𝑭𝒊𝒗𝒆

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Evangeline Lumière

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Evangeline Lumière.

Después de clases Rosalie y yo nos quedamos hablando hasta que todos salieron.

—Entonces, ¿Me estás diciendo que viviste en Miami durante años y jamás fuiste a la playa? — pregunto un poco indignada. — ¿Es eso posible? — hablo sin creerlo.

—Si, bueno... — empecé a guardar mis cosas. — No solía salir mucho así que no conozco casi nada de Miami. — hable honestamente.

—Wow, vivir tanto tiempo en un lugar y no conocer nada de el es...— se quedó callada unos segundos. — Sorprende.

—¿Que te puedo decir? — le sonreí un poco. — Soy fanática de quedarme en casa.

—Si, eso lo veo. — sonrió un poco, pero borró la sonrisa cuando Eric pareció frente a nosotras. — Adiós, Eva— se despidió con la mano y se fue.

—Hola, Eric. — salude con una pequeña sonrisa.

—¿Que tal tu clase? — pregunto sonriendo. — Veo que bastante bien. — dijo viendo hacia donde se fue Rosali.

—¿Ah? — pregunte sin entender. — Ah, sí. — conteste. — Bastante bien de hecho, Rosalie me ayudo con matemáticas. — ambos empezamos a caminar. — Y, ¿qué tal tu clase?

—Bastante bien. — respondió rápidamente. — Aunque Jessica no es la mejor compañera para hacer un trabajo de filosofía. — dijo viendo mi horario. — Ahora tienes educación física. — comento. — La profesora Shirley no pudo venir así que tienes que compartir clase con el grupo de la profesora Durand. — me aclaro devolviéndome el horario. — Después de esto te toca geometría que está en ese salón. — dijo apuntando hacia una puerta a unos metros de donde estábamos.

—Muchas gracias, Eric. — le sonreí. — Eres un ángel.— él sonrió y yo entre al gimnasio donde vi a una señora de pelo castaño, ojos grises y vestida de una manera deportiva. — ¿Profesora Durand? — pregunte una vez me acerque.

—Esa soy yo. — respondió. — Tu debes ser Evangeline Lumière, ¿No? — yo solo asentí ante su pregunta. — Bien, ve a cambiarse hoy trataremos un poco. — dicho esto toco un silbato tan fuerte que hizo me tuve que tapar los oídos.— ¿Qué esperas? ¡A cambiarse! — señaló el vestidor de mujeres.

"Gracias por dejarme sorda."

Me encaminé directo a mi casillero donde guardaba toda mi ropa y esperé a que estuviera un poco más vacío para poder cambiarme sin que me miraran. Estuve esperando unos 5 minutos hasta que ya solo quedaban 4 chicas más y yo.

—¿No te gusta cambiarte frente a las personas? — una chica de cabello castaño y corto, ojos de un color dorado un poco apagado, bastante pálida y con una sonrisa un poco escalofriante se me acercó. — Soy Alice, Alice Cullen. — me tendió la mano con una sonrisa, pero no la tomé. — ¿Sucede algo? — pregunto bajando su mano un poco decepcionada de que no la haya tomado.

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