Traveler. [One Shots | Genshin Impact]

Aventura 2: Tartaglia.

La idea principal de unas vacaciones, era simplemente descansar y pasarlo bien durante esos días de relajo, pero siempre y cuando se contara con el dinero suficiente para lograr el cometido; cosa que por supuesto, no tenías.

—¡Estas vacaciones no son vacaciones! —Se quejó Paimon.

Estaban entrando a Liyue, por un encargo especial. Como se les había agotado el dinero, decidiste por hacer una encomienda a Jean. No era muy difícil, solo era llevar una serie de documentos para algunos tratados entre ambas ciudades.

Caminaste por entre el puerto de Liyue revisando todas las diferentes cosas que se vendían ahí.

—¡Woah! Con solo ver ese pescado a Paimon se le abrió el apetito.

—Paimon, tú siempre tienes hambre.

Tu acompañante amurró su rostro y un "¡Hey!" salió de su boca. Reíste ante su forma de sobre-actuar.

—Mejor vayamos a dejar los documentos. Creo que podríamos dárselos a Ganyu.

Ambas fueron rumbo a las instalaciones centrales de Liyue, no esperarían más para completar la misión que les dio Jean.

Iban subiendo por la escaleras cerca de la farmacia bubu, donde luego pasarían para saludar a Qiqi.

—Vaya, no pensé verte justo aquí, Ojou-chan.

Su voz se te hizo familiar en el instante, miraste atrás de ti solo para presenciar una cabellera naranja subiendo hasta donde te encontrabas.

—¿No fue aquí donde nos conocimos? —preguntó acercándose hasta quedar frente a ti.

Lo miraste susceptible, Childe era un chico impredecible, un día podía estar riendo contigo y al siguiente estaría atacándote.

—Hey, Ojou-chan, no vengo a pelear, por ahora. —Se acercó más a ti, aunque Paimon se atravesó entre ustedes, lo que hizo que Childe dejara de caminar—. Escuché por ahí que una viajera de Mondstadt había regresado.

—¿Eso no es un poco...?

Te detuviste, no ibas a decirle que le parecía algo escalofriante que te estuviera buscando, aunque a la vez te invadía la alegría de saber que alguien estaba atento.

—¿A dónde vas, Ojou-chan?

Childe cambió el tema al verte algo desconcertada.

—No debería decirte.

—Vamos, somos amigos, ¿no? —Le diste mala cara a lo que dijo—. ¿Camaradas? —Arrugaste la nariz mientras desviabas la mirada—. ¿Conocidos? Jajajaja, si que estás a la defensiva. Está bien, tampoco tienes que decirme que irás a dejar una documentación importante de Mondstadt.

—¡Ya lo sabías! —gritó Paimon dejando sus brazos cruzados.

—Siempre debo conocer los pasos de mis contrincantes, ¿o no? —soltó una risa melodiosa—. Pero aunque así lo sea, la verdad solo pasé a saludar, no es común que nos encontremos.

Levantaste la ceja, además de dejar tus brazos en forma de jarra.

—Vengo en son de paz, no tengo intenciones de atacarlas.

—¿Qué puede asegurar que no nos hagas daño? —habló Paimon acusatoriamente. Asentiste a sus dichos.

—Las invito a comer.

—Paimon cree que está diciendo la verdad —dijo mientras se volteaba a verte. Suspiraste por la forma tan rápida de convencer a tu amiga voladora.

—Bueno —suspiró para luego darte una sonrisa—, no te presionaré, lo entiendo. Estaré cerca del muelle un tiempo más antes de volver a mis labores, búscame si aceptas mi cita.