Capítulo 25

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Alex

Nunca me cansaría de deleitarme del cuerpo de Cath, nunca me cansaría de verla tan vulnerable y perdida en el placer, como una bella obra de arte erótica, y lo mejor de todo aquello es que yo era el responsable de tal panorama. Ella era un mar de gemidos mientras colgaba suspendida por las cuerdas y la follaba y pellizcaba sus pechos.

Pero tenía miedo, ella era mi compañera de magia, era por eso que desde un inicio me sentí tan atraída hacia ella, después de tanta investigación lo había descubierto, tal vez no era mi mate como solían tener los lobos pero si mi compañera de magia, aquella que hacía que mis hechizos sean más poderosos, aquella que complementa mi poder de forma tan perfecta, que nuestra magia se podía combinar para crear algo nunca antes visto, y tenía miedo.

Miedo de decirle la verdad y no quiera seguir a mi lado, no por el poder sino por su amor, porque sí, como nunca imagínate que pasaría, me termine enamorando de ella, y quería apostar todo por ella, por su amor.

Y de solo pensar en ella amándome, fue más que suficiente para terminar corriéndome con un gruñido de placer. Salí lentamente y aprecié como ella aun permanecía en la bruma, en ese lugar lejano que me encantaba llevarla y al mismo tiempo traerla. Me deshice del condón usado y comencé a desatar nudo por nudo, liberando su cuerpo, que ahora yacía en mis brazos, camino a una gran tina de agua caliente.

El pequeño gemido de placer que soltaron sus labios fue directo a mi polla cuando ingresamos a la tina. Nos sumergimos en el agua caliente y me dediqué a masajear los puntos de su cuerpo en donde hace unos minutos estuvieron los nudos de la soga, su espalda descansaba contra mi pecho y podía sentir el suave ritmo de su respiración.

Me dediqué a enjuagar su cuerpo después de haberla enjabonado, lave su cabello y lo desenrede, poco a poco fue saliendo de esa bruma aunque aún no parecía totalmente consciente, decidí terminar el baño, cercanos y meternos bajo las sabanas de la cama.

Mi gatita engreída - dije mientras la arropaba.

Aún se le notaba somnolienta, y tal vez fuera por cobardía o porque no quería enfrentar la verdad pero comencé a hablar.

Te acuerdas de nuestro acuerdo - dije mientras ella me contestaba con un vago asentimiento de cabeza - descubrí porque me sentí en un inicio atraída a ti - esas palabras parecieron sacarla del estado en el que estaba.

¿A qué te refieres? - preguntó con la voz ronca

Eres mi compañera de magia - solté sin darle más rodeos - nuestras energías se complementan de tal manera que nos hace más poderosos a ambos, no somos mates, si piensas que es algo por el estilo, nuestras almas no están destinadas ni nada por el estilo, simplemente es nuestra alma -

Cath tenía una expresión tranquila, y eso me tomó por sorpresa, me esperaba ser bombardeado de preguntas o alguna reacción más fuerte, ya sea tal vez de felicidad porque era libre de irse, a pesar de que el Consejo la había dejado bajo mi custodia, yo no la detendría si es que quisiera comenzar su vida desde cero, pero solo había tranquilidad en sus ojos.

¿Eso cambia algo entre nosotros? porque la verdad se siente bien estar a tu lado, no se que hay entre nosotros a parte de las energías, pero quiero seguir aprendiendo magia contigo, preparar pociones en la torre, fastidiarte todos los días, salir a cazar ... -

Había crecido, ya no era esa niña asustada en el mercado de sombras sino que había madurado, pero especialmente había decidido quedarse a mi lado, me había perdonado, y también, al igual que yo, quería descubrir que había entre nosotros más allá de las energías.

No cambia nada, pero ya veremos quien fastidia a quien gatita - dije dándole un beso en la frente -

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