𝐗𝐈𝐕. 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐜𝐚𝐭𝐨𝐫𝐜𝐞

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-¡Sacamos el puntaje máximo! -festejaba la peruana con el papel entre sus manos- Confieso que dude muchísimas veces, pero me alegro que sólo fueran ideas mías. Nunca tuve que dudar de mi equipo.

-Ni me lo diga -rio la colombiana-, realmente fue buena idea hacer un grupo entre nosotros cuatro.

Aquellas adolescentes desbordaban felicidad luego de escuchar su calificación. Su trabajo llevó dos meses y medio. Pasó rápido el tiempo, pero aún así lograron hacer unas de las mejores exposiciones.

Claro que eran muy buenas noticias, no hay nada mejor que liberarse de algo tan pesado y sacar una buena nota.

Pero a Chile no le importaba eso. Su preocupación era otra.

Si es que pasaba mucho tiempo con la mexicana era gracias a ese trabajo, el cual incluso era la razón de por qué empezaron hacerse amigos. Adoraba oír su risa, adoraba verla concentrada escribiendo algo, adoraba estar a su lado sin tener que explicarle porqué estaba con ella. No es que la vaya a ver nunca más en la vida, eso sería muy exagerado y lo sabe, sólo que se siente un poco abatido por un extraño vacío que sentía.

-Quizás para el próximo trabajo deberíamos unirnos de nuevo, ¿que dicen? -preguntó la rubia quien había dado un pequeño golpe con el codo al chileno para que entendiera la indirecta.

De inmediato el resto no pudo evitar aceptar aquella idea, a todos les hacía ilusión poder estar juntos de nuevo. Entre ellos lograron que de hacer un trabajo estresante, hicieran un trabajo divertido. Algo difícil de conseguir, pues en mayoría de trabajos grupales siempre hay algo que suele separar a todos y lo hace una mala experiencia.

Chile no pudo evitar que sus mejillas tomarán un rubor que apenas se podía ver debido a su color de piel, muy similares por cierto. En un futuro próximo va a tener en su equipo a México, ¡y estaba confirmado! Su corazón iba a estallar, ¿es normal a esta edad ser tan feliz por ese tipo de noticias? Es que no podía evitarlo.

Colombia trataba de no mirarlo, y se maldecía por no poder controlar sus ojos. Ella también estaba feliz, pero no por el futuro grupo unido, sino que por Chile. Era una satisfacción ver esos finos labios formando una cálida sonrisa. Gracias a México estaba acostumbrada a verlo cada vez más.

Gracias a México.

«Gracias a México» se remarcaba en silencio. Suena mal, como si la rubia no fuera tan buena como la otra joven. Pero era normal, después de todo Chile estaba enamorado de la norteamericana, y la felicidad que brindaba el romance era otro tipo de felicidad a lo que era la amistad. No valía la pena compararse.

Prefirió ignorar ese tipo de pensamiento y seguir siendo feliz, aunque desde sus adentros podía sentir su estómago apretarse, fingir era lo único que le quedaba por hacer.

-¿Hoy es jueves, no? -se preguntó la bicolor mientras sacaba su móvil- ¿Saben? Mañana no hay clases, ¿no les gustaría hoy quedarse a una pijamada?

Chile iba abrir su boca para unirse a la idea que le gustaba, ya ha dormido con Argentina así que no veía el problema de estar con chicas, dejando de lado el recuerdo en el que Argentina lo despertó tirándose encima de su pecho, lo veía bien. Casi lo mató aquella mañana. Pero no creía vivir de nuevo esa historia con personas como México, Colombia y Perú.

Pero su voz fue ahogada al sentir unas manos rodeando su cintura. Sabía muy bien de quien se trataba, pero, a pesar de eso, rezó siendo ateo para que no fuera esa persona. Prefería que fueron un asesino en serie o un hombre con cabeza de cerdo a que fuera..

-¡Austria! -dijo emocionada México- Es lindo verte, pero con mis amigos estamos conversando, ¿necesitas algo?

-Vine a buscar alguien llamado Chile, pues su amiga Argentina me dijo que posiblemente estaba con ustedes -explicó aún teniendo abrazado al que era más bajo-. ¿De qué hablaban?

𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐎 𝐓𝐄 𝐏𝐔𝐄𝐃𝐎 𝐃𝐄𝐂𝐈𝐑 (PAUSADO) ── mexchi. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora