Capítulo 13☀

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—¿Están seguras de querer faltar a clases? —Anthony, quien se encontraba recargado en una de las paredes del comedor, las miró con una ceja levantada, mientras que las cuatro jóvenes comían con tranquilidad sus desayunos.

Ninguna portaba el uniforme del instituto y seguían en pijama, por lo que suponían que sus intenciones eran más que claras, sin embargo, decidieron responder por cortesía la pregunta del castaño.

—Seguras —respondió Amy, mientras se servía un poco de jugo de naranja.

—Después de toda la información que recibimos ayer necesitamos un día para poder asimilar todo —secundó Samantha con tranquilidad, dejando que la de ojos azules le sirviera jugo también.

—Además, es viernes, por lo normal no hacemos gran cosa los viernes, por lo que no nos afectará demasiado si faltamos hoy —agregó Elizabeth con una pequeña sonrisa, para después llevarse a la boca su pan tostado con mermelada y darle una generosa mordida.

—Bien —se limitó a responder el mayor de los hermanos Brown, para después dejar caer su mochila al suelo y caminar hacia la mesa del comedor con claras intenciones de tomar asiento también.

Y como era de esperarse, sus amigos lo imitaron.

—¿Qué demonios hacen? —preguntó la de mirada almendrada con una ceja levantada, pero sin dejar de cortar sus panqueques.

—¿Qué crees que hacemos? —respondió con otra pregunta el pelinegro de ojos grises, mientras le quitaba su tenedor con el trozo de panqueques y se lo llevaba a la boca, a lo que Samantha frunció el ceño con disgusto—. Si ustedes no van clases, nosotros tampoco, ¿Qué sentido tiene ir, si no estarán ustedes? —habló de nuevo una vez que tragó la comida.

—En efecto, nuestro deber es estar donde ustedes estén —les recordó Matthew, mientras alargaba la mano hacia el plato de Amy para robarle una uva.

—¡Hey! —se quejó ésta.

—Además, necesitamos hablar con ustedes y explicarles con más detalles las cosas —esta vez quien habló fue el pelinegro de ojos oscuros, quien tomó asiento frente a la de ojos ámbar y comenzó a deshacerse el nudo de la corbata con lentitud y sin apartar la mirada de ella.

Elizabeth no pudo evitar comenzar a ponerse nerviosa por aquel gesto y la mirada que Iker le dirigía, a decir verdad, le encontraba excesivamente apuesto.

Pero eso era algo que no diría frente a todos, por lo que evitando su mirada la dirigió hacia el que parecía ser el más normal y racional de los gardyans presentes: Anthony Brown.

—¿Y el profesor Wilde? —preguntó la cobriza, esperando que aquel cambio de tema no resultase tan notorio para ocultar sus nervios, aunque por lo bajo escuchó como el pelinegro soltó una pequeña risa, por lo que intuyó que él sí lo había notado.

Las cuatro estaciones: La leyenda (Bilogía #CuatroEstaciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora