III

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-¿Qué quieres?-pare en seco al escuchar su voz, baje mi cabeza. No sabía que responder. El, por en cambio no se había movido de su lugar.

-H-He...y-yo...-tartamudeaba torpemente, cruce mis manos de la vergüenza y movía mi cabeza de un lado a otro, en busca de una simple escusa. A lo que vi, una mancha roja en el ala derecha del Ángel, preocupándome y casi por inercia acercándome a él, lo suficiente como para poder tocarla.

Al sentir mi contacto, rápidamente se volteó, colocando su mano derecha detrás de su ala y con la izquierda agarraba su arma con la cual me apuntaba. Me aleje un poco por precaución, coloque mis manos enfrente suyo para dar a conocer que no tenía nada con que lastimarlo, como si me encontrara con un animal salvaje. Vi que se relajó un poco, ya que bajo su arma, así que intente acercarme un poco más el.

-Tranquilo, solo quiero ayudarte...-me acercaba cada vez más, el solo me miraba fijamente-¿Puedo ver tu herida?-el solo soltó un suspiro y casi por obligación se dio vuelta dándome la espalda, abrió un poco su ala derecha, dejándome ver su herida.

Toque con suma delicadeza su ala, la herida estaba abierta, no era un corte profundo, pero si no se curaba este podía infectarse y volverse algo peligroso. Vi por mí alrededor en busca de unas yerbas medicinales. Me movía por el sector recogiendo las plantas esenciales para la medicina mientras que el Ángel me miraba de una forma confusa. Una vez lista, lo utilice de ungüento en el ala, escuchando un quejido de dolor por parte de él.

-No te preocupes, con eso tu herida sanara-sonreí de forma satisfactoria pues mi conocimiento en la medicina siempre me fue útil. El Ángel intento ver su ala derecha moviéndose de un lado a otro, extendiéndolas y a mi parecer, sintiéndose mejor. Se acercó a mí, nuevamente mis mejillas se tornaron rojas.

-Gracias...-Declaro con cierto orgullo-No olvidare este gesto, humana-Esquivo su mirada, al parecer no le gustaba agradecer, al menos no con los humanos, ¿Sera lo mismo con los ángeles? sonreí nuevamente.

-Disculpa mi atrevimiento pero...- estire mi mano izquierda tocando su hombro, aleje mi mano en el momento que se giró a verme, quedamos frente a frente-¿Cómo te lastimaste?-Una mueca de disgusto se formó en sus labios y movió su cabeza a su lado derecho evitando contacto.

-Es un asunto el cual no puedo contarte-sus alas brillaron nuevamente, y una luz resplandeció a su alrededor, la ráfaga de viento se hizo más fuerte, ocasionando que las hojas del suelo, volaran formando un remolino alrededor de este sin decir algo este desapareció. Espero volver a ver a aquel ángel pues su presencia me calmaba y por alguna extraña razón mi corazón latía fuertemente al verlo.

Dark pit y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora