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Capitulo cuatro: ¡Duelo de espadas!

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Capitulo cuatro: ¡Duelo de espadas!.

-Últimamente has estado más cascarrabias que de costumbre- comentaba Hoseok mientras tranquilamente se observaba las uñas.

Una malas palabras quedaron atascadas en la boca del felino.

-¿Sabes? Aunque haya pasado una semana, todavía se me hace increíble pensar que todo ese tiempo estuviste bailando junto al flautista- El pelirojo río con pizcas de nervios, es decir, había sido peligroso- ¡Oye! Ya deja esa cara de gato empapado- rodó los orbes- ya sé que te sientes indignado por haber sido burlado de esa forma y bla, bla, bla, ¡Supéralo, hombre!.

Yoongi volteó a él, dándole una mirada que lo dejo en un silencio de muerte- No ayudas, Hoseok.

-umh... Pues lo siento- el mosquetero menor puchereo bajando la mirada- Mejor cambiemos de tema, ¿Has visto al comprometido del principe? Él es un muy buen mozo y...

Pero Yoongi dejó de oírlo y con el ceño totalmente arrugado, siguió con su mirada a un agraciado felino blanco de manchas café, cargando una bolsa de tela con cuerdas entre sus pequeños dientes.

¿Qué?.

-Creo que se incómodó cuando dije que el príncipe Jungkook es guapo, ¿Crees que fue muy atrevido de mi parte?- frunció los labios- oye, ¿Me estás escuchando?

-Nos vemos luego Hoseok- habló para luego alejarse, sin voltear a mirarlo.

-¿Qué? Yoongi, ¡¿A dónde vas?!- gritó, pero ya era tarde, el mitad felino ya se estaba alejando y hacia oídos sordos, y el pelirrojo se deshizo en un suspiro- ¿Por qué tengo amigos tan raros?.

Mientras, el castaño seguía sigiloso al minino, que de hecho, ignoraba completamente su presencia.

Aquella sensación extraña iba en aumento conforme avanzaba en sus pasos, ¿Desde cuándo habían gatos cargando bolsas por las calles, y por qué nadie le daba atención a aquel poco común suceso?.

Pero se detuvo en seco apenas observó como el felino se dirigía a un olvidado pasillo, lleno de basura y aromas bizarros que disgustaban  a su sensible sentido del olfato.

Sus orejas tricolor se ocultaron entre sus claros cabellos castaños, tomando una postura sigilosa, algunos ruidos llegaban a él, y para nada pertenecían al gatito.

Por un momento se maldijo a si mismo, ¿Quién en su sano juicio seguía a un gato, para acabar en una zona casi fantasma, dónde probablemente se resguardarban maleantes?. Pero no importaba, después de todo, él podía defenderse.

Asomándo los ojitos al callejón sin salida, y la impresión no pudo con él.

Esa cabellera rubia...

El minino se acercaba a un chico de cabeza gacha y piernas flexionadas hacia él, acariciando su bonita y suave cabeza blanca mientras el felino dejaba aquella bolsa de tela en la palma de sus manos.

I Don't Like You! [JS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora