+ extra.

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Estaba el par de amigos en la casa de chileno mientras jugaban con cartas. Algo que era muy cotidiano en sus vidas pero, a diferencia de los otros días, este tenía algo especial.

Era 14 de Febrero, donde se celebra San Valentín, que representa el día de los enamorados.

Y aunque muchos lo ven como el día del amor, hay otros que también lo ven como el día de la amistad. México era una de esas personas. Era por eso su visita a la casa del suramericano que, tristemente, no pudo darle ni un sólo regalo puesto que siempre se quejaba de que este día solo sirve para perder dinero de forma innecesaria.

—Y gané —indicó el mexicano dando por terminada la ronda por su victoria—. ¿Quieres jugar otra vez?

—Sí, por favor.

El del águila asintió con su cabeza y recogió todas las cartas para empezar a ordenarlas otra vez. Pero mientras revolvía, Chile lo quedó mirando un buen rato. Quería preguntarle algo pero no estaba del todo seguro. Al final optó por hacerlo.

—Mex —lo llamó—, ¿a ti nunca te ha gustado alguien?

Por esa repentina pregunta el mazo de cartas que tenía en mano se desparramo por todo el suelo. Si que lo había tomado por sorpresa.

Ante todo aún mantenía esa actitud serena que lo caracterizaba.

—Sí —afirmó mientras recogía el desorden—, sí me ha gustado alguien.

—Lo supuse. ¿Y cómo fue? ¿Acaso era un amor de verano? ¿Era linda?

—¿...Linda?

El mexicano se quedó mirando fijamente con su amigo que parecía no entender el porqué lo miraba así. ¿En serio no se ha dado cuenta? Creía que la pregunta inicial fue porque tenía sospechas de que estaba enamorado de él.

Al parecer sigue siendo el mismo Chile distraído de siempre.

Ahora tenía que buscar la forma de explicarle que ni siquiera le gustaban las mujeres.

«Linda» pensó nuevamente con algo de gracia. Chile estaba bien lejos de la realidad.

—¿Dije algo malo? —preguntó el de estrella.

—No, no.. Sólo estaba pensando.

—Perdón si te hace recordarla, debe ser triste estar lejos de la chica que te gusta.

El mexicano más concentrado en limpiar su desparramo, respondió sin pensar.

—De hecho está más cerca de lo que crees.

Chile se vio bastante sorprendido.

—¿Entonces por qué no estás con ella?

México ya no aguantaba, siempre permanecía tranquilo en cualquier situación pero esto le causaba tanta impotencia. No tenía fuerza ni la idea de cómo explicarle. En sus manos aplastó una de las cartas.

El chileno se asustó al ver esa pequeña carta aplastada en sus manos. Él solía hacer esas preguntas sobre su vida para que México le contase una de sus tantas historias. Chile adoraba escucharlo. No creía que esto le afectaría tanto.

—No me cuentes si no quieres —dijo nervioso—. Sigamos jugando.

El norteamericano lo observó detenidamente. Luego volvió a sonreír.

—Ven, te voy a contar pero acércate.

El más bajo por alguna razón se sentía inseguro por esa idea, pero de todos modos era su mejor amigo, no creía que le vaya hacer algo malo. Se acercó un poco.

—No tengas miedo —rió—, acércate un poco más.

Su contrario le hizo caso y se acercó un poco más.

Sintió como su mejilla fue suavemente acariciada por el más alto, no era nuevo, él solía ser así de cariñoso. Lo que le causaba extrañeza era en la forma que lo miraba, hacía que su corazón empezará a latir de forma más rápida. No entendía nada, ¿cuáles eran sus intenciones?

Tragó saliva nervioso. No veía a su amigo con intenciones de hablar, así que decidió hacerlo por cuenta propia.

—¿Sabes qué..? —susurró tímido mientras trataba de sacar algo de su bolsillo trasero— Te traje algo.

Cuando por fin pudo sacarlo, lo puso entre las dos caras que estaban alejadas por unos poco centímetros. Era una pequeña tarjeta que decía «Eres mi mejor amigo». Y era pequeña solamente de porte, pues era grande de significado para México.

Chile no le gustaba este día ya que, como antes se ha mencionado, es un día para perder dinero. Pero ahí estaba con un regalo para el mexicano. Se notaba tanto que estaba hecho a mano, tenía una linda letra cursiva de adulto, pero también tenía un dibujo de ellos dos que parecía hecho por un niño de siete años. Ni hablar del tierno detalle de ponerle brillitos a los lados.

—Sí está algo doblada es porque fue mala idea guardarla en el bolsillo..

El mexicano de un movimiento algo brusco lo acercó a él y lo abrazo con fuerza.

—Eres mejor que cualquier chica —dijo con tranquilidad—, por eso me gustas.

Al estar apoyados entre ellos por el abrazo, no podían verse el rostro. Un poco decepcionante para el más alto que sí deseaba ver la reacción de su contrario.

Sólo quedaba escuchar su respuesta.

—No quiero romper la linda amistad que tenemos.. —Chile se alejó un poco triste de él.

—Oh. No te preocupes, te entiendo.

—México, también me gustas. Pero me da miedo que cambie algo siendo pareja, ¿y si discutimos de cosas estúpidas? ¿si te cansas de mí? Me gusta nuestra relación amistosa porque me enamoré de ti siendo amigos y-

Detuvo su hablar al sentir un pequeño beso en la frente. Bajó la mirada avergonzado mientras sus mejillas se ruborizaban.

—Así que también gustas de mí —sonreía mientras empezaba a jugar con el cabello del chileno—, y eso es suficiente. Además, no por ser novios vamos a dejar de ser mejores amigos.

—¿Ah, no?

—Claro que no —rió para ahora sí darle el ansiado beso en sus labios.

Aunque ambos habían esperado tanto tiempo por esto, aunque hayan soñado con este momento tantas noches, aunque los dos querían expresar el fuerte sentimiento por el otro, el beso fue suave. Simplemente eran sus labios tocando las de su amado, adorando el contacto físico que nunca habían tenido pero ahora disfrutaban.

—Te amo demasiado —dijo al apenas separarse y empezar darles pequeños besitos por todo el rostro—. ¿Quieres que te prepare algo de comer?

—No sabes cuanto me gustaría —respondió con alegría.

Esto fue un extra creado por mí,no es parte de la obra original

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Esto fue un extra creado por mí,
no es parte de la obra original.

𝐔𝐍 𝐀𝐍̃𝐎 𝐄𝐍𝐓𝐄𝐑𝐎 ── mexchi. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora