4. Ellie McGregor.

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-Capítulo 4. Ellie McGregor-

2 de diciembre del 2014.

- ¿Qué tal si vamos al otro escenario y más tarde los comparamos?

- Está bien -coincidió Thomas.

La casa era inmensa, pero lo que no se esperaban era encontrarse con unas escaleras de cristal suspendidas en el aire con un pasamano de color plata brillante. Los escalones, en sí, estaban bien sujetos contra la pared, pero cuando pasaron por encima de ellos, daban, en cierta manera, inestabilidad.

La planta de arriba era totalmente distinta al primer piso. Las paredes habían dejado el gris tormenta de las nubes, para tener un azul cielo clarito. Los cuadros abstractos sin sentido habían sido reemplazados por unas fotos enmarcadas de la familia. En ellas siempre aparecía la pequeña de la familia McGregor, Amber, con una sonrisa gigante casi más grande que su cara, y mostraba su dentadura imperfecta, ya que le faltaban algunos dientes. La familia parecía feliz en todas las fotos, continuamente sonriendo.

En una fotografía se encontraban padre e hija sentados en una mesa de madera en un acampado. Amber, estaba sobre la pierna del señor McGregor, con los brazos levantados intentando tocar la cara de su padre, que mostraba todos sus dientes a la cámara y con la mano que estaba más alejada del objetivo se encontraba haciendo cosquillas a su dulce hija. Todas las fotos eran parecidas a esa, siempre mostrando la familia unida que eran.

Supieron al momento la habitación donde se encontraba el cuerpo sin vida de Ellie McGregor, porque dentro de ella estaban los diez agentes que antes había echado Thomas, y los cuchicheos de estos se podían oír por toda la parte superior de la casa. Los dos jóvenes inspectores caminaron por el pasillo azul, dejando atrás las puertas cerradas de las otras habitaciones, incluida una que tenía pegadas las letras del nombre de Amber.

Thomas fue el primero en entrar en el cuarto del matrimonio haciéndose notar. No tuvo que decir ni una palabra para que las demás personas que molestaban su investigación, se diesen cuenta de que él se encontraba allí. Swallow que estaba detrás del fuerte cuerpo de su compañero, asomó su cabeza por encima del hombro de este intentando ver el panorama. Sin embargo, su gesto era parecido al que haría una niña pequeña -tímida- cuando tiene miedo de un desconocido y se esconde detrás del cuerpo de sus padres.

- ¿Por qué seguís todavía aquí? -preguntó Thomas con el ceño fruncido- ¡Venga! Tenéis que recoger el cuerpo de abajo.

En realidad, Thomas no tenía ningún derecho de mandar sobre los agentes que se encontraban en esa habitación, pero el miedo que causaba el joven cuando estaba enfadado era mayor que cualquier necesidad que ellos tuvieran. Thomas era el chico malo que habría en un patio de niños pequeños.

Los otros inspectores desalojaron el cuarto, en fila india, en un abrir y cerrar de ojos. Cuando el último que quedaba por salir de allí, pasó por delante de la pareja de compañeros, Thomas le agarró por la muñeca haciendo que este se quedase de frente a ellos dos.

El chico, no mucho más mayor que Thomas y de su misma altura, miró a Swallow con intriga. Sus ojos color caramelo brillaron por un momento, antes de fijarse en que el agarre de Thomas estaba ejerciendo más fuerza de la necesaria.

- ¿Dónde está el capitán?

- Hablando con la hija de la pareja en su habitación -dijo con un tono triste el hombre de cabello y ojos color caramelo.

Nada más que el chico respondió a la pregunta de Thomas, este entró en el cuarto, dejando completamente al descubierto a Swallow, que hizo una rápida sonrisa en señal de disculpa y se adentró con su compañero en la habitación.

Días de invierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora