AFGANISTÁN.
Donde Afganistán le encanta cantarle Rasputín a Pietro por ser ruso.
O
Donde Pietro le coquetea a Afganistán constantemente, haciendo que Stark estalle en celos.
Pietro Maximoff x femOC.
[Age of Ultron].
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ACTUALIDAD. año 2015.
Hay momentos en que tengo que acostarme a mirar el cielo porque noto que todo es, no sé, demasiado. Había pasado tanto tiempo encerrada en cuatro paredes que ahora veo el cielo y siento que es una bendicion. Y puedo jurar que durante una décima de segundo me siento libre. Y feliz. Inocente. Como un perro. O un alienígena. O un bebé.
Tony se había hecho cargo de mi durante los últimos tres años de mi vida... más bien, yo me hice cargo de el durante los últimos tres años de mi vida. Su novia, Pepper, siempre se apiadaba de mi cada vez que venía de visita, sabía muy bien como era Tony... y probablemente por eso no habían dado el próximo paso a la convivencia.
Igual no me quejaba. Tony era un buen tutor por más que el insistía en que nos veíamos de la misma edad.
—Mírala. Mírame. Mírala de nuevo, Potts. Ahora mírame. Somos prácticamente hermanos. ¡Tenemos la misma edad!
"Tu descubrimiento... tu responsabilidad" había dicho Nick Fury cuando Tony me presentó ante el llamándome mocosa malolienta.
Aunque fue mentira, termine siendo pasada de mano en mano de cada Vengador a excepción de Bruce Banner y Natasha Romanoff. Desde la granja de Clint y Laura en Misuri hasta Asgard y el padre de Thor, Odin; y para ser sincera, me esperaba más del dorado mundo terraplanista.
Pero allí fui capaz de controlar mucho mejor mis poderes, había una vieja leyenda sobre el Avatar reencarnado en algún humano que era capaz de mover tierra, causar incendios, ráfagas de viento y catastróficas inundaciones.
Yo no era nada de eso, todos los dones que tengo hoy en día salieron de una botella la cual me obligaron a tomar.
Tony Stark suspiro frustrado al ver el documento encriptado en algún idioma que pertenecía a Afganistán, se había estado esforzando durante semanas para dar con el paradero de los padres biológicos de la muchacha que vivía con el, pero parecía como si la tierra los hubiera tragado. No esperaba menos, luego de haber vendido a una niña a HYDRA el también lo hubiera hecho.
Eran las tres y cuarenta y cuatro cuando Afganistán en pijama observaba la espalda de Tony desde el umbral de su taller de investigaciones, a juzgar de como suspiraba y restregaba su rostro en sus manos, el hombre se lo notaba frustrado.
Lentamente la muchacha de 17 años camino hacia el hombre leyendo a la perfección el idioma persa que se posaba en una de las pantallas.
