El contraste entre el calor del restaurante y el frio de la calle me produce un escalofrío que recorre mi cuerpo lentamente. Estoy hecho una furia e intento controlarme todo lo posible para no perder el control.
Tras salir del gimnasio recibí una llamada de un número desconocido. Lo último que me esperaba era encontrarme con la voz de Jayden al otro lado de la línea. Ni siquiera hubo una interacción entre ambos, simplemente dijo que avisara a papa y a mama de que se iba de la ciudad. Intenté que me dijera a dónde iba o al menos saber si podía ayudarle en algo pero tras anunciar que se iba de la ciudad colgó sin dejarme tiempo para intentar sacar mas información sobre el asunto.
He llegado a un punto en el que creo que no puedo hacerme cargo de los problemas de la gente. Me gusta tenerlo todo controlado pero esto no está en mis manos. Estoy furioso y la impotencia corre por mis venas como nunca.
No entiendo como Jayden puede hacernos esto y además dejarme a mí con la responsabilidad de contarles a papa y a mama que se va de la ciudad, cada vez que veo la cara de mi madre al contarle cualquier tipo de mala noticia que tenga que ver con Jayden es como si se me partiese el corazón joder. Nadie se merece pasar por todos los momentos que nos hemos tenido que comer por un puto niño caprichoso que lo único que sabe hacer es drogarse y meterse en peleas.
Al recibir esa llamada, no se me ocurre nada mejor que caer en lo de siempre, en lo único que consigue hacerme desconectar aunque sea por unas horas. Por un momento pienso en coger el coche e ir hacia el lago de las afueras de la ciudad pero aún me queda un poco de sentido común y sé que podría acabar muy jodido si lo hiciese.
Decido caminar hasta que me doy cuenta de que llevo mas de tres horas dando vueltas sin rumbo. El alcohol ha hecho efecto en mí y en este momento me encuentro perdido y confuso, lo único que visualizo con claridad es la gasolinera que hay al fondo de la calle. Me siento en un banco que hay a la izquierda de esta cuando de repente me suena el teléfono y aparece en la pantalla un número desconocido.
-¿Quien es?-digo sin que parezca que estoy borracho perdido en medio de la calle.
-Aiden, soy Brina-dice una voz familiar al otro lado de la línea.
-Hola-me limito a decir. Lo último que quiero es que ella se ponga a echarme la bronca por todo el alcohol que he bebido.
-¿Estás borracho? ¿Dónde estás?-dice ¿preocupada?.
Lo peor de todo es que no sé decirle donde estoy. Esto no es la primera vez que me pasa, normalmente me pierdo y me las arreglo a la mañana siguiente para volver a casa, pero de noche y con todas las calles a oscuras soy incapaz de averiguar dónde estoy.
-Mmmm.... no sé-digo intentando transmitir tranquilidad en mis palabras. Aún conociendo poco a Brina sé que se pondría histérica si me viese en este preciso momento. Miro hacia el bar que hay a la izquierda de la gasolinera y visualizo el nombre de este.
-Estoy al lado del bar Yeys- le digo como si conociese el bar aún sin haber oído ese nombre en mi vida.
-Espera ahí- dice ella y cuelga sin darme tiempo a responder.
Mierda, lo que me faltaba. Por un segundo me parece buena idea irme de allí pero luego entro en razón y pienso que a Brina le preocuparía aún más no encontrarme, con lo cual, no me queda otra que esperar a que llegue.
A penas pasan quince minutos cuando aparece una silueta negra al fondo de la oscura calle.
-¿Que coño haces viniendo andando y sola?-grito mientras se acerca.
-Venir a ayudarte imbécil-dice ella cada vez más cerca.
-Oh vamos, no entiendo porque quieras aparentar ser ese tipo de persona.
-¿Que quieres decir con eso Aiden?
Noto como ella se va enfadando también. No estoy enfadado pero no entiendo porque tiene que venir sola o intentar ayudar a todo el mundo.
-Porque es tarde y te puede pasar algo, no me conoces tanto como para venir aquí y jugartela de esta manera-digo yo.
-Eres un egoísta, solo quería ayudarte-dice ella elevando el tono cada vez más.
-No puedes ayudarme Brina-digo yo más tranquilo mirando hacia un punto fijo de la acera de en frente.
-Vamonos de aquí-dice ella intentando aferrarse a la poca paciencia que le queda.
Yo solo le hago caso y camino.
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Drogas y otros vicios
Teen FictionLo que parecía un año común de universidad para Aiden y Brina acabará convirtiéndose en lo que nadie se esperaba. Aiden tendrá que lidiar con los problemas con las drogas de su hermano pero ¿podrá compaginar este oscuro mundo con su vida cotidiana y...