𓂃la sorpresa.

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Era octubre. Las hojas habían caído de los árboles, las cuales se esparcían por el suelo.

—Iré a casa de Chile —dijo México—. Barreré todas las hojas que han caído sobre su césped. Chile se llevará una sorpresa —decía mientras sacaba un rastrillo del cobertizo de su jardín.

Chile se asomó a la ventana.

—Este revoltijo de hojas lo ha cubierto todo —bufó—. Sacaré el rastrillo del desván, correré a casa de México y barreré todas las hojas. De seguro Mex se pondrá muy contento.

México fue corriendo por el bosque para que Chile no lo viera.

Chile fue corriendo tras las hierbas altas para que México no lo viera.

El norteamericano llegó a la casa del chileno y miró por la ventana.

—Bien —dijo México—. Chile está afuera. Nunca sabrá quién barrió sus hojas.

El sudamericano llegó a la casa de del mexicano y miró por la ventana.

—Bien —dijo Chile—. México no está en casa. Nunca adivinará quién barrió sus hojas.

México trabajó muchísimo. Barrió todas las hojas haciendo un montón. En poco tiempo el césped de Chile quedó completamente limpio. Satisfecho de su trabajo, México recogió su rastrillo y se fue a casa.

Chile le dio al rastrillo de acá para allá. Barrió todas las hojas haciendo un montón. En poco tiempo no quedaba ni una sola hoja en el jardín de México. Orgulloso de su trabajo, Chile recogió su rastrillo y se fue a casa.

Inesperadamente se levantó el viento. Sopló removiendo todo. El montón de hojas que México había barrido para Chile, voló por todas partes. Mientras que el montón de hojas que Chile había barrido para México, también voló por todas partes.

Cuando México llegó a casa dijo:

—Mañana limpiaré las hojas que cubren todo mi césped. ¡Que sorpresa se habrá llevado Chile!

Cuando Chile llegó a casa dijo:

—Mañana me pondré a trabajar y barreré todas mis hojas. ¡Que sorpresa se habrá llevado México!

Esa noche, a la hora de apagar la luz para dormirse, México y Chile, los dos, se sentían tan felices...

Esa noche, a la hora de apagar la luz para dormirse, México y Chile, los dos, se sentían tan felices

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𝐔𝐍 𝐀𝐍̃𝐎 𝐄𝐍𝐓𝐄𝐑𝐎 ── mexchi. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora