Chris
La barca se desliza suavemente por las aguas del inmenso Río Sena, como el arrullo de una madre amorosa a su pequeño hijo de pocos meses de nacido, las leves olas del agua turbia parecen relucir ante el sol poniente, hilos dorados contra el furioso gris.
Madrid no ha soltado su cámara ni una vez desde que subimos a la barca, dedicándose a fotografiar el paisaje y a los emocionados turistas que mantienen un murmullo constante a nuestro alrededor.
La observo en silencio, tan concentrada pero manteniendo una pequeña sonrisa en sus labios, su cabello rubio se retuerce gracias al viento y parece como si las doradas olas del río se unieran a las finas hebras.
De pronto aparta la mirada de su cámara y me mira, su sonrisa agrandándose mientras me da un leve empujón.
Le sonrío y vuelvo la vista a nuestro alrededor, las personas tienen sus teléfonos en lo alto, con grandes sonrisas y manteniendo animadas conversaciones.
Mi teléfono vibra en mi bolsillo y rápidamente lo busco, deslizando mi dedo en la pantalla para leer las notificaciones de los mensajes de mi hermano, que han llegado desde que encendí el aparato en los jardines cerca de la Torre Eiffel y que había olvidado responder.
Sonrío ante las miles de preguntas de Scott, curioso y preocupado al no recibir ningún tipo de noticia desde que avisé que había perdido mi avión, por lo que me apresuro en contestar.
Estoy bien, mi vuelo saldrá a la medianoche, estoy conociendo la ciudad, París es hermosa.
Escribo la última frase lanzando una rápida mirada hacia la mujer que me ha acompañado a lo largo del día, aquella francesa que aseguró que conseguiría que me enamorara de la ciudad, y que poco a poco me ha mostrado que tenía razón.
—¿Crees que podamos... —Madrid me mira, una de sus cejas arqueadas ante mi pregunta sin terminar, algunos mechones de su cabello cubriendo sus ojos—, que pueda tomarnos una foto?
—Claro —ella sonríe por lo que con rapidez busco la cámara de mi teléfono, alzándolo un poco.
Un poco avergonzado me acerco a ella y su cabeza se recuesta en mi hombro, mirando hacia la cámara con una sonrisa hermosa, sus ojos castaños empequeñeciéndose.
Miro su imagen en la pantalla y de pronto ni siquiera sé lo que estoy haciendo, solo puedo mirar su sonrisa tan honesta, su belleza siendo resaltada por la calidez del sol que la rodea, su cabello como hilos de oro intentando llegar al enorme astro.
Siento su calidez llenar mi pecho, como un abrazo sincero en un día lleno de preocupaciones.
Consigo pulsar el botón y la imagen se guarda en la memoria de mi teléfono, Madrid me mira y se aleja un poco, apoyándose en la baranda de la barca justo cuando pasamos bajo uno de los puentes de piedra.
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𝓜𝓪𝓭𝓻𝓲𝓭
Fanfiction~Chris Evans Fanfic~ ¿Puedes enamorarte en un día? ¿Es posible caer enamorado de una ciudad en un solo día? Es lo que Chris intentará descubrir al perder su vuelo de regreso a casa y queda varado en una ciudad que no tenía interés en conocer, pero...