Era otro “gran día”, tenía que ir a clases y la verdad es que la escuela jamás me gustó. Tomé mi mochila y busqué a mamá, no estaba en su desordenada habitación (sé que suena patético pero ella es más desordenada y loca de lo que llegaré a ser jamás) bajo la escalera y la encuentro tirada sobre el sillón, por supuesto que está borracha y semidesnuda bajo el cuerpo de un hombre <<qué raro>>.
-¡mamá!-chillo al ver que el tipo lame su cuello deliberadamente-.
-ohh… ho-la, cariññño…-dice tontamente- este es Jude, nos iremos junt-hipa-juntos.
Siempre me amenaza con lo mismo, que se irá de la casa con algún tipo y que no volverá, el problema es que sus parejas siempre son hombres ebrios y normalmente no le dan ni su nombre real. Tienen sexo y después la abandonan, ya es una rutina. Cuando era más pequeña me daba miedo…ahora simplemente lo ignoro.
- Oh, ¿sí? ¿a dónde?-digo mientras tomo un poco de leche en un vaso-.
- No voy a decirrrrte… no quiero que me encuen-tresss… y me sigggas-.
- Ah, vale..-me dirijo a la puerta y la azoto tras de mí, a veces simplemente no puedo-.
Avanzando por la calle hago una rabieta mental porque no lavé mis dientes y eso es asqueroso ¡y es culpa de mamá! , me detengo para sacar un chicle de mi mochila (aunque siendo sincera no es como que le hablaré a mucha gente, la verdad es que no le hablo a casi nadie) reviso y no puedo encontrar el maldito paquete. Se me cae la mochila y cuando bufo y me agacho para recogerla un escalofrío recorre mi espina dorsal salvajemente ¡carajo!. Me levanto de prisa y automáticamente busco a mi alrededor… no hay nadie.
Me recoloco la mochila y camino a prisa hasta llegar al salón y sentarme en mi lugar, que día tan extraño…
Durante todas las clases no hablo con nadie excepto el intendente para decirme que no puedo quedarme dentro del baño durante todo el receso ¡ni que estorbara tanto!
Por fin luego de una eternidad llego a casa, un poco alterada porque sentí de nuevo ese extraño escalofrío mientras volvía… la sensación de que alguien me sigue.
La verdad es que desde que murió papá sentí una presencia conmigo que me perturbó al principio, pero después di por sentado que era mi papá que me cuidaba y me acostumbré a ello. Pero esta sensación es, diferente….
Voy al refrigerador buscando algo rico para comer y me topo con una barra de mantequilla a medio comer y un yogurt con una capa verde de alguna cosa extraña encima, voy a la alacena y abro una lata de atún…peor es nada.
Luego de comer hago un poco de tarea y después enciendo la televisión, alguien toca a la puerta.
-Hola Kimbra.
-Hola Fer ¿qué pasa?-Fer es un hombre calvo y enorme, dueño de la cantina favorita de mamá-.
-Sólo vine a decirte que tu madre está dormida en el bar.
-¿de nuevo? –niego con la cabeza- no iré por ella…
-está bien, cuando despierte yo la traigo.
-genial, gracias.
-de nada, cuídate niña- y se va por el camino-.
Cuando dan las 11:00 y mamá aún no llega me rindo y me voy a dormir, total que ella es la mamá.
Me tiro sobre mi cama individual y cierro los ojos, aunque no fue un día tan pesado, estoy agotada.
Este sería un buen momento para llamarle a mi ardiente novio, el chico más deseado de la escuela y decirle que estoy sola en casa, o a mi mejor amiga super divertida para que tengamos una noche de chicas, pero si no tengo una amiga, mucho menos un super novio… así que sólo me duermo y olvido el tema.
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El Ángel sustituto.
ParanormalKimbra lleva una vida normal, al menos hasta un punto dentro de lo aceptable. Su padre murió cuando era pequeña y desde entonces se educa a sí misma a falta de una madre sobria y responsable, a pesar de eso ella va a clases y se divierte a su maner...