Relato 1

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Tu y yo en el jacuzzi...

Me encantó tu cara cuando abrí la puerta y encendí la luz. Tus labios inmediatamente fueron míos. Sin pensarlo mucho me diriji al jacuzzi y abrí la llave para llenarlo. Empezamos a desvestirnos y mirarnos con deseo. Las ganas de comernos no eran normales. Yo solo quería mirarte. Para mi eso es más que suficiente, tu mirada de placer y alegría, tus ojos llenos de pasión y deseo. Verte casi desnuda, solo para mi. Cada curva de tu cuerpo me incita a meterte en la cama y hacerte el amor. Me desvisto y quedo solo en bóxer, me quedo contemplando tu belleza sentado en la cama, solo veo como te vas quitando cada prenda de ropa y accesorios. Quedas con solo tu ropa interior de encajes blanco. Me miras y te acercas a mi caminando lentamente. Pones tus senos en mi cara y dejas que los acaricie con mis labios y mi barba corta. Puedo sentir tu perfume. Mis manos se aferran a tus nalgas inmediatamente, te acaricio lentamente recorriendo tu cintura, tu espalda y tus hermosos senos. Dejas salir ese primer gemido de placer cuando mi lengua trata de colarse entre tu brassier buscando tus pezones. Me miras con tus bellos ojos y muerdes tus labios cerrando los ojos lentamente. Suspiras... Y justo allí te traigo hasta la cama. Nos besamos con pasión, con ternura, nos mordermos los labios y tocamos nuestra piel. Tu mano se da cuenta de como me encuentro y abre espacio entre mi bóxer y mi cuerpo, dejándolo libre. Lo tomas firmemente y lo acaricias mientras no dejas de besarme. Y es justo cuando te digo... Voy hacerte el amor carajita... Hoy eres mía...

Besos, besos y más besos... Es que tus labios son mis favoritos. Mirar tus ojos mientras lo haces una adicción. ¿Quien besa con los ojos abiertos? Yo cuando estoy contigo... Porque cada vez que los abres me enamoro más de ti. Desabroche tu brassier, te quite la panty rápidamente, seguido de mi bóxer. Desnudos, así es que somos felices, te atraje hacia mi y te subiste sobre mi, solo rozando tu pelvis con mi cuerpo, movidas tus caderas con tanta pasión que me tenias loco. Ya te quería hacer mía, quería estar dentro de ti. Pero disfrutaba mucho tu sensualidad, tu provocación, ver tu sonrisa de alegría cuando estas conmigo es lo que llena de energía para sentirme el hombre más afortunado del mundo. Lo nuestro es más que solo sexo casual. Más que deseo y lujuria. Lo nuestro es algo inexplicable... Único... Así que justo en ese instante cuando sientes que se pone muy romántica la cosa... Libero mis demonios para darle el equilibro que tanto te gusta de mi. Me levanto de la cama, y quedándome de pie sujeto tu cabello y llevo tu boca a mi cuerpo. Dejo que me devores con tus labios, que tu boca se apodere de mi, y disfruto de los placeres que me puedes dar desde esa perspectiva. Puedo ver la marca de tu traje de baño en la piel. Eso me encanta, porque juntos parecemos una Nucita... ¿Sonríes verdad? Yo siempre nombrando el chocolate. No pude esperar más, te puse en cuatro e inmediatamente nos volvimos un solo cuerpo. Me encantó ver como tus manos se aferraban a las sábanas de la cama, como mordías la almohada, como gemías con fuerza y me mirabas a través del espejo. ¿Pero sabes que me encendió? Cuando decías mi nombre tras cada embestida. Mis manos se aferraban fuerte a tus caderas, a tus nalgas, tus gemidos se escapaban, seguidos de unos cuantos «que rico». Pero no fue sino hasta cuando solté tu cabello recogido y te controle cual potra salvaje, enredando tu pelo en mi mano izquierda mientras la derecha te daba nalgadas y te apretaba. Los gemidos pasaron a ser gritos, los suspiros se convirtieron en quejidos. Eras mía en ese instante. Arrancaste las sábanas de la cama. No querías que parará, así me lo pedías...

Nos metimos al jacuzzi con agua caliente y al inicio sin espuma. Tu te metiste entre mis piernas pegando tu espalda a mi pecho. Te abracé inmediatamente, besando tu cuello suavemente, acariciando tus senos lentamente. Susurrándote al oído sutilmente: «Me encanta estar así contigo, poder acariciarte y consentirte mi amor bello.» Tu solo cerrabas los ojos y disfrutabas del instante. Suspiro tras suspiro, quizás por algunos segundos tus ojos se nublaban de lágrimas. Y allí era cuando te abrazaba más fuerte, como queriendo unir cada pedacito roto de tu corazón y pegarlos con un fuerte abrazo con todas mis fuerzas. Te decía al oído cuanto disfrutaba estar así contigo. Porque más que pasión y deseo, lo nuestro era más que solo sexo. Era esa mezcla perfecta de lo bueno y lo malo. Del amor y lo prohibido. La pasión y la perversión. Me mirabas a los ojos y me preguntabas: ¿Eres real? ¿Eres de verdad así? ¿Donde estuviste metido todo este tiempo? ¿Por qué no llegaste antes a mi vida? A lo que respondí: Quizás antes no me hubieses prestado atención, no era el momento. Hoy es el momento. Hoy si nos necesitamos. Soy real, soy tu realidad, y antes de conocerme vivías una realidad alterna. Como en la película The Matrix que siempre creíste que lo que tenias era el «Mundo Ideal» a partir de ahora hay un antes y un después. Y quizás vivas simultáneamente en ambos mundos. Mientras sigues descubriendo que todo lo que te enseñaron desde niña de como debe ser tu hombre ideal no es como te lo pintaron. Y que el placer real no está en tener un hombre que te lo de todo. Es un hombre que te haga sentir que con él ya lo tienes todo. El que te motiva, el que te hace sonreír, el que tan sólo con tocarte te hace sentir viva...

Salir del jacuzzi e ir inmediatamente a la cama a seguir dandonos placer. Esta vez saque el chocolate, un tubito de ChocoNut ya que no encontré Nutella ? llegó el momento de jugar. Llenar tu boca con mucho chocolate para luego besarnos con locura, lamernos, chuparnos, degustarnos. Lo más rico es sonreír juntos, mirarnos como dos tontos enamorados, entregados a solo ese momento. Yo pongo un poco en tus senos y luego los devoro y tu dejas salir tus gemidos y un «Que rico...» con voz de perversa y pícara seductora. Luego tu haces lo mismo, cubres mi pecho y luego lo lames y devoras el chocolate llenando tus labios con el, saboreandolos con tu lengua con ese toque de maldad. Tus ojos brillan cada vez que haces algo que te gusta. Pero te pusiste creativa... No ibas a dejar de cubrir mi miembro con el chocolate para luego saborearlo con gran placer. Mirar tu boca como lo devoraba con aquellas ganas, verte y escuchar como chasqueabas recorriendo de arriba a abajo con tu lengua. Dejaste el chocolate a un lado y te quedaste haciéndome un rico oral. Pero yo quería complacerte también, así que un 69 fue lo ideal. Sentir tus nalgas cerca de mi cara, apretarlas con mis manos mientras mi lengua te penetra y te saborea haciéndote gemir. Lamer tu clítoris mientras tu aún tenias tu boca llena de mi. Mi erección estaba al máximo, así que te puse en cuatro y nuevamente te hice mía... Eres mi mayor deseo... Tu cuerpo me encanta, tu rostro me fascina, ver tu expresión con cada embestida que sentías dentro de ti, cerrabas los ojos y pegabas tu frente en el colchón, mordías las sábanas y dejabas salir un poco tus gemidos entre dientes. Volteabas a ratos para verme moverme salvajemente y me ayudabas con tus caderas para hacerme acabar... Un orgasmo juntos, un placer más allá de lo que habíamos vivido antes con otras personas. Somos almas gemelas quizás, y aunque no vivamos juntos... Anhelamos cada noche revivir estos pequeños momentos de lujuria y pecado pero que realmente nos hace sentir felices... Y quizás algún día poder despertar y vernos dormir con una sonrisa en los labios y simplemente pensar... Valió la pena.

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