Este capítulo trata sobre la historia de un chico llamado Jacinto, pero como el nombre es muy largo, a partir de este momento le llamaremos esternocléidomastoideo.
Iba por la calle el esternocléidomastoideo cuando de pronto se paró y dijo: Joder esternocléidomastoideo, eres un chico listo, valiente, alguien de los que ya no quedan, lees mucho, te gusta la opera, tocas siete instrumentos y todos ellos son de percusión y salieron de África, no te gusta Hitler, eres un puto rojo, eres un puto afrancesado, tu nivel de concentración es tan elevado que podrías masturbarte con una foto de porno lésbico entre la duquesa de Alba y Belén Esteban...
Esternocléidomastoideo sabía que era el puto amo.
- ¡Vamooos, soy el PUTO AMO! ¡Soy la puta polla, me las follo a todas!-
Esternocléidomastoideo era el amo. Todos los días se duchaba con el rocio de las ojas de su jardín que era recogido por sus esclavos. Era imparable, un puto dios. Si no llovía, no se duchaba, así que inventó un sistema para que todos los días lloviera, o por lo menos, se generara humedad.
Era tal su grandeza, que los de su pueblo crearon la estatua conmemorativa de esternocléidomastoideo.
El era el jefe, amo y señor de los maquinas, su novia tenía una talla de sujetador de 100.
Un día iba caminando por la calle.-¡Buenos días señor!- Exclamaban algunos. -¡Bonito día jefe!- Alegaban otros. Él como siempre decía: ¡Si es que soy el puto amo, me puedo follar a todas vuestras madres! -Sí señor.- Dijo uno de ellos
Su vida era perfecta, hasta que en ese momento, a Esternocléidomastoideo se le calló una farola en la cabeza y murió.
Muy bien chicos, ¿Qué nos enseña esta historia?
Está claro, Esternocléidomastoideo era el puto amo y que no nos acerquemos a las farolas.
Así es como termina la historia de Jacinto, el pisto estuvo presente en ella.
