🟢 Hello, my Alíen.

•04•

—¡Jimin!—gritó su madre desde su habitación mientras terminaba de arreglar su cabello—¡Jimin, se hará tarde!

Volvió a gritar aún sin recibir respuesta.
Enojada, caminó por el pasillo que conducía hasta la habitación de su hijo  y abrió la puerta del cuarto con brusquedad.

—¡Park Jimin, he dich...—pero se detuvo al notar que esté estaba completamente vacío, pero aún más sorprendente era, que su cama estaba tendida.

¿Cuándo salió de casa? Se preguntó.

—¡Ahhhhhh!—gritó haciendo que el rubio le tapara la boca inmediatamente.

—¡Cállate!—susurró mirando hacía la ventana, aquella por donde recién habían escapado —Mi madre va a escucharnos—dijo aún en voz baja destapando su boca con lentitud.

—Mis ojos se derriten—soltó ahogando un grito.

—¿Qué?—lo miró confundido.

—El sol—dijo apenas audible—Es muy fuerte el día de hoy y mi vista aún no se acostumbra.

El rubio pensó un momento y después giró en busca de algo revolviendo todos los útiles en la mochila.

—Espera, puedes ponerte esto—mencionó sacando algo de ella.

—¿Qué es esto?—dijo por fin abriendo los ojos y admirado todo el lugar.

—Son gafas para sol—respondió como si fuese demasiado obvio para el alíen.

—Qué maravilloso artefacto es esté—dijo sintiéndose emocionado—Puedo ver todo más oscuro.

—Andando—soltó tomándolo de la mochila.

—Muy bien, ¿Deberíamos pedir una beca por promedio? O ¿Trabajar y pagar colegiatura?—preguntaba el chico caminando con el extraterrestre a un lado—Aunque, aún si trabajara, no lograría pagar ni tú almuerzo.

—Esto está algo ajustado—exclamó el pelirrojo acomodándose los pantalones. Había ignorado todo lo que el humano había dicho.

—Eso es porque ese uniforme es del año pasado—se defendió—Da gracias al cielo que no lo tiré.

Disminuyendo su paso, el pelirrojo divago por todos lados y su entrecejo no pudo evitar fruncirse al ver a varios hombres vestidos diferente al resto de los demás. Pues estos, poseían uniformes color azul marino, mientras el uniforme que él y su amigo humano llevaban puesto era de un color guinda.

—¿Quienes son ellos?—preguntó mirando a todas la personas frente al instituto.

—Son policías Hobi, deben estar buscándote—respondió con algo de nerviosismo

—¿Qué es ser un policía?—cuestiono con la curiosidad invadiéndole.

—Son personas encargadas del orden público, la seguridad y cumplimiento de leyes, o eso es lo que dicen—explicó comenzando a sentirse nervioso—Actúa natural y camina.

Dijo poniéndose el gorro de la sudadera, y antes de poder dar el siguiente pasó...

—¡Joven Park!—exclamó la directora llamándolo a lo lejos.

¡Rayos!

—Espérame aquí—le susurró al pelirrojo.

Sin protestar, el chico se acercó con paso lento a ella y a los dos oficiales de policía que estaban al frente suyo.

—¿Sucede algo?—preguntó tratando de parecer lo más indiferente posible, no podía delatarlo, no podía dejar que notaran su nerviosismo.

Necesitaba tener confianza y luego transmitirla.

—Los oficiales aquí presentes, quieren tu testimonio—contestó con esa seriedad que siempre la caracterizaba—Verás, el techo de la biblioteca está completamente destruido, y de acuerdo con lo dicho por el bibliotecario, tú fuiste el último que estaba ahí, ¿Viste algo?

Trago en seco. ¡Viejito chismoso!
Sus manos comenzaron a temblar, así que las metió a sus bolsillos. Empezaba a sentir las gotas de sudor frió saliendo de sus poros, necesitaba tranquilizarse. ¡Pero ya!

—¡¿La biblioteca fue destruida!?—exclamó haciéndose el sorprendido.

—Park—soltó la directora mirándolo con los ojos entrecerrados.

—No—respondió con voz queda—En realidad, cuando salí de la biblioteca, él techó aún estaba intacto, esperé...¿Quiere decir que mi castigo...

Su voz salió lo más normal posible, así que no tenían porqué sospechar de él.

—Así es, te salvaste por esta ocasión—le respondió y el rubio no pudo estar más satisfecho.

—¿Quién es el chico? Viene contigo, ¿No es así?—preguntó uno de los oficiales—¿Pertenece a esta escuela?

—En realidad—contestó la directora—Ese chico no...

—Precisamente me acompaña hoy por eso—interrumpió el rubio—Es...

¿Qué excusa pretendía usar? No había pensado en una respuesta cuando le preguntaran de aquello.
Claramente no podía decir "Es un chico que calló del cielo, destruyó todo al no saber aterrizar, culpable de la clausura de la biblioteca, el cuál probablemente posee poderes sobrenaturales y está aquí para poder salvar a su planeta"
¡Por supuesto que no!

—Es el hijo de una amiga, de una amiga de mi mamá—respondió.

Lo sé.
Realmente patético.

—¿Entonces...

—Recién se cambiaron de casa, así que vino hoy a inscribirse—respondió mordiendo su labio inferior—De hecho, mando una solicitud ayer por la tarde.

—Muy bien—interrumpió uno de los oficiales—Puede retirarse antes de que sus clases comiencen, es todo lo que necesitábamos saber.

—Espérenme en la oficina—dijo esta vez la directora.

Eso había estado cerca.
Con el nerviosismo apenas liberándose de él, volvió a acercarse al extraterrestre.

—Entremos, necesitamos conseguir tus papeles.

El otro no protesto nada, simplemente se limito a seguirle el paso. Ambos entraron a la institución, el rubio lo condujo por el pasillo principal y luego dio vuelta a la izquierda, topándose de espaldas, a alguien que reconociera en cualquier parte.

—¡Tae!—le llamo haciéndolo girar. Luego se acerco.

—Aquí—habló el castaño entregándoles un folder color beige—A partir de hoy, su nombre es Jung Hoseok, un estudiante de dieciséis años con un buen promedio académico, lo suficiente para poder solicitar una beca aquí. De igual manera, estudia y aprende los datos para que no sea sospechoso.

—¡Wow Tae!—mencionó Jimin sorprendido al hojear cada uno de los documentos—Te debo una, puedes pedirme lo que quieras, cuando quieras.

—Bueno...—se mostró pensativo—Una explicación me basta.

—¿Eh?

—Si, ¿Quién es el? Y ¿Por qué está cambiando su identidad?—lo miró serio—¿Qué ocultas? ¿En que estás metido esta vez, Park Jimin?

Recién se había salvado de los policías.
Pero al parecer, no iba a poder salvarse de Kim Taehyung.