A Gustavo y sus canciones,
mi gran inspiración en los primeros y últimos capítulos ya escritos de esta historia.
Bart entregó el reporte y salió de la oficina al atardecer. Había sido una jornada ardua y agotadora. El cansancio mental era lo que más la sofocaba. No pudo concentrarse en todo el día ya que resonaba en su cabeza la voz de Kimi rogándole indirectamente por un beso. Cerraba los ojos y se proyectaba la vez que se besaron en Japón, pero intentaba reprimir ese recuerdo con las 3 semanas que pasó junto a Marcus. ¿Por qué había pasado 3 semanas junto a su novio y sólo recordaba lo que había acontecido antes de él?
Pensó en la primera vez que hicieron el amor en Buenos Aires, no pudo. Pensó en el paseo que dieron por la ciudad o la vez que en Suecia se estaban besando en un parque y un policía les pidió que se detuvieran, pero ese parque se convertía en una cálida habitación naranja y ese Marcus era un Kimi totalmente fuera de sí.
Bart se acongojó y se despidió de sus compañeros. Para su sorpresa, Marcus la esperaba fuera de la oficina sosteniendo unas flores rojas. Era lo que necesitaba para olvidar lo que había pasado a la tarde.
-Mi amor, se te nota cansada. ¿Acaso quieres que volvamos al hotel? ¿Vamos al spa?-Marcus reparó en la cara de cansancio que mostraba Bart, que en realidad ocultaba su perturbación emocional.
-Te agradecería lo del spa.-respondió Bart resoplando su flequilllo. -Pero...- y se detuvo en suspenso.
-¿Pero?-
-Nada, Marcus. Vayamos. Estoy muy agotada, no se ni lo que quiero decir.- en realidad Bartolomea lo tenía muy en claro: “Marcus, Kimi apareció y me está confundiendo aún más”, pero no quería estropear el momento. Ambos volvieron al hotel donde se hospedaban juntos y Bart permanecía en silencio.
-Vaya que estás agotada... ¿pasó algo? Si no te conociera mucho diría que viste un fantasma- acotó Marcus mientras abrazaba a su chica fuertemente. -¿Kimi te dijo algo?-
Bart tembló, de tal manera que el cuerpo de Marcus dio cuenta de ello.
-Sí, viene por ahí. ¿Qué te hizo? ¿Dijo algo de los dos? ¿De tí?-
-Mhno, nada. Sólo lo ví y como que discutí de vuelta. Pero ya está. Por algo está solo... no sabe ni tratar a sus amigos, claro que no.- se excusó Bart.
Marcus volteó la mirada a un costado de manera despreocupada y al instante sus cálidos ojos celestes se posaron en Bart de forma tierna para volver a recordarle que si le hacía algo, él iba a hablar con Kimi.
-No es necesario.- respondió la chica mientras intentaba trenzar su pelo.
-Siento que estás siendo algo evasiva, Bartie. Por favor, tenemos una relación y no debería haber secretos.- acotó Marcus. Su novia lo miraba de forma extraña con un poco de enojo y sentenció que no quería hablar más del tema.
La pareja llegó a su habitación y disfrutaron del atardecer sentados en los sillones de la misma. Hacía frío y por eso se cubieron con una gruesa manta que le hacía picar el cuello a Marcus. Luego de unos minutos, el blanco cuello del sueco se puso rojo y por temor a un brote, Bart lo mandó a bañarse. Necesitaba estar sola para pensar un rato y meter a Marcus en su mente del todo para que Kimi desaparezca de una buena vez. A la noche cenaron juntos en el restaurant del hotel junto a la comitiva del equipo de Marcus. Todo marchaba bien mientras la cabeza de Bart se mantenía en total distracción, pensando en el presente y quitando por completo esa imagen de Kimi pidiéndole un beso indirectamente.
«Tiene razón, en todo tiene razón. No puedo llegar a esta etapa de mi vida sin saber qué quiero realmente. ¿Y si realmente hice siempre lo que quise y pude? No debería estar llegando a esta conclusión entonces. Pero entonces si siempre hice lo que quería ahora la quiero a ella pero no la tengo. ¿Lo mío es testarudez ó amor? ¿Cómo saberlo?»
Kimi tomaba un vaso de whisky aunque el equipo se lo tenía prohibido entre pruebas. Si bien iba a manejar en 3 días, durante la semana previa y posterior debería mantener una estricta “ley seca”. Siempre hizo lo que quizo, nada lo iba a hacer cambiar de parecer. Sin embargo Bart y sus palabras invadían su mente recurrentemente, tanto que ni el alcohol podía barrerla de sus recuerdos.
«Para mí, es enamoramiento».
Kimi se tomaba la cabeza y miraba en su celular las fotos de Bartolomea. Tenía muchas, y las últimas eran descargadas de sus perfiles. Antes, cuando hablaban regularmente, se solían mandar autofotos. Y aparecía Bart con su traje antiflama antes de subir a su auto esbozando una sonrisa, luego una de ella haciendo muecas para la cámara y después una de ella riendo y moviendo la cabeza a un lado, en la cual se notaba que estaba en ropa interior aunque gran parte de su torso lo tapaba su abundante pelo negro. Kimi se detuvo en esa foto y no evitó imaginarla en ese momento sólo para él y se mordía el labio pensando en lo cerca que estuvieron esa vez en la habitación en Japón. Y se lamentaba dando golpes sobre sus muslos mirando hacia arriba. Cerraba los ojos y aparecía en su mente la muchacha quitándose la ropa para él, como si fuera una película proyectándose en su cabeza. Esos recuerdos lo confundían aún más. Respiró hondo y terminó con furia su vaso de whisky.
-Esto se termina aquí- aseveró en soledad. Tomó su teléfono y buscó el número de Bart. La llamó pero quien atendió del otro no fue la voz de la joven, sino un tono masculino serio y algo desafiante.
-¿Qué buscas, Kimi?- Era Marcus al teléfono.
Kimi titubeó en la línea y Marcus, algo procaz, seguía hostigándolo a preguntas.
-Ehm, sí. Busco a tu novia... Sólo para saber cómo le fue hoy en la inspección- trató de desviar el tema y por un instante, le tuvo miedo al muchacho -¿Tú cómo estás, hace tiempo que no hablamos? -
-Bien, gracias por preguntar. De hecho, quiero decirte algunas cosas... -por el tono amenazante de su voz, Kimi intuía qué podía llegar a decirle Marcus -Realmente te admiro, pero sinceramente, no entiendo qué buscas con mi novia. Sé bien que lo de ustedes no es una amistad, pero no puede ser que cada vez que hablen ella esté mal o distante. No le hagas daño, no voy a...-
-Anda dilo.- Kimi lo incitó a Marcus a que sea sincero. Por un lado sentía que el joven estaba lleno de ira pero por otro era tanto el respeto hacia él que temía decirlo. -Si realmente amas a Bartie, no tendrías problema en reaccionar si la lastiman, ¿o sí?-
Ante el tono desafiante de Kimi, Marcus tomó aire y respondió:
-¿Nunca te cansas de ser tan... pendenciero? Al menos tengo más agallas que tú, yo me quedé con Bart...- el tono del sueco se tornó desafiante y agresivo.
-Vete al diablo, Ericsson.- Kimi cortó y arrojó el teléfono hacia la cama.
Bart a todo esto dormía plácidamente tras un masaje relajante en el spa. Ni siquiera había oído el teléfono ni el comienzo de pelea que tuvieron su novio y su amigo. Marcus intentó no despertarla. No se quedó enojado ni rencoroso. De hecho, cuando cortó el teléfono lleno de ira, se quedó mirando a su chica desde un lado de la cama y sus problemas se fueron al instante. Se acercó a ella, le corrió sus cabellos, le dio un beso cerca del cuello y se acostó abrazándola, para no soltarla.
Kimi a todo esto se sentía fastidiado, estafado por Marcus. En algo tenía razón: él se quedó con la chica por que no tuvo agallas en su momento. Con furia pateó uno de los sillones de la habitación y salió a caminar un poco. Uno de los asistentes de la escudería lo vió y lo quiso saludar pero lo empujó bruscamente para correrlo del camino. Nada importaba en ese momento más que ir por lo que más quería en ese momento: ganar carreras y quedarse con Bart a cualquier precio. Pero, ¿por qué tanta insistencia? Kimi creía que en el fondo, Bart moría de ganas de estar con él. ¿Y cómo saber si estaba equivocado o no? ¿Por qué sus deseos son incuestionables?
Porque estaba seguro de ello, lo quería con su corazón, con su frío corazón que comenzaba a ablandarse cada vez que ella aparecía. Kimi recordaba su sonrisa, recordaba su mirada, sus abrazos y se estremecía, algo pasaba dentro suyo que lo hacía temblar y sonreír un poco.
-Vaya amigo, tienes cara de tonto. Es la primera vez que te veo así, ¿qué te anda pasando? - Fernando apareció y sin saludarlo irrumpió frente a él de manera jocosa. - No voy a meterme, pero jamás pensé que te vería con esa expresión...- y el español se fue.
A Kimi no le importó, sólo lo saludó con su mano y siguió pensando en Bart. Cuando éste se fue, se quedó solo un rato para luego ir a buscarlo.
-Fernando, creo que estoy locamente enamorado.-
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Los Rebeldes no se enamoran
Hayran KurguBartolomea es una expiloto que tuvo que crecer de golpe acorde a su edad. Luego de una fugaz carrera deportiva, tras la muerte de su prima decide vivir una vida "normal". Sin embargo, un trabajo que la llevará nuevamente a recorrer el mund...