2.La carta

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Se oía el rumor, uno muy viejo...

Quizá desde el inicio de los tiempos de está universidad... quizá incluso mucho antes de eso.

Cualquier estudiante de la universidad del este, conocía el rumor en realidad. Y, aunque nadie hablaba sobre él, todo el mundo sabía de su existencia.

Un rumor, que vas a oír ahora, pero del que tienes prohibido volver hablar.







Frente a la torre más alta del campus norte (Esa, que se presume fue el primer edificio en ser construido hace ya años) hay una pequeña capilla de asfalto negro que está suspendida en un lago... Nunca abre sus puertas, siempre se mantienen cerradas aunque algunos de los estudiantes han jurado, han visto abrirse de vez en cuando.

Puertas, de las que nadie se atreve a pasar frente a ellas, puertas que grabadas sobre su piedra blanca y mohecida por el lago que la rodea, tienen grabadas dos hogueras y ardiendo sobre ellas, la figura de un cráneo.

Una figura que Débora estaba viendo en ese instante al recibir en sus manos el sobre negro y el sello, el símbolo de la caverna.

-¿Quién te dio esto?- Le preguntó a Enzo, su secretario y amigo desde el primer día en el que Débora había llegado, a este sitio. El chico rubio y con un poco de acné en el rostro, la miró preocupado sobre sus lentes.

-Estaba en el suelo de tu habitación.

Detrás de ella, todo su equipo de trabajo guardaba silencio. Era viernes primero de octubre y faltaban solo unas horas para que el nuevo presidente estudiantil, fuera revelado.

Débora tragó saliva.

El mito de "La Caverna" era sin duda, uno de los más populares de la universidad y sin embargo, era también uno de los más secretos entre sus estudiantes.

-¿Crees que sea una broma? - Le preguntó su secretario. Pero fuera o no una broma, sin duda el símbolo sobre él era tan impactante que hacía congelar la sangre de cualquiera.

Débora lo abrió de un costado, pero Enzo la detuvo antes de que sacará lo que había dentro.- ¿No deberías leerlo en privado?

Había ciertos mitos alrededor de el símbolo sobre la hoguera, se habían especulado muchas cosas sobre él, nadie a ciencia cierta sabía si estas eran o no ciertas, pues a nadie que conociera había visto algún indicio de que la "leyenda" fuera verdad, hasta claro hoy, que todo el mundo miraba con detenimiento mudo lo que parecía ser, la prueba existente de que todo lo que se oía entre los pasillos, era verdad.

Hay ciertas reglas que debes saber, no las oíste de mí. Después de todo, toda la información que obtendrás, opera en gran secreto y, la veracidad de estos datos son inciertos, pues los detalles sobre lo que te voy a contar son rumores de los mismos integrantes de lo que todo mundo conoce aquí como "La caverna" han contado en secreto.

Por un milésimo de cierto, hay dos mentiras en ellas pues, probablemente nada de los rumores o poco de ellos, son la verdad.

Si un día llega a ti un sobre negro a tu puerta y un sello con una hoguera se encuentra, sepas muy bien que tienes prohibido mostrar en público su contenido, pues eso sería una de las tantas razones por las que podrías perder la vida.

Si un día te encuentras este sobre, debes leer la carta frente a la torre norte en completa soledad pues los integrantes de lo que se cuenta, es la sociedad secreta de esta universidad, te estarán observando sigilosamente y si incumples está regla, probablemente tu cuerpo en el agua del lago se encuentre la mañana siguiente.

Tendrás que ir solo a este lugar y leer la carta en sumo silencio y después de leerla, simplemente debes quemarla en ese sitio, sin antes claro jurar que no le contarás a nadie, lo que leíste ahí.

Débora miró a su amigo en silencio y este asintió. Cuando la candidata a la presidencia se dio media vuelta, pudo notar los ojos fijos y aterrorizados sobre ella.

Débora no creía en estas cosas, sociedades secretas... leyendas o mitos.

Si es que "La caverna" existía realmente, se decía estaba repleta de la élite de la escuela, aunque eso nadie lo confirmaba, si es que este lugar existía probablemente sus miembros eran los mismos estudiantes inútiles que sabía, no estaban a su favor. No tenía tiempo para complacer a los niños ricos de esta universidad, así que metió el sobre en su abrigo e indicó a todos que irían al conteo de votos.

Después de todo, tenía una presidencia que ganar...

Las sombras del caso de Benjamín SalasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora