Brina

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Me quedo sorprendida al darme cuenta de que en el interior del coche se encuentra el amigo del tipo con el que se fue Cindy a casa hace unos días.  Me extraña mucho el hecho de que haya parado el coche, el otro día ni se dignó a despedirse cuando vio que mis intenciones con él no eran las mismas que las suyas.

-Hola ¿necesitas que te acerque a algún sitio?-dice él sonriente.

A ser sincera no entiendo este cambio de actitud, ha pasado del blanco al negro completamente.  

-Perdona pero creo recordar que el otro día pasaste de mí completamente-le digo yo.

-Oh vamos, es de noche y a estas horas no hay nadie por la calle, no me cuesta nada llevarte-dice con un tono de voz sincero.

Pensándolo bien me doy cuenta de que tiene razón y que a pesar del gesto que me hizo la noche pasada no parece un mal chico. Me levanto del asiento que se encuentra pegado a la parada del autobús y me meto en el coche. 

 Él solo se limita a extender su mano-encantando, soy James-dice mientras busca mi mano. 

-Brina-digo imitando su gesto.

Él arranca y el ambiente se tensa al instante. 

-Lo he dejado con mi novia-dice serio y sin desviar los ojos de la carretera.

-¿Que?-digo extrañada.

No me esperaba ese comentario aunque me parece honesto por su parte. En el Jons no paraba de coquetear con las chicas y parece que el hecho de tener novia no le importaba demasiado.

-Sí, he sido un capullo. Llevamos meses mal y me he fijado en otras chicas, lo más justo que podía hacer era dejarlo-dice con un tono de voz seguro pero a la vez melancólico. No sé la historia que tendrían entre ellos pero entiendo que le de pena la situación.

-Vaya. Honestamente no pensé que serías así, pero creo que has tomado la mejor decisión- le digo mientras observo como conduce.

-Ah y perdona por tratarte mal la otra noche. Me fui sin despedirme y te dejé sola en el bar. Si no te hubiese visto en la calle esta noche le hubiera pedido a Alex el número de tu amiga para poder contactar contigo y pedirte disculpas.

No voy a negar que antes de subirme al coche James me caía mal pero mi opinión sobre él está cambiando a mejor por momentos. Cometió errores pero los ha sabido reconocer y solucionarlos. Después de esa especie de charla de explicaciones seguimos hablando y me doy cuenta de que es un chico muy agradable. Me explica que vive en la ciudad desde que era pequeño y que trabaja en el estudio de tatuajes que hay a las afueras, eso explica la cantidad tatuajes que tiene a lo largo de los brazos. Estoy tan a gusto que ni me doy cuenta de que aparca el coche en frente del restaurante de comida rápida que hay al lado del campus universitario. 

-¿Qué haces?-digo cuando veo que se está bajando del coche.

-Invitarte a cenar.

-Oh no-niego con la cabeza-no hace falta.

-Claro que sí. Tengo hambre y además quiero recompensarte por como me porte el otro día-insiste James.

Finalmente me rio y bajo del coche.

Entramos al interior del local y me invade una sensación acogedora. No es un lugar muy grande pero es lo necesariamente amplio como para que entre un numero razonable de personas sin agobiarse.

Nos sentamos en una de las mesas que hay al lado del gran ventanal de la esquina y al instante se acerca una camarera atendernos. Pedimos dos hamburguesas y la chica se da la vuelta dirigiéndose hacia la cocina para posteriormente traernos un par de refrescos.

-¿Y... que hay de ti y de Aiden?-pregunta James-os vi yéndoos juntos del Jons la otra noche.

Yo me atraganto al oír la pregunta, me pilla totalmente desprevenida.

-No hay nada entre nosotros, ni siquiera somos amigos. Me llevó a casa porque no tenía a nadie quien me pudiera llevar, nada más-digo con un tono cortante que no soy capaz de disimular.

-Pensé que estabais juntos, no quería sonar entrometido-dice disculpándose.

-Tranquilo-digo quitándole importancia al asunto.

En este momento intento descifrar las ideas que se le pueden estar pasando a James por la cabeza, espero que le haya quedado claro que no quiero nada con él. He aceptado la cena simplemente porque estoy muy a gusto con él, pero nada más, no quiero que hayan malentendidos entre nosotros.

En ese  justo instante, cuando creo que este momento tan tenso no puede ir a peor, veo una silueta conocida entrando por la puerta del establecimiento. Aiden entra y se sienta directamente en la barra sin haberse percatado de mi presencia. Noto que tiene un gesto cansado en el rostro y las facciones desgastadas, lo cual me parece raro, caracterizo a Aiden como una persona alegre más bien.

Gira la cabeza y al fin consigue verme-perdona, ahora vengo-digo a James antes de dirigirme hacia Aiden para saludarle.

-¿Me estás siguiendo?-bromeo.

-No tengo nada mejor que hacer que seguirte-dice con tono irónico y con una sonrisa forzada en el rostro.

Me choca esa respuesta tan forzada, simplemente intentaba animarle.

-Estaba bromeando ¿estás bien?. Te noto... -hago una pausa intentando buscar la palabra adecuada-raro.

-Sí sí todo bien ¿Qué haces aquí?-dice cambiando de tema y alzando la cabeza para ver a mi acompañante- ¿James? ¿En serio?-dice con tono arrogante.

-¿Qué pasa?-digo confusa. Su tono y su actitud están empezando a molestarme y dudo que quiera que saque el carácter que me estoy guardando por educación.

-Que es un gilipollas.

Me quedo callada, no sé que decirle. Él se limita a coger la copa que le sirve la camarera y de un solo trago se la bebe entera, acto seguido pide otra copa y en menos de cinco segundos se la termina. Empieza a preocuparme el estado en el que Aiden se encuentra, quizás emborracharse sea su rutina de todo los fines de semana pero me da la sensación de que en lo más profundo de esa acción hay alguna razón que le hace hacer esto. Sus ojos derrochan ira e inquietud a la vez. No le conozco lo suficiente como para saber si tiene el total control de la situación pero por sea caso le pido su numero de teléfono para asegurarme de que esté bien al final de la noche.

-¿Seguro que no quieres que llame a Logan? Se está haciendo tarde-digo antes de irme de nuevo con James.

-No llames a nadie, estoy bien-dice con el mismo tono cortante con el que lleva hablándome desde que ha entrado al restaurante.

Dicho esto paga y se va hacia la entrada. Justo antes de que desaparezca totalmente del local le advierto de que le llamaré al final de la noche y él simplemente asiente con la cabeza y me saca el dedo. Yo me limito a rodar los ojos, a estas alturas ya no me sorprende su actitud, además de que las primeras gotas de alcohol estarán haciendo efecto.


Drogas y otros viciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora