8 letras [Gojo Satoru]

Primera Letra.

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La (C/c) miró a Satoru salir de su oficina, soltó un suspiro no totalmente preparada para lo que vendría y lo que tendría que hacer, miró a los lados asegurándose de que no hubiera muros en la costa y soltó otro suspiró al abrir la puerta, dejó el papel doblado en forma de mariposa en la mesa y miró al cuadro que estaba sobre el escritorio, y sonrió sin poder evitarlo más negó rápidamente saliendo del embrujo que le daba la sonrisa del chamán de hebras blanquecinas para así salir rápidamente de la oficina y correr lejos de está hasta chocar con el de hebras rubias haciendo que ambos cayeran al suelo.

—Nanami-san lo lamento no veía por donde iba. — se disculpó mientras tomaba la mano que el rubio le ofrecía para ayudarla a que se levantará, al hacerlo sacudio sus ropas y miro avergonzada al más alto.

—No te preocupes pero ten más cuidado la próxima. — expresó el rubio con las manos en sus bolsillos.

—¿Puedo invitarte algo de beber para que olvides lo ocurrido? Además es un forma para disculparme más adecuada. — explico y pidió la mujer (C/c) mirando al mas alto quien soltó un suspiro para luego asentir lentamente. — ¡Genial, entonces, vamos!— habló nerviosa mientras empezaba a caminar.

El rubio la siguió y desde lo lejos miraba el de hebras claras con un mal sabor de boca, soltó un suspiro y entró a su oficina, miró su escritorio y encontró una nota con forma de mariposa, ahí pensó: ¿A quién he visto haciendo origami? Tomó la mariposa y la desdobló con cuidado, leyó el contenido de esta y sonrió.

—La primera letra de este mensaje que me hace balbucear al siquiera pensar en tenerte frente y decirlo.

Con M: de me haces sentir mariposas en la panza al verte

De: una chica que solo puede suspirar al verte.
Para: el que se roba mis suspiros sin avisar .— releyó bajo con una sonrisa con su pulgar acarició suavemente la esquina del papel que tenía un pequeño dibujo de mariposa.

Guardo la nota en su escritorio y se sentó con ánimos suficientes para realizar su trabajo.

Por otro lado, en otro lugar, estaban sentados un rubio y una (C/c) platicando de cosas triviales, claro que la que más hablaba era la (C/c).

—Te gusta Satoru. — hablo mirándola fijamente el rubio, la chica casi se atraganta con su taza de té negro.

—¿C-cómo lo supiste?— pregunto con las mejillas rojizas y la respiración agitada apenas recuperada del ahogamiento.

—Has hablado de él desde hace rato y se nota como tus mejillas se ponen levemente rojas y te brillas los ojos. — explicó el rubio llevando su taza de café a la altura de sus labios para luego tomar un poco de está.

—¿En serio?— pregunto la (C/c) con las manos en sus mejillas.

—Bueno, solo un tonto no se daría cuenta.— hablo el rubio tomando un trozo de su panqué de arándanos para luego llevarlo a la altura de boca. — Sí, ese tonto es Satoru.— hablo para luego meter el trozo de panqué a su boca y empezar a comerlo.

La chica (C/c) soltó un suspiro y volvió a tomar de su té, para ella no hacía falta decirle al rubio que guardara su secreto —que pronto dejaría de serlo.— porque sabía que lo haría porque no era su problema.

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Aquí tenemos el segundo capítulo de esta corta pero linda historia, espero les este gustando, tanto como a mí escribirla.
Con esto dicho: ¡Gracias por leer!
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