RELATO 6 |El sexo es una locura|

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Capítulo 6: el sexo es una locura

Una bola de luz láser encandilaba la multitud, la orgía transcurría ruidosa e irreverente

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Una bola de luz láser encandilaba la multitud, la orgía transcurría ruidosa e irreverente. Caminó, abriéndose paso entre la gente desnuda, un policía aun uniformado escarbaba entre las piernas largas de una chica con implantes de tetas, culo y piel. En las esquinas divisaba la brutalidad de los tríos: hombre con mujeres, chico con chicos, mujer y mujeres, el deleite visual se extendía por toda la estancia. El club era todo lo que habían prometido y más, observó a un anciano montando a una universitaria —¿no había límites?— había visto en una de las habitaciones a una mujer con un caballo «¿cómo han subido a ese animal aquí?» pensó en voz alta.

—¿Cuál de los animales? —lo sorprendió una voz de mujer— ¿la gorda o el caballo?

Se volvió a verla con sobresalto.

—¿Qué hace que una persona quiera tener sexo con un animal? —entonó él con gesto de asco.

Ella sonrió con una mueca de incredulidad.

—¿Qué hace que alguien quiera tener sexo en primer lugar? —replicó ella antes de darse la vuelta e irse.

Alguna de las puertas de las habitantes ni siquiera estaban cerradas, la orgía le había parecido bastante impresionante pero lo que sucedía en aquel piso lo inquietaba profusamente.

Un hombre calvo acometía por el culo a una mujer que lo doblaba en edad, cuando pasó frente a la puerta, aquel hombre lo miró con ojos perversos. Había visto también a una pareja de chicos, dos jovencitos y él se preguntó si tenían la mayoría de edad. Pasó por donde una mujer tenía crucificado a un hombre muy viejo, los latigazos que le proporcionaba le dejaban marcas con hilos de sangre.

La noche anterior había discutido con su compañera de apartamento, debido a la cantidad de hombres diferentes que llevaba todos los días, sintió tanta amargura de los gemidos nocturnos, los gritos y el escandaloso chillido de la cama. Recordó también la noche que había pasado con ella, el tacto de su lengua cálida en su pene, la suavidad de sus tetas y la obscenidad de su vocabulario, aquella era una chica verdaderamente vulgar y pervertida, y eso le agradaba pese a los desfiles de hombres que frecuentaba.

—¿Necesitas una habitación? —lo detuvo un enano de cabello rubio.

—Una habitación —repitió él, confuso.

—Tienes cara de que te gustan los hombres ¿verdad? —señaló el gnomo con una risita chillona—. O quizás prefieras a los animales, tenemos caballos, toros, algunos elefantes entre una gran variedad de mamíferos.

—No quiero a un puto animal —le espetó con exaltación.

El hombrecillo se echó a reír.

—Las enanas lo chupan de maravilla aunque yo prefiero a las híbridas —lo hizo inclinarse para susurrarle—, en el sótano tenemos mujeres mitad animales, hombres con penes simbióticos que taladran muy hondo, te gusta eso ¿verdad?

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⏰ Última actualización: Feb 05, 2021 ⏰

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