2

19 6 0
                                    

Llegó más tarde de lo normal.

Cómo era de costumbre, Luzu ya estaba dormido pero su cena estaba caliente y servida en el plato.

Degustó tranquilamente del alimento pensando en la pelea que habían tenido esa mañana.

Igual a como ya muchas, se volvió a pasar con la mano en Luzu. Esto era ya parte de su rutina, peleaban, se alteraba y terminaba lastimando a su pobre castaño que no tenía la culpa de nada y se iba a trabajar "enojado" ya que el resto del día, en realidad  se la pasaba lamentándose por dejar a su esposo sosteniendose de algo mientras se tragaba su llanto.

Quería parar de hacer eso, Luzu se merecía todo lo bueno y en cambio, desde aquel día en el que se llevaron a su pequeño, le estaba brindando la peor pesadilla en la que podría vivir.

Luzu no merecía nada de eso, él no merecía a Luzu.

Pero creía que todo lo que hacía era por su bien, lo estaba lastimando para que estuviera a salvó.

Esa era la mentira que se decía a él mismo.

La realidad era tan simple y clara que el se negaba a ver.

Él no era lo suficientemente fuerte para dejar ir a Luzu.

Entro a su habitación y pudo ver a Luzu durmiendo plácidamente en dirección contraría a dónde él duerme. Se recostó y como muchas noches atrás, asegurándose que su esposo este profundamente dormido, le comenzó a hablar de su día.

Lo abrazó con delicadeza y comenzó a besar su nuca.

No sé que haría sin ti cariño, lamento darte una vida de la que no eres digno. Por favor perdoname por ser como soy, por no haberlo protegido y perdoname por no demostrarte cuánto te amo en realidad...—depositó otro beso—. Aunque no lo creas, lo extraño todos los días, como solía correr por la casa, en las fiestas el como llegaba corriendo a despertarnos. No fue tu culpa, no sé porque te digo eso cada vez que me enojo, ya sabes que soy tonto y espero que siempre me ignores cuando te grito eso... Se fue antes, nadie quiere perder a su hijo antes de morir y se que duele, yo sé que es difícil de superar, llevamos tantos años así y creo que yo soy el único que no lo deja ir...

Luzu se cómodo en su lugar soltando un leve quejido somnoliento e Ibai solo pudo ver los moretones que tenía en sus brazos.

Descansa mi Luzu.

Con timidez se acurrucó en el cuello de su esposo no sin antes ver la mano donde portaba su anillo.

No podía creer que a pesar de todo, Luzu le seguía mirando con esa ilusión y cariño y lo seguía amando como la primera vez.

Sorry [Luzbai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora