Siento mucho frío y estoy totalmente entumida. Abro los ojos pero no puedo ver nada, intento moverme pero algo me lo impide: Unos fuertes brazos a mi alrededor. Me siento aturdida y demasiado cansada… recuerdo vagamente haber llorado, y de repente recuerdo que fue porque maté a mamá. Me entran ganas de llorar otra vez.
-¿Estás despierta? –susurra Brent. Ya recuerdo que fue él a quien me aferré-.
-Tengo frío-digo con una voz lastimada-.
No me responde, pero de repente siento un calor que me rodea. Algo suave toca la piel desnuda de mis brazos y piernas, es demasiado acogedor. Se siente demasiado bien.
-¿Está mejor?- acaricia mi helada mejilla-.
-Gracias- susurro-.
-Duerme-acaricia mi cabello un par de veces-.
-¿Con qué me cubriste?-.
-Con mis alas-.
¿Qué? ¡Vaya! Si no estuviera tan destruida emocionalmente, estaría feliz. Un ángel encantador me tiene entre sus brazos y envuelta en sus hermosas y tibias alas. Pero aún así me siento sucia, como una basura… y lo peor de todo es que sí lo soy.
Me despierto luego de no sé cuánto tiempo y sigo tibia. Porque Brent sigue cubriéndome. Estamos sólo él y yo en el pequeño capullo.
-¿Cómo estás? – Pregunta un poco inseguro-.
No puedo responderle… pero creo que lo entiende, porque en lugar de insistir, me deja que descanse mi cabeza en su pecho.
-¿Qué hora es? –pregunto-.
-Quizá las diez u once…-.
-Necesito ir a mi casa –digo de repente-.
-¿Qué?-.
-Necesito ver a mamá… su cuerpo. Seguro que la dejaron ahí-.
-No es necesario que vayas, puedes quedarte con Sivart y yo me encargaré de todo-.
-¡No! No es tu madre, es la mía. ¡Y fui yo quien la mató! Lo menos que merece es que vaya y la vea a la cara– En cuanto lo digo las lágrimas vienen a mí- lo mínimo que puedo hacer por ella, es darle un lugar digno en dónde descansar-susurro y limpio mis mejillas-.
-De acuerdo, pero no llores. Me mata verte llorar. Vamos a ir, pero debes saber que es muy probable que ellos sigan ahí… y vas a correr un gran peligro-.
-No me importa… -digo. Y es verdad- necesito verla-.
-Entonces vamos-.
Comienza a apartar sus alas de mí hasta que quedan tras él nuevamente, me pone de pie y luego se levanta él. Me arden los ojos y veo borroso. Seguimos en el cuartito del túnel y Sivart está en el rincón más alejado viéndonos fijamente. Nunca lo había visto tan preocupado como ahora.
“¿Estás bien?” – es su voz. Pero su boca no se ha movido. Lo miro alarmada aún al lado de Brent-.
-¿Estás bien? – Ahora sí que lo dijo-.
También con él me abstengo de responder.
-Voy a llevarla a su casa-.
-No-dice rotundamente-.
-No es una pregunta- me enfrento a él. Estoy harta de que sea tan protector- quiero ver a mamá por última vez-.
-Yo no voy a negárselo Sivart-.
-Tú cállate –sisea- ¿a caso no piensas? Ellos pueden estar ahí-.
-Vamos a arriesgarnos-.
-¡No! No lo harán, si siguen ahí y nos atrapan, lo que hiciste ayer sería sólo un desperdicio-.
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El Ángel sustituto.
ParanormalKimbra lleva una vida normal, al menos hasta un punto dentro de lo aceptable. Su padre murió cuando era pequeña y desde entonces se educa a sí misma a falta de una madre sobria y responsable, a pesar de eso ella va a clases y se divierte a su maner...