Capítulo 24

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Capítulo 24

Los Reyes fueron los primeros en retirarse del consejo y yo aun estaba en shock, en verdad me había salido con la mia, no tenia que volver con mi padre...

Tierra llamando a Cath, ¿aun sigues ahí?- dijo Alex moviendo su mano frente a mis ojos y con una sonrisa en su rostro.

Es que no me lo creo - dije bajando su mano para luego pararme y abrazarlo. - Gracias -

Acune mi rostro entre su cuello y aspire su olor, bosque y flores silvestres, olía a libertad. Él me rodeó con sus brazos y acarició mi espalda.

Hey gatita, te dije que te cubriría la espalda - dijo en un susurro

Me separe de él con una sonrisa y nos dispusimos a salir del consejo, pero como no era de extrañar mi padre se interpuso en nuestro camino.

No puedes llevarte a mi hija Ajax -

Lo dice como si la estuviera llevando en contra de su voluntad, ella ha decidido quedarse conmigo y el consejo está a favor, creo que no tenemos nada que discutir aquí - contestó Alex mientras yo miraba seriamente a mi padre.

No le diriji palabra, no lo necesitaba, él sabía el porqué me había ido, nunca tuvo que forzarme a casarme. Alex y yo continuamos nuestro camino hasta salir del consejo y terminar en medio del Grand - Palace, ya era pasada la media noche y la plaza se encontraba vacía, solo con las luces que le daban una vista diferente al lugar, se veía hermoso.

No se tu gatita, pero muero de hambre - Dijo Alex mientras caminábamos abrazados por la noche.

Pues si, tengo hambre pero de dos cosas Señor - dije guiñandole un ojo.

No tardamos en llegar a la habitación del hotel y apenas di un paso dentro, mi ropa se desvaneció por arte de magia y quedé totalmente desnuda, Alex no tardó en estar delante mio y pellizcar uno de mis pezones.

Ummmh ¿cómo te haré gritar de placer hoy gatita? - dijo mientras con su otra mano tomaba mi pelo posesivamente - aunque pensándolo bien tal vez tenga que mantener ocupada esa boquita tuya para no fastidiar a los turistas o tal vez ordenarte que guardes silencio y cada vez que hagas ruido acumularias un castigo -

Creo que eso último sería muy injusto Señor - dije con voz ronca.

Mi cuerpo y mente estaban anhelando el tacto de Alex, las últimas semanas, me había dado cuenta que era liberador, en cierto sentido, dejar el control a mi Señor y que él se encargará de liberar cada nudo en mi, era como hacer deporte para desestresarse pero a otro nivel.

Al parecer Alex se había apiadado de mí, poniéndome una mordaza de bola roja entre mis labios, tal vez, había decidido que no quería compartir mis gemidos con todo el hotel. No era la primera vez que me armodazaba, cada vez que sucedía esto, el me daba alguna especie de bola de goma que sonaba, se parecía mucho a un juguete de un perro, pero servia de sustituto para mi palabra de seguridad.

Ahora gatita creo que estoy en modo artístico - dijo Alex, mientra una soga aparecía entre sus manos.

Y no tardé en darme cuenta que él era muy bueno con los nudos, con el Shibari.

Había leído sobre el subespacio, pero cuando lo hice nunca imagine que lo experimentaría, me parecía algo muy irreal, pero aquí estaba, sintiéndome como si flotara, tal vez lo estaba haciendo, quien sabe.

Cada nudo amarrado fue como si desataran un nudo dentro de mi, cada caricia como una corriente eléctrica, lo sentía todo y a la vez nada, me sentía perdida en el placer, pero segura, y el tiempo y el espacio parecian una graciosa ilusión porque podría haber sido solo unos segundos o tal vez toda una eternidad.

Era una contradicción, tal vez eso era el subespacio, o al menos como yo lo sentia, una contradicción en donde el placer y el dolor se mezclaban en una confusa sensación y donde te podías perder, pero al mismo tiempo sabías que ahí estaba alguien para evitar que te perdieras, en mi caso era Alex.

El era como un águila, que surcaba los cielos con elegancia y quien observaba todo, nada escapaba de su vista y yo, yo me sentía como su todo.

Y a la vez me sentía como nada, cayendo libremente por los cielos con un águila cuidando mi caída, sabia que me atraparía antes de tocar suelo.

No sabía en qué momento las cuerdas habían dejado mi cuerpo, ni tampoco cuando habíamos llegado a nuestra cama, sólo podía sentir las suaves caricias sobre mi cabeza de la mano de Alex, quien me tenía contra su pecho brindándome calor.

Al parecer mi gatita a despertado - dijo suavemente

Mi capacidad del habla aún no había vuelto al parecer, ya que solo salio una especie de ronroneo de mi garganta.

La verdad es que quería quedarme ahí, me gustaba esa sensación de ser cuidada.

Mi gatita engreída - dijo de nuevo mientras me arropaba más.

¿Cómo pensaba que saliera de esta especie de limbo si me consentía así?



Hola mis lectores! Lo se, es un capitulo super cortito, pero es porque he estado trabajando en otro libro, se llama "La portadora de la muerte" y ya se encuentra en mi perfil, están invitados a darle una leída ;D

Besos! <3

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