IV

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Había pasado exactamente una semana desde que Diana había aceptado ir con ella a Japón, aunque últimamente no había logrado ver a la rubia como ya era costumbre

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Había pasado exactamente una semana desde que Diana había aceptado ir con ella a Japón, aunque últimamente no había logrado ver a la rubia como ya era costumbre. La Cavendish le dijo que antes de siquiera prepararse para el viaje a Japón, debía de arreglar algunos "problemas molestos" como les había nombrado la de ojos azules.

Por ésta razón, al parecer Diana se había ausentado la última semana de clases, prometiéndole a la nipona regresar para el cierre de año e ir juntas al viaje.

-¡Akko ya te he dicho por quinta vez que no he tenido noticias de Diana!-el gritó de Hanna resonó en el comedor, la castaña estaba que echaba humo por la boca. Aguantar a Akko unas horas era una cosa aceptable, pero tener que soportar a la chica graznando y preguntándole a cada minuto por si Diana le había dicho algo nuevo, era un infierno.

-¡Pero es imposible que Diana no te haya dicho nada desde hace una semana!-repeló la otra levantándose de la mesa por igual-¡Sospecho que tu me estás ocultando información valiosa!-acusó apuntándole con los palillos chinos que siempre llevaba al comedor.

-¡¿qué ganaría yo al hacer una cosa como esa?!-cuestionó una exasperada England, azotando la taza de té en la madera. Bárbara quien hasta ese momento había estado mirando desde lejos con tranquilidad, acostumbrada a las interminables riñas entre las dos chicas. Abrió los ojos con temor al presenciar el preciado té de su amiga volar y salpicar por toda la superficie.

Hanna podría gritar y pelear con Akko todo el día y en cierto modo ese era su manera de demostrar cariño... o al menos lo intentaba. Pero algo que Hanna nunca haría sería derramar su preciado té; ante esto Bárbara sintió verdadero terror y se apresuró para calmar a su amiga castaña.

-oh vamos chicas-intentó la pelinegra tanto como su nerviosismo se lo permitía, dejó salir una risa nerviosa, a la vez que pedía ayuda silenciosamente a Lotte, que le miraba igual o peor estado, casi parecía un chihuahua, alho lindo a los ojos de la inglesa pelinegra.

-Akko, cr-creo que es mejor que dejes de insistir tanto, si Hanna en verdad hubiera recibido algo de Diana te lo hubiera dicho-trató de calmar Lotte a la nipona, ignorando el  irónico "sí claro" que salió de la garganta de Hanna.

-supongo que tienes razón Lotte-aceptó la ojirubí dejándose caer en su asiento de nueva cuenta derrotada, Hanna estaba a punto de realizar su tan característica mueca victoriosa, cuando sintió el codazo y la mirada de advertencia de su compañera de cuarto.

La pelea había acabado sin un ganador.

Justo a un día de que empezaran las vacaciones, la rubia favorita de la academia se presentó de nueva cuenta, trayendo consigo las ya acostumbradas miradas de las estudiantes

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Justo a un día de que empezaran las vacaciones, la rubia favorita de la academia se presentó de nueva cuenta, trayendo consigo las ya acostumbradas miradas de las estudiantes.

-¡Diana!-exclamó Akko aproximándose con profunda emoción hacia la rubia, dejando su conversación con las demás chicas, quiénes con lástima por la rubia esperaron ver el cuerpo de Diana caer al suelo por el impulso de la nipona al lanzarse contra ella, sin embargo, no fue así.

A pesar de que Akko se había lanzado con tanta fuerza hacia la rubia, la otra ni se movió ni un centímetro aguantando el golpe de Kagari como si no fuera nada, esto sorprendió tanto a amigas como desconocidas.

Akko por su parte quedó anonada al sentir el cuerpo de Diana mucho más tonificado que cuándo se había ido, no sólo eso al mirar las manos de la inglesa pudo notar como éstas manos ya no pertenecían a alguien que nunca en su vida había realizado trabajos físicos como era digno de la nobleza, no ahora su piel era áspera y tenía algunos rasguños que sobresalían como un pulgar adolorido. Con curiosidad las manos de la castaña investigaron el cuerpo de la contraria, sorprendiéndose al ver que Diana ya no era esa niña delicada ni por creces, su musculatura había crecido y a la castaña sólo le hacia preguntarse la razón de todo esto y ¡¿cómo demonios había logrado obtener un cuerpo así en tan sólo una semana?!

-¿Akko?... Akko... ¡Akko!-el gritó le sacó de su ensoñación y con una notable vergüenza guió sus ojos hasta la más alta, todavía siendo resguardada por Diana entre sus brazos.

-¿Si?-devolvió la otro el un hilo de voz, a la vez que alargaba su sonrisa en un intento por parecer inocente.

-no me molesta para nada que me abraces, pero...¿no te parece que ya ha sido mucho tiempo?-cuestionó igual de cortés, para alivio de Akko al parecer sólo el físico de Diana había cambiado.

Espera ahora que se fijaba con más detalle en las facciones de la contraria, pudo notar leves cambios en su fisonomía. Su cabello estaba más largo que cuándo se fue, demasiado largo, su quijada parecía más afilada como si la chica dejara los quince y se aproximará a los 18 casi 19 años y luego estaban sus ojos; eso ojos azules.

Recuerda que la primera vez que los vio, los dos orbes le miraban con frialdad pero con una indescriptible curiosidad en el fondo. Luego pasaron de ser fríos como el hielo a tener respeto en ellos y un toque de admiración en el interior, hasta ese momento era capaz de leerlos perfectamente, para ella los ojos de Diana siempre mostraban si verdadero ser más allá de la estudiante predilecta de las maestras. Pero todo comenzó a cambiar desde el incidente del misil, cada vez que veía los ojos de Diana, sólo percibía un sin fin de emociones las cuales era incapaz de descifrar cada una de ellas en tan poco tiempo.

Ahora esos mismos misteriosos ojos se veían mucho más adultos, como si la inglesa hubiera visto algo que le había hecho crecer mentalmente mucho más de lo que ya había hecho; su madre solía llamarlo el paso de una joven a ser mujer. Ahora esos dos orbes azulados le atraían como un mosquito le atrae la luz, una luz que si no tenía cuidado se quemaría.

-Diana, ¿qué te ha pasado? Luces completamente diferente-habló la ojiroja sin contestar a la pregunta que le había hecho la rubia anteriormente.

-Tuve que lidiar con algunas cosas Akko, pero como puedes ver, ya estoy aquí.

-Tuve que lidiar con algunas cosas Akko, pero como puedes ver, ya estoy aquí

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Hi

Antes de que me peguen o me linchen, por favor sólo quiero su opinión.

¿Quieren saber la razón por la que Diana haya cambiado tanto en tan solo una semana?.

Si es así en el siguiente capítulo escribiré acerca de esto, antes del ya tan esperado viaje a Japón.

Diakko [Historia Principal]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora