𝐗𝐈. 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐨𝐧𝐜𝐞.

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Era una mañana algo fría y aún así la mexicana optó por darse un baño

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Era una mañana algo fría y aún así la mexicana optó por darse un baño. Con cierto cuidado lavaba su cabello con la ayuda de las yemas de sus dedos, a la vez que podía sentir cada gota caliente pasar por todo su cuerpo que, gracias a su temperatura, la hacía olvidarse del frío exterior.

Y en medio de esas acciones se puso a pensar. Algo que era totalmente normal en ella pues siempre que se hallaba en la bañera, en su mente se cruzaban una y mil ideas que no podía dejar de lado.

«¿Chile realmente quiere salir conmigo?» se cuestionó con cierta tristeza. El muchacho casi ni le ha dirigido la palabra después de pedirlo. ¡Incluso en la clase de guitarra que va por él fue ignorada! Lo único que le dijo aquel día fue un literalmente "Hoy decidí practicar con Colombia, perdón". La tricolor asintió con su cabeza y de lo forma más amable le respondió que no se preocupara, que lo entendía. En el fondo, no lo entendía.

Ni siquiera le ha sonreído. La femenina todavía recuerda cuando Chile enseñó por primera esa linda sonrisa suya. No quería pasar por eso otra vez pues, vaya que le costó. «Sin embargo...» pensaba mientras dejaba todo el agua pasar sobre su cara «Valió la pena».

Tenía que admitirlo, tal vez esté empezando a tener un interés amoroso por el chileno. Pero no dejaba de ser eso, sólo un interés. Hay algo que le gusta, pero no estaba segura qué es ese 'algo'. Tampoco deseaba enamorarse de alguien tan rápido, ilusionarse suele ser un problema muy seguido de ella, y no quiere que su corazón salga lastimado de alguien que ni siquiera está segura de conocer bien.

En especial ahora, no podía enamorarse de un chico que la ignoraba y si quiera era capaz de sonreírle. Eso sería algo masoquista.

Y así terminó la conversación consigo misma en la bañera.

—México —golpeó la puerta para tener la atención de la menor—, te preparé el desayuno. Así apenas salgas del baño comas algo.

—¡Gracias, España! —gritó para asegurarse de que el adulto la haya escuchado.

—No hay de que.

Ese hombre que vivía junto a ella no era nadie más que su tutor. No padre, pero si solía considerarlo como uno. Suelen tener muchos conflictos, pero aún así se tienen cierto cariño.

Ese hombre era el único que sabía todos los conflictos que tenía la chiquilla, y viceversa. Aunque no lo pareciera el europeo era estudiante, pero siendo ya mayor de edad va en lo que sería una universidad. El estrés que ambos ganaban, no sólo por estudios si no que también gracias a su vida social, en los únicos que confiaban para desahogarse eran ellos mismos. Aveces sus otros amigos no solían ser 100% leales.

Y sabiendo esto, podemos decir que España también estaba al tanto de la compleja situación con el chileno. Incluso fue gracias a él que la femenina tenía un poco de fe en que aquel chico gustase de ella. El bicolor era quien le metía esas ideas a la cabeza.

𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐎 𝐓𝐄 𝐏𝐔𝐄𝐃𝐎 𝐃𝐄𝐂𝐈𝐑 (PAUSADO) ── mexchi. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora