POV Narradora
—Muy bien novata. Como eres nueva por aquí, te daré unas cuantas indicaciones; debes seguirlas al pie de la letra, no estarás tratando con personas normales. Son monstruos feroces que intentarán arrancarte la piel cada que pueden. Además, no hagas contacto visual con ellos ¿Me entendiste? —Dijo un hombre azabache de parado firme, era el jefe del hospital; Akainu.
—¡Hai!— Exclamó una chica de cabello naranja, piel blanca y ojos cafés; llamada Nami. Traía puesta una camisa blanca desmangada, pantalones negros junto con una bata de doctor. Además, en su cuello reposaba un collar con una extraña forma, de color azul.
—Muy bien, no te separes de mi en lo más mínimo, pero tienes que aprenderte los pasillos por si algún enfermo se escapa.—
Nami sólo asintió mientras una gota de sudor bajaba por su frente. Akainu pareciera ser que hablaba de verdaderas bestias, pero a su vez, escuchaba un tono de odio y superioridad cada que mencionaba a los internados.
Al final, Nami le resto importancia a eso y siguió a su jefe tal y como le había dicho. Al cabo de unos segundos entraron a un pasillo largo con muchas puertas con números.
—Para poder tratar a un paciente tienes que saber que enfermedad es la que sufre, para así poder adecuar el lugar. Porque no vas a poner a alguien que sufre el síndrome de Pica en una habitación llena de cosas no comestibles. ¿Sabes reconocer los síndromes?—
—¡Si señor!—
—Pero claro que puedes, sino no estarías aquí. Bueno, este es el primer pasillo, aquí están los más "normalitos", por así decirlo. De ellos no tienes que preocuparte mucho, sólo hay un paciente en esta sala al que debes atender; Trafalgar D. Water Law. Él sufre de Hipocondría y cree que está enfermo, una vez lo encontraron automedicándose en su casa. Siempre le damos las pastillas dulces, pero por alguna razón no se puede controlar su Hipocondría. Se le tiene que dar una pastilla cada día, o si no comenzará a gritar diciendo que su corazón está por detenerse. Créeme que no querrás escuchar esos gritos, y peor a media noche.—
Nami sólo sudó frío ante eso, ese paciente sería un poco complicado. Akainu siguió caminando dejando unos segundos atrás a Nami, la cual reaccionó de inmediato ante la falta de presencia de su ahora jefe. Antes de pasar a otro pasillo, Nami vio de reojo la habitación del hipocondríaco y a un hombre de cabello negro y unas cuantas ojeras.
Desvió su mirada rápidamente, evitando hacer contacto visual con los pacientes, eso le habían dicho al principio. Pasaron al segundo pasillo y ahí habían jaulas enormes con barrotes muy gruesos de acero. En las jaulas se encontraban varios animales gruñéndose entre sí, y otros estaban dormidos.
—Esta es una sala de especímenes raros, son híbridos que el gobierno no pudo completar o simplemente fallaron. Sólo hay uno en especial del cual te vas a encargar. Es el cruce de un reno y un ser humano, el animal se cree un humano y exige cada que puede que lo dejen salir. A veces se pone agresivo y sólo tienes que lanzarle un tranquilizante.—
Akainu no dejó reaccionar a Nami cuando ya comenzaba a caminar al siguiente pasillo. La chica, por otro lado, se encontraba en claro shock ante lo que sus ojos miraban. ¿Por qué un hospital psiquiátrico tenía experimentos del Gobierno? Nuevamente, sacudió su cabeza e ignoró todo eso, luego lo procesaría.
Akainu, quien ya había llegado al tercer y último pasillo, se detuvo en frente de una gran puerta de metal con cadenas por todos lados. Nami se atemoriza un poco, ¿Por qué ponían cadenas en esa zona y no en la de los experimentos?
—Escucha novata, seguramente te estarás preguntando el por que hay cadenas aquí y no en la sala de los experimentos. Y la respuesta es sencilla, aquí hay personas con una enfermedad severa, son los más especiales del lugar. En la primera sala hay personas con las mismas enfermedades que los de aquí, pero en estos la enfermedad avanzó demasiado, es casi incurable. Es casi imposible que te toque este lugar, solo las más veteranas entran ¿Estás lista?—
—¡Si señor! ¡Estoy lista para cualquier cosa!—
—Bien.—
Akainu sacó unas llaves de su bolsillo y luego abrió el gran candado que unía las cadenas, las cuales cayeron al suelo haciendo un sonido potente. Ante ese sonido, varias voces comenzaron a escucharse desde el otro lugar.
Nami se puso un poco nerviosa, la mayoría de las voces se escuchaban muy agresivas a su parecer. El hombre abrió la puerta sin titubear y una gran ola de insultos lo recibió. Habían al rededor de 9 celdas en la sala.
—Vaya, vaya, pero sí es el jefe de mierda de este hospital de porquería.—Dijo un chico de unos 21 años de cabello verde y una mirada de psicópata.
—Semejante hijo de la gran puta, haré que ardas en el infierno. Me pregunto si el diablo te comería a la barbacoa o rostizado.—Dijo un chico de unos 19 años de piel oscura, cabello negro y una característica nariz larga. Tenía puesta una camisa de fuerza y estaba en una habitación de color blanco.
—Oh, eso suena delicioso Usopp, ¿Qué te parece si tú lo cocinas y yo me lo como?—Dijo un hombre de cabello verde y ojos rojos mientras se lamia los labios.
—No suena mal, me gustaría probar eso, ¡¡Pero cierto hombre hijo de las cien mil putas no me quita este bozal de mierda!!—Dijo un rubio con un bozal puesto, se notaba una mística ceja en forma de remolino.
—Chicos, por favor paren. Akainu-sama, solo máteme por favor. Únicamente quiero morir y nada más.—Dijo una chica de cabello oscuro y ojos color aqua mientras miraba con lágrimas al hombre.
—La única que quiere morir aquí soy yo, Robin.—Dijo una rubia mientras estaba sentada en un rincón de su celda, con las piernas juntas y lágrimas en sus ojos.—Mi vida no tiene sentido alguno.—
—Y volvemos con la misma mierda de "Mi vida no tiene sentido".—Dijo un peliazul con los brazos cruzados.
—¡¡Cállate Franky!!—Dijo la rubia con enojo.
—¿Hmm? Veo que traes a una nueva "amiga" contigo, Akainu.—Dijo un azabache encadenado de pies a cabeza.
—Hmp, Nami, estas son la mierda del hospital. Carrot; una chica con depresión alta. Robin; una suicida que no desiste nunca. Este es Brook, no habló ya que tiene el síndrome de cotard y cree que está muerto. Sanji; esquizofrénico con síndrome de pica severo. Zoro; psicópata y homicida en serie. Bartolomeo; caníbal. Franky; Hmmm, él... es especial. Usopp; pirómano extremo. Y por último Luffy, él es; Caníbal, homicida en serie, pirómano y suicida.—
Nami sólo se quedó sorprendida ante esas descripciones, pero se aterró al escuchar la de Luffy. Sin duda, él sería el que causaría más problemas en el hospital "Going Sunny".
Continuará...
ESTÁS LEYENDO
Hospital psiquiátrico (Cancelada) (Reescribiendo)
FanfictionPor las calles se habla sobre un famoso hospital de nombre "Going Sunny". ¿Por qué era tan famoso? Fácil, era un hospital lleno de enfermos con problemas mentales. En un mundo donde la piratería no existe, las akuma no mi son sólo leyendas para una...