Especial Aniversario

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Chris

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Chris


1 Año Después


Tomo la mano de Madrid con fuerza atrayéndola a mí para rodear sus hombros, envolviendo mi abrigo a su alrededor. Ella se acurruca en mi pecho, uno de sus brazos rodeando mi cintura.

Cruzamos la calle con rapidez, los conductores de los autos y los taxis amarillos protestando haciendo sonar sus bocinas.

Al estar a salvo al otro lado de la calle me detengo y presiono un beso en los labios de la rubia; la cual me responde con rapidez, sus suaves labios abrazando los míos, envuelvo su cintura aferrando su cuerpo al mío, sonriendo al escuchar su pequeño suspiro.

—Hola —murmura Madrid dejando un rápido beso en mis labios antes de alejarse.

—Hola —respondo, la calidez que solo siento al estar con ella llena mi cuerpo haciéndome sentir satisfecho y mi mirada baila entre sus labios y sus ojos castaños.

—¿A dónde me llevas hoy? —pregunta, sus manos frías acariciando mi rostro, sonrío al ver sus ojos deslizándose a mis labios, sus dedos bailando distraídos sobre mi barba.

—Te llevaría a casa, francesita, pero ya has visto todo lo que hay —Madrid suelta una risita pícara y me besa nuevamente.

Nuestros labios se balancean juntos, sin prisa, el tumulto de neoyorquinos a nuestro alrededor simplemente desaparece, volviéndose un simple susurro lejano sin ninguna importancia.

Supe desde el primer momento en que probé sus labios que podría volverme adicto a ellos; y en definitiva sucedió, podría pasarme todo el día, todos los días solo besándola.

—No me quejaré si me llevas a casa —murmura liberando mis labios—, me encanta lo que me espera.

Sus manos bajan de mi cuello colándose por mi abrigo para meterse en los bolsillos traseros de mi pantalón, le sonrió burlándome de su descarado coqueteo y la beso con rapidez.

—Entonces estarás decepcionada porque no vamos a casa —hago una mueca fingiendo tristeza y tiro de una de sus manos para hacerla girar en su lugar, mi novia ríe y nos alejamos de su lugar de trabajo, emprendiendo la marcha hacia el estacionamiento en el cual nos espera el auto.

¡Madame Liberté!

Madrid baja del auto cuando nos detenemos frente a Upper Bay, algunas personas vuelven la mirada hacia la francesa que simplemente los ignora, caminando unos pocos pasos hacia adelante y deteniéndose solo para extenderme una mano, la cual rápidamente tomo con rapidez, entrelazando nuestros dedos.

—Sé que habías venido antes, pero no hemos venido juntos —le digo mientras caminamos hacia los ferris que nos llevarán a la isla de la libertad—, y es Lady Liberty.

𝓜𝓪𝓭𝓻𝓲𝓭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora