-No deberías estar aquí-replico molesto, agarrando con mas fuerzas sus armas. Gruño por lo bajo para luego suspirar y verme-¿En que estabas pensando?-guardo sus armas. Relajo su expresión y se acercó a mí.
Admire el brillo de sus ojos rubís. Vi que tenia rasguños en su rostro, supuse por la pelea que tuvo, me preguntaba si me dejaría curarlo nuevamente. Se detuvo cuando estuvo lo suficiente cerca, mirándome, esperando alguna respuesta valida de mi parte; me avergoncé ante su semblante y solo pude bajar la cabeza en muestra de arrepentimiento.
-Y-Yo...-hizo un ademan con su mano para que continuara-Vi un incendio y quise huir...pero caí en una de las cabezas de las criaturas y termine llegando aquí-mitad verdad y mitad mentira, quería ayudar, aunque no sabía cómo.
-Eres torpe-murmuro molesto-Los humanos son tan estúpidos-gruño nuevamente, guardo sus armas y tomo mi mano, fue brusco, pero no me lastimo.
Me sorprendí por su repentino acto, soltando un pequeño chillido. A el no le importo y siguió caminando. Salimos del lugar, caminaba rápido, tenia que trotar para poder seguir su ritmo. Entendía el porque se apresuraba pues temía que nos encontráramos algún monstruo y el estar conmigo sería un estorbo...
Al salir de los túneles de madera, vimos que la situación no era muy favorable para los enemigos. Los ángeles estaban controlando la situación, pero, si era un caos total. Pude ver como el ángel Pit vencía a tres enemigos a la vez con su arco, los demás guardias atacaban sin pena a los enemigos restantes. Observe al ángel oscuro quien no mostro expresión alguna. Seguimos caminando.
-¡Oye, Viridi!-ya estábamos lo suficientemente alejados de la pelea central. La voz del ángel oscuro resonó como un eco al cielo.
-¿Qué quieres?-pregunto molesta la Diosa Viridi, su voz se escuchó, pero no se vio su figura.
-Necesito que me dejes usar las alas por un momento-aun seguíamos tomados de la mano, pensar en ello me ponía nerviosa.
-¿Ah?, ¿acaso te retiras de la pelea?-hizo burla, a lo que el ángel oscuro cambio su semblante a uno molesto.
-Tengo algo que hacer, no te incumbe-me sorprendió con la altanería que le respondía a la Diosa, no pude evitar mirarlo con culpa, esperaba que no se metiera en alguna pelea por mí.
-Que valor para hablarme de esa manera-su tono se hizo más agresivo.
-Vamos Viridi, solo será por un momento-Un tercero se metió en la conversación, no podía verla, pero si reconocí su voz al instante. La Diosa Palutena nos había escuchado.
-Palutena, no te metas-luego de eso su voz se dejó de escuchar.
El ángel oscuro observo el cielo, esperando alguna respuesta, pero al ver que no lo conseguiría rechino los dientes. Miro la distancia del árbol y analizo su ambiente. Me soltó la mano para seguir pensando, al parecer si se metió en problemas.
-No...no te preocupes por mi yo-antes de seguir me miro molesto.
-No sabes como volverás, solo por un momento guarda silencio-acate su mandato, lo ultimo que deseaba era pelear con un ángel.
-¡BIEN!-la voz de Viridi resonó por todo el lugar, los demás peleadores se detuvieron por un momento para mirar al cielo.
Antes de que mi acompañante pudiera decir algo sus alas brillaron con su tono oscuro característico, su brillo me hipnotizo, los había visto volar muchas veces, pero no había podido contemplarlo con detalle. Recordé el tacto que tuve hace un tiempo con sus alas, eran suaves. Extendió sus alas y me tomo de ambas manos para comenzar a volar. Agarre fuertemente sus muñecas, sabía que me cuidaría, pero aún quedaba el miedo de caer.