Ciel Phantomhive

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Personaje: Ciel Phantomhive

Anime: Kuroshitsuji / Black Butler

No hay spoilers del manga.

Imagen sacada de: https://images-wixmp-ed30a86b8c4ca887773594c2.wixmp.com/f/ea3fe52c-974c-4129-a696-0b7f0cebe14f/dbz5aby-878eefcf-53f3-42c9-98ee-bfe3beecd5a4.jpg?token=eyJ0eXAiOiJKV1QiLCJhbGciOiJIUzI1NiJ9.eyJzdWIiOiJ1cm46YXBwOiIsImlzcyI6InVybjphcHA6Iiwib2JqIjpbW3sicGF0aCI6IlwvZlwvZWEzZmU1MmMtOTc0Yy00MTI5LWE2OTYtMGI3ZjBjZWJlMTRmXC9kYno1YWJ5LTg3OGVlZmNmLTUzZjMtNDJjOS05OGVlLWJmZTNiZWVjZDVhNC5qcGcifV1dLCJhdWQiOlsidXJuOnNlcnZpY2U6ZmlsZS5kb3dubG9hZCJdfQ.LZlfMtod34mSBPpE9I0fCXF-87iWzeO09YGd9AxuVbc


(T/n) = Tu nombre

(T/a) = Tu apellido

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"La reina lo ordena"

Primera parte

Si la reina lo ordena, se debe hacer. Es lo que pensaba el conde Phantomhive. Otro caso más. No hay problema. Será como los demás. Se tuvo que haber mordido la lengua.

Se sospechaba que unos paquetes peligrosos llegarían a Londres las siguientes semanas. Se calculaba que serían, a lo mucho, diez paquetes y que serían llevados a una pastelería en el centro de la ciudad. No iba a ser un trabajo sencillo, pero nada del otro mundo. Eso creía el conde.

...

El conde se encontraba esperando afuera de la pastelería La Flor Francesa. Su mayordomo tardaba demasiado en comprar esos pasteles y eso le molestaba. Se estaba congelando afuera, pero era lo bastante terco como para no entrar. No deseaba ver a un cliente recurrente de ese lugar. Era un chico de su misma edad y de rostro afable. Habían hablado antes, sin embargo, el ambiente entre ambos era tenso... o por lo menos para el conde Phantomhive.

Todas las veces que iba a esa pastelería, por el caso claramente, se encontraba con ese joven. Recordaba esa sonrisa que le brindaba cada vez que le veía. Provocaba una extraña sensación en él, nervios quizá.

...

Ciel se atrevió a hablarle la tercera vez que fue a la pastelería. El joven se encontraba sentado en la mesa del fondo, tomando una pequeña taza de café. El conde no paraba de verlo y, en un acto de valentía, se dirigió hacia esa mesa, tomó asiento y le habló.

—Buenos días...

—Buenos días, conde Phantomhive.

—¿Me conoce?

—La pregunta sería quién no lo conoce. Me tomé la libertad de investigarlo un poco—comentó con simpleza, tomando un sorbo de café—. Soy el conde (T/A), por cierto.

—¿Qué tipo de información encontró?

El conde Phantomhive lo miró interesado. Encontró algo peculiar en el otro conde. No sabía qué era. El conde (T/a) soltó una carcajada.

—No debería preocuparse por eso —comentó, restándole importancia—. No encontré nada malo, se lo prometo.

—Sigue sin responder mi pregunta —dijo con su típico rostro serio.

Phantomhive quería sonar menos seco, pero no lo lograba. Se sentía nervioso.

—Ah... Nada en especial. Solo sé sobre las jugueterías y su trabajo junto a la reina —al mencionarla, (T/A) pareció tensarse ligeramente y su mirada cambió.

—Discúlpeme, no quería sonar insolente.

El conde Phantomhive se estaba disculpando. ¿Qué le estaba pasando? A él no le interesaban los sentimientos de los demás, sin embargo, allí estaba él, preocupándose por un total desconocido.

—Cambiando de tema. ¿Desea comer algo? No ha pedido nada desde que llegó.

Intentó negarse, pero al final aceptó. Un mesero llegó segundos después de notar la mano levantada del conde (T/a). Preguntó cuáles eran sus pedidos y se retiró al saberlos. No tardó demasiado tiempo en volver junto a los postres: una porción de Mil Hojas con Compota de Fresas, una clásica Crepa con Mermelada de Guayaba y una porción de Macarrones de Chocolate. Una delicia a los ojos de cualquiera.

—Disculpe, joven, creo que se ha equivocado —comentó el conde (T/a) con timidez—. Eh... Nosotros no hemos pedido la porción de Macarrones.

—No se preocupe. Es cortesía de la casa.

A ambos condes les apareció un resplandor en los ojos.

—Ah... Muchas gracias.

El conde (T/a) quedó con una sonrisa en el rostro.

Cuando el camarero se retiró, ambos condes empezaron a comer los dulces y, al terminarlos, volvieron a hablar.

—Y usted, señor (T/a)...

—Por favor llámame (T/n).

Ante tal petición, apareció un ligero rubor en las mejillas del conde Phantomhive.

—Bueno... (T/n), ¿de dónde viene? Su acento es diferente.

—Ah, sí. Vengo de Francia.

—¿Y por qué está aquí? No es común encontrarse con franceses en Londres.

—Habrá un baile de caridad en menos de dos semanas por lo que...—comentó desganado—. Bueno... tendré que ir.

—Y no le gustan los bailes, ¿verdad?

—No son lo mío. Mayormente se hacen incómodos al pasar las horas.

Extrañamente, el conde Phantomhive también fue invitado a ese baile, pero al contrario de (T/n), él no iba a ir... O podría cambiar de opinión,

—Yo también voy a ir al baile.

—Entonces lo veré allí, conde Phantomhive.

—Llámame Ciel.

...

Ambos jóvenes eran observados por el mayordomo de los Phantomhive, quien sostenía una caja llena de postres. Santo cielo, había pagado por gusto. Sin contar el sentimiento de molestia, sintió algo más: sorpresa. Su joven amo comía junto a otro conde de su misma edad y no lo hacía porque necesitaba algo a cambio.

One-Shots (Male!Character x Male!Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora