Desperté atontada, sentía que mi cabeza daba mil vueltas.Me reincorpore en la cama frotándome los ojos para luego, con la vista algo borrosa, encontrarme con un Phoe sentado como indio a los pies de la cama observándome curioso.
-Buenos días- saludó con la voz ronca.
-Buenos días- respondí ya con la vista más clara- ¿Qué horas son?- intenté levantarme de la cama, mas al sentarme al borde de la misma sentí una puntada horrible entre mis piernas.
Gemí de dolor inclinándome hacia delante, haciéndome un ovillo.
Se sentía como si hubiese estado horas montada en una bicicleta incómoda o cómo si me hubiese tocado con tanta vehemencia hasta llegar al punto de doler...
¿El sueño era el causante de ese dolor? Eso no era posible, a no ser que... Yo me hubiese tocado durante el sueño.
Y si eso fuese un hecho.¿Hacía cuánto tiempo Phoe estaba despierto y qué tanto había visto?
Me ruborice de inmediato al imaginarme a mi hermano observándome mientras yo me manoseaba.
Eso sería traumáticamente asqueroso.
-¿Qué sucede?- preguntó sentándose al lado mio poniendo una de sus manos en mi espalda.
-Me duele la cabeza- mentí, no era parte de mis opciones decirle que me dolía la vagina.
Sería demasiado vergonzoso y no sabría explicarle el motivo, ni yo lo sabía con certeza.-Te traigo una aspirina- senténcio y se levanto de la cama en busca de las pastillas sin esperar respuesta de mi parte.
En cuestión de segundos volvió y se posicionó en cuclillas delante mio tendiéndome un vaso de agua junto a una pequeña pastilla, las cogi y las bebí de golpe para luego dejar el vaso sobre una cómoda.
-Gracias- dije con la mirada al piso, sintiendo sus ojos en mi.
-¿Estás segura que no sucede nada más?- cuestionó apretando mis rodillas de forma cariñosa. Asentí.
El dolor se había apaciguado pero seguía presente, quise tomar un baño pero en ese mismo instante los recuerdos del sueño bajo la ducha inundaron mi mente, deseaba quitarlos de allí pero permanecían pegados como chicle.
Lleve mis manos a los lados de mi cabeza sacudiéndola, apretando mis ojos lo más que podía pero los flashbacks no se iban.
Sentía las manos de Phoenix apretando mis rodillas para calmarme mientras emitía algunas palabras a las que no prestaba atención, mis pensamientos no me permitían escuchar otra cosa que no sea el sonido del agua cayendo y los suspiros de él.
Abrí los ojos de golpe, posándolos en la puerta del baño de mi habitación, se veía tenebroso en este momento.
Pero deseaba sentirme menos sucia, quizás el agua calme el ardor y lo asqueada que me sentía.
Mas...¿Y si él estaba ahí dentro? ¿O llegase de repente?
Era poco probable.
Era consciente de que solo lo había soñado, que era fruto de mi imaginación, pero eso no aliviaba mi temor.
-Phoebe, ey, psss, Hebee- oí, saliendo del trance en el que había entrado- ¿Te encuentras bien Hebe, estás pálida?- preguntó mi hermano aún en cuclillas con la expresión preocupada.
Asentí-Necesito tomar un baño ¿Podrías quedarte aquí mientras lo hago?- pregunté avergonzada, tal cual una niña pequeña.
Me observo ceñudo demostrando desconcierto.
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Tristán
Teen FictionUn aspecto de ángel, mas no pasaba de eso;era la oscuridad en persona. Su cuerpo era el paraíso y sus ojos el abismo. Él fue su sueño más oscuro. Él le abrió la puerta y ella entró a su infierno. Ella le ofreció su corazón a su propio verdugo, abra...