Capítulo 30

124 3 2
                                    

La espera me agotó, no se nada de vos. Dejaste tanto en mí.

En llamas me acosté, en un lento degradé supe que te perdí.

Bart terminó con la inspección y fue por una bicicleta a recorrer el circuito de Montmeló para estar sola un rato antes de hablar con Marcus. Se sentía nerviosa y aún no pudo encontrarse con Kimi, pero de verlo o de pensar en verlo se le revolvían las tripas. También sentía culpa por la charla que podía llegar a tener y las repercusiones en su psiquis antes de una carrera. Su teléfono no paraba de sonar, eran mensajes de Kimi, de Jennifer, de Adrian y uno de Ailén preguntando por una marca de vodka, el único mensaje al que respondió con una sonrisa que le hizo olvidar sus problemas. "Qué raro, Ailén y el alcohol juntos", pensó. 

Después de una hora en bicicleta pensando en nada, decidió aminorar la marcha, dejar la bici en donde la tomó e ir a buscar a Marcus. En el camino se cruzó con Alex que la saludó con una mueca inusualmente feliz, quizá ya sabiendo lo que se venía en el futuro de la pareja. Bart le devolvió el saludo entre dientes, pensando que había sido él el que propició aquella decisión. En ese momento pasó Daniel Ricciardo, y al parecer se asustó por la expresión en Bartolomea porque no la saludó y al verla, salió caminando ligero para otro lado. "Debo dar miedo enojada... nunca noté cómo es mi expresión", pensó y sacó un espejo. Claramente, su expresión de enojo era una novedad y daba miedo. Pero estaba tan devastada que no tenía otra forma de canalizarlo. No estaba enojada ni con Kimi ni con Marcus sino que estaba enojada con ella misma, por el enredo de mentiras y la gente que lastimó en el medio.  Sin lugar a la angustia o a llorar, decidió enfilar hacia el motorhome de Caterham mientras las nubes del día se hacían cada vez más oscuras. El sol se ocultó y Bart llegó a la puerta, donde lo esperaba Marcus con su rompevientos verde y blanco. 

 -Hola Bartie - Marcus le sonrió tímidamente y su voz grave hacía retumbar todo adentro de Bartolomea. Era como esos terremotos que sentía cada vez que tocaba a Kimi, pero distinto, sabía   que era algo malo. Su novio (o exnovio) la miraba seriamente y con un poco de pena. Ella continuaba con su expresión de enojo, la misma que asustó a Ricciardo. -¿Estás bien? Nunca te ví así...-

-Estoy conmocionada. ¿Tomamos algo y charlamos? - Bart carraspeó y se adelantó. Los pasos de Marcus eran pesados y lentos, en cambio los de ella eran firmes y rápidos. El sueco ocultaba algo. Tomaron unos jugos del hospitality y se sentaron en una mesa alejada en un rincón, tras una planta de hojas anchas. 

-¿Qué crees? - Bart comenzó la conversación con la voz temblorosa. 

¿Qué otra cosa puedo hacer? Sin olvido moriré...

-Bart, realmente estoy algo confundido en cómo veo la relación. Te quiero pero... no... - Marcus comenzó a agitarse y a agarrarse la cabeza reiteradas veces. Ella comenzó a desesperarse. 

-¿Vas a llorar? Dios... relajate y decime lo que te salga. - Bart intentaba contener las lágrimas para no poner nervioso a Marcus. 

-Estoy, confundido... la relación no es lo que yo esperaba. Hoy por hoy quiero centrarme en mi trabajo, en mi carrera... no estoy listo para algo serio... - Marcus le tomaba el hombro a Bartolomea y le pedía disculpas reiteradas veces. 

-Juro que te entiendo... Te banco en ésta. Y lo noté, te acompañé con mi silencio pero no es suficiente, no es sano para mí...-

-Te engañé - interrumpió Marcus. Bart lo miró horrorizada y se puso blanca. Se quedó sin aliento, pálida con una expresión difícil de describir, con una mueca de costado en la boca y los ojos sin expresión pero a punto de llorar inconteniblemente... - Perdón. No merecés este trato y yo pensé que eras de una forma... Te idealicé -

Otro crimen quedará sin resolver. Una rápida traición, salimos del amor, tal vez me lo busqué... 

Bart se quedó en silencio y en su cabeza apareció Kimi diciendo "Marcus te idealiza, no ve como eres realmente...". Pensó en las veces que se le negó al finlandés y lloró, no por el engaño sino por el dolor que le causaba la situación y aún más porque Kimi tenía razón. ¿Cómo carajo lo sabía todo?

Mi ego va a estallar, ahí donde no estás... 

Por algo Kimi era el hombre que ella eligió, y por eso el engaño de Marcus no dolía. Por un momento sintió ganas de decirle "Yo también te metí los cuernos" pero era para peor. Iba a lastimar a un Marcus lleno de culpa y confusión y a una relación que fue linda mientras duró.

-¿Buscabas algo sin compromiso? ¿Alguien que no esté incondicionalmente con vos? Claro... - Bart se refregó la nariz y sacó la mano de Marcus de su hombro. 

Los celos otra vez...

-Te cagaste Ericsson...-

-No lo merecías, perdón - Marcus no podía más de la culpa y se puso unas gafas de sol para disimular los ojos rojos. El cielo se oscureció cada vez más, a tono con la situación de la pareja. 

-Sí, era lo que vos buscabas. Nadie merece nada, será lo que quiera que seamos. O lo que quería cada uno... Yo te pido disculpas por no ser ese personaje que tu cabeza inventó...- Bart parecía enojada, no sabía como manejar esta nueva situación. -Gracias Marcus, fuiste un buen amante...- le tocó la cabeza y se paró.

-Perdón -

-¡Basta de pedir disculpas! Necesito estar sola un rato... Y cuidate de la tormenta. Nos vemos - Bart se puso su capucha panda y se alejó.

-¿Entonces aquí terminó todo? - Marcus aguardaba la esperanza de que Bart lo perdonara. 

-Sí. - respondió tajante - No quiero que pienses en lo que hiciste, por algo lo hiciste. Suerte- Bart se alejó y el viento comenzó a llevarse algunas cosas. Se avecinaba una gran tormenta, proporcional a la culpa de Marcus y el enojo de Bart, aunque en el fondo pudo haber sido al revés. Era traición al fin. 

Caminó hacia ningún lado en concreto. No iba a Ferrari a buscar a Kimi ni a Sauber para hablar con Jennifer o a Mercedes a comer con Nico. Quería estar sola, tranquila, a resguardo.

-Se avecina una tormenta de puta madre - dijo un asesor español a Bart mientras intentaba que sus papeles no se le vuelen - Mejor vamos al hotel, Herb pasa por nosotros en 15, ¿te apuntas? - Bart asintió con la cabeza tímidamente y esperó a la van con los otros empleados. Fue en silencio todo el viaje hasta el hotel, casi al final se animó a preguntarle a Herb dónde se hospedaba Ferrari.

-Uy, como a 5 cuadras de nuestro hotel. ¿Y Marcus? -

-No lo se, no me interesa... Ya no es mi asunto - suspiró sonoramente y Herb respetó en silencio a Bart. No podía opinar pero la veía tan triste y callada que prefirió no hacer ni una conjetura.

Ahora sé lo que es perder 

Ni bien puso un pie en su habitación se largó una fuerte tormenta. Y al unísino Bart rompió en el llanto más doloroso. No lloró así desde la muerte de Emma o la verdad sobre su accidente en Oberá. Estaba desbordada, no sabía ni lo que necesitaba, no quería fumar y aclarar sus ideas, sólo quería sacarse toda la bronca y tensión depositada en la charla con Marcus. Golpeó un rato una mesita ratona y se recostó. 

Terminó de llorar y respiró hondo. Ya no tenía que vivir con la culpa de haber engañado a Marcus, fue simultáneo y él nunca lo sabrá. Estaba relajada. Sin embargo, decidió no llamar a Kimi hasta el otro día, no quería molestarlo ya que sabía que la versión de él en Buenos Aires sería distinta a la que vería allí. 

Sólo se cambió, se puso un camisón y se fue a dormir. Sí, eran las 7pm pero fue a dormir igual. Necesitaba que el tiempo pase para que una nueva etapa comience a partir del día siguiente. 

Los Rebeldes no se enamoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora