Poema a un viejo amor

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Y en la noche vuelvo a hablarte, a sentirte y escucharte, a soñar contigo. Llora mi prosa sin su dueño, la rosa marchita de mi ensueño.
Tus ojos marrones como dardos se me clavan y en mis sábanas, entre jirones, tu cuerpo con mi aliento acaba, pues profunda es la herida que cada noche tu fuego aviva y enorme la llama que tu ausencia en mi interior inflama.
Despunta el alba y vacía de ti despierta mi almohada.
Fría la cama, helada mi alma, que me pide como siempre vivir una vida disfrazada, de verdades ocultas que en mi interior gritan en silencio y cada noche soñando contigo se apagan.

Diario de un náufrago Donde viven las historias. Descúbrelo ahora