetas. Claro que tampoco había pasado con un hombre el tiempo suficiente para que eso le ocurriera. Él era de amantes ocasionales y encuentros puntuales. Pero con el pelinegro podían pasar horas y horas dando rienda suelta a la pasión. Hundió la nariz en las sábanas y aspiró su olor. De repente sus dedos palparon algo bajo la almohada. Era una hoja escrita con una caligrafía bonita pero algo apresurada.

Buenos días joven Park.
Confio en que haya pasado una estupenda noche. Me atrevería a asegurar que es así. Quédese el tiempo que quiera pero si va a estar ahí cuándo vuelva, espero que me reciba tal cual lo deje: desnudo. Ya sabe que soy un hombre muy ocupado y me gusta ahorrar tiempo.

P.D. He de admitir que empieza a ganarse el sueldo.

Atentamente, el banquero.

Jimin soltó una carcajada. Seguía tan gilipollas y engreído como siempre. Pero ya no le enfurecía. Se había acostumbrado a su retorcido humor y le hacía incluso gracia. Así que cogió su móvil para responderle.

Estimado banquero:
He pasado una noche normalita y es usted un impresentable. No solo me deja plantado con una mísera nota, sino que ya me está dictando órdenes. ¿Por quién me toma?

P.D. Le esperaré desnudo y con las piernas abiertas. Pero usted tenga bien dispuesta la cartera. Me debe un traje precioso que pagué con mi dinero y usted me destrozó.

Atentamente, amante frustrado.

Yoongi también tuvo que reprimir la risa cuando leyó el mensaje. Se encontraba en medio de una reunión importante y debía contenerse, por lo que escondió el teléfono bajo la mesa de juntas para contestarle:

Estimado amante frustrado:
¿Por quién lo tomo? Por lo que es: mi putita a sueldo. Y es usted un mentiroso. Su noche ha sido tan placentera como la mía. Lo sé porque estaba ahí cuando cayó extenuado entre mis brazos.

P.D. Ahora que menciona lo del traje... tiene razón, le debo algo: unos buenos azotes en el trasero. Le dije que escogiera un atuendo elegante y discreto. Por Dios ¿qué entiende por elegante y discreto? Aún se me pone dura de imaginarlo vestido así.

Atentamente, banquero ocupado y reunido.

El castaño rompió en una carcajada y se apresuró a responder.

Estimado banquero ocupado: ¿Extenuado? Creo que se confunde usted de amante. Yo no me extenúo tan fácilmente, yo cabalgo hasta el amanecer. Y no solo soy su putita a sueldo. Por lo visto también soy su putita a tiempo completo.

P.D. Este será el último mensaje.Ya no le molestare más hasta la noche.
Pero dejé mi trasero en paz, que ayer le marco la plana de su mano.
Todavía me duele.

Al azabache se le escapó una pequeña risa y carraspeó para disimular cuando los demás accionistas le observaron desconcertados. Luego recuperó la seriedad y volvió a teclear en el móvil.

Estimada putita a tiempo completo:
Ya lo creo que cabalgó hasta el amanecer. Pero yo fui su jinete y usted mi corcel.

P.D. Ya estoy deseando que sea de noche.

Atentamente banquero empalmado y aburrido.

JiMin se tapó la boca para ahogar otra carcajada. Tampoco veía la hora de que ese momento llegara. Se moría de ganas de volver a sentir sus brazos fuertes, su boca exigente... Sacudió la cabeza y se obligó a regresar a la que admitirlo, aunque sentía por él algo muy fuerte, lo que había entre los dos solo era sexo. Sexo por dinero. Sonrió realidad. Tenía divertido. Debía reconocer que el trabajo de fulano se le estaba dando mejor de lo que esperaba. Claro que, con un cliente como el banquero...

Sacó los pies de la cama, se puso de nuevo el camisón y salió de la habitación. Nada más poner un pie en las escaleras un olor familiar le inundó el olfato. ¡Tortitas con arándanos y frambuesa!

En la cocina había una mujer de complexión gruesa que llevaba puesto un delantal por encima de un uniforme. JiMin supuso que era la asistenta.

-Buenos días, joven Park, veo que ya se ha despertado -Dijo saludándolo con una sonrisa de oreja a oreja.

-Sí -Contestó él, igual de risueño -Y yo veo que ha preparado tortitas con arándanos
-Agregó, intentando disimular el sonido de su estómago hambriento.

-El señor Min dijo que era su desayuno favorito.

De repente el castaño se quedó congelado.

-¿Y cómo lo sabe el señor Min?

La asistenta se echó a reír.

-Ay joven, porque se lo habrá dicho usted en algún momento. El señor Min es una persona muy observadora y tiene una memoria increíble. Fíjese que una vez le conté que siempre había querido ir al Gran Cañón del Colorado, y al cabo de medio año me sorprendió con un billete de avión para Arizona -Dijo con una sonrisa -¿Tortitas? -Le ofreció con la espumadera y la sartén en las manos.

Pero JiMin no acercó el plato para que le sirviera. Seguía demasiado aturdido con lo que acababa de pasar. Estaba completamente seguro de que nunca se lo había mencionado. Él también tenía buena memoria para recordar ciertos detalles. Y pensó en su manera de hablarle a veces, tan cercana, su capacidad para saber ciertas cosas de él, como su alergia al marisco, su propia sensación de resultarle familiar y se preguntó si quizás...




©KookTaeBabies

𝐋𝐨𝐯𝐞 𝐃𝐞𝐛𝐢𝐭 - 윤민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora