Advertencia-3

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Y ahí estaba él, con los codos apoyados sobre la mesa,sus dedos entrelazados y el rostro descansando sobre estos.
Parecía mirarme sin pizcar siquiera, con sus grandes ojos que apezar de la distancia se notaban claros.
Asustaba, o al menos en mí causaba eso.

Evan pareció notar mi desconcierto, y el hecho de estar mirando un punto detrás suyo lo hizo girar por completo su torso en tal lugar al mismo tiempo que Phoenix giraba su cabeza en nuestra dirección.

Phoe al vernos ensanchó una sonrisa en sus labios dejando a la vista su perfecta dentadura; una expresión ya desconocida desde hacía un mes. Sonreí con nostalgia.

Sacudió su mano efusivamente en forma de saludó mientras era correspondido de inmediato por Evan; sin importar que ya se habían encontrado anteriormente en el departamento. Eran los cuñados que mejor se llevaban, se adoraban.

-Phoe está aquí- informó Evan con notable entusiasmo, como si fuese un gran descubrimiento y yo no lo hubiese visto, quizás también sorprendido por el drástico cambio de Phoe.-. Le diré que venga- dijo volviendo a girarse sobre su banco.

-No es necesario mi..- y sin la oportunidad de impedirle que convidase a Phoe a que se uniera a nosotros; los llamó.

-¿Y si vienen aquí?- sugirió Evan en un tono alto observando a Phoe, llamando la atención de otros clientes del local, ganándose una mala mirada de parte del gerente del local por el tono de su voz.

En cuestión de segundos observé cómo Phoenix le decía algo al ojiazul y este asentía observándolo.
Los dos cogieron las tazas que tenían sobre la mesa, salieron de la misma y se dirigieron a la nuestra.

Phoenix se acercaba con una sonrisa de oreja a oreja, se notaba realmente feliz, eso me extrañó.
El tipo de ojos claros cuyo nombre desconocía se acercaba imponente, elegante, con el semblante serio.

-Hola hermano- saludo Phoe sonriente, removiendole el cabello a Evan.

-Hola pitufo- le saludo este, llamándolo por el apodo que el propio le había puesto. Phoe giró los ojos en respuesta.

-. Hola hermanita- me saludo al tomar asiento al lado mío, dándome un fuerte abrazo y un sonoro beso en el cachete, sorprendiéndome aún más.

Phoenix siempre fue un chico muy cariñoso y efusivo pero después de lo que había pasado eso se había quedado en el pasado, hasta este momento, claro. Lo observé atónita sin poder corresponderle el abrazo.

-Buenos días...Evan supongo?- saludo educado aún de pie el ojiazul, extendiendo una de sus manos en su dirección.

-Así es, Evan Horan- saludó Evan, dándole un apretón de manos- Tu...

-Tristán- respondió sin dejar que Evan terminara su pregunta-, Tristán Johnson, un gusto- agrego antes de sentarse al lado de Evan.

-Adivínen quién tiene un nuevo trabajo- chilló Phoe, llamando la atención de todos- ¡Pues claro que yo!- agrego más que contento.

-¡Felicitaciones Pitufo!- le felicitó Evan, haciendo un choque de puños con Phoe.

-¿Tú no me vas a felicitar?- pregunto girándose a verme, haciendo un mohín con los labios.

-Claro que si- dije no tan segura-. Felicitaciones hermanito-agregué dándole un abrazo.
No me cuadraba para nada.
¿Este desconocido tendría algo que ver?

-¡Evan! ¿Te acuerdas de Petter?- preguntó en su dirección apenas lo solté. Cambiando totalmente de tema.

-¿El tatuador?- pregunto este juntando las cejas dudoso, Phoe asintió.

-En su local están haciendo descuentos en tatuajes y perforaciones- informó entusiasmado.

Intente prestar atención a la conversación de ambos chicos. Aún no podía creer lo bien que se encontraba Phoenix, se veían realmente animados mientras conversaban de futuros tatuajes que pretendían hacerse o del precio que estaban dispuestos a pagar por los mismos, pero me era imposible concentrarme, por más que lo intentaba, sentía sus ojos en mi.

Sin poder evitar, lo encare topándome con sus dos orbes azules observándome.
Y desde el momento en que pose mis ojos en los suyos ya no oí nada.

Sin percatarme me encontraba detallando su rostro.
A diferencia de la primera vez que lo había visto, hoy sus ojos estaban mucho más claros, ya no eran del tono azul oscuro de esa tarde en el cementerio, eran celestes; muy celestes. Pareciendo ser falsos de lo limpidos que eran, acompañados por sus arqueadas pestañas del mismo color que su claro cabello.
No contaba con ni un solo lunar en el rostro, ni una sola mancha, ni un poro abierto; tenía la piel perfecta.Con la mandíbula bien definida, al igual que su nariz. El cabello ondulado le caía por la frente sin cubrirle las cejas, todo en él se veía tan depurado, tan peculiar, tan...

Tenía un rostro angelical.
Era un ángel.

Mientras yo observaba lo impecable que el era por fuera el parecía penetrar con sus ojos lo más turbio que yo tenía dentro, causándome escalofríos por todo el cuerpo.

Un codazo de parte de Phoe me devolvió al mundo real. Y antes de observarlo a él, volví mi vista al ahora ojiceleste, ya no me observaba, estaba concentrado en su taza de café, mientras tenía una pequeña sonrisa de lado.

¿Era consciente de lo que ocasionaba?

-¿Me estás estás escuchando Phoebe?- preguntó Phoenix con una ceja alzada.

- ¿Qué decías?- pregunté perdida, con el ceño fruncido.

- Que si te animas a hacerte un tatuaje con nosotros- dijo animado, señalando a Evan. El cual me observaba con atención.

- Puede que lo haga, no lo sé- respondí casi sin ganas, volviendo a sentir su mirada sobre mi.
Me hacía sentir demasiado incómoda, los escalofríos no me dejaban mas al mismo tiempo sentía un calor abrumador recorrerme.

Para asegurarme o descartar la idea de que me observaba, lo mire de reojo.
Y si, ahí estaba el nuevamente observándome, sin quitar su sonrisa ladina.
¿Hacerme sentir incómoda era tan divertido?

Aparte mis ojos de prisa,comenzaba a asustarme y sentía que empezaba a sudar.
Quizás esa era su intención; meterme miedo.
¿Pero, por qué? Apenas sabía su nombre.

-Evan va-amos- pedí, travandome al hablar. Necesitaba salir de ese lugar, estar lejos de su presencia.-.Por favor- agregué, notando su desconcierto.

- Pero aún no es nuestro horario de trabajo- dijo observando la hora en su celular-, es temprano aún.

- Tengo cosas que hacer Evan, hoy entro más temprano- mentí

- Pero..

- Por favor amor - pedí, sabiendo que el no se resistiría. Le encantaba que le dijese amor, se derretía por completo. Cualquier cosa que le llegase a pedir usando esa simple monosílaba, el lo haría.
Si quería un pony era cuestión de decir "Amor, quiero un pony" y ya tenía un pony.

- Hablamos luego Phoe- dijo en respuesta. Sonreí aliviada.

- No te olvides de los tatuajes- le recordó Phoe.

-No lo haré- aseguro Evan-. Hasta luego Tristán- dijo dirigiéndose al mismo. Mientras salía de la mesa.

-Hasta luego- respondió este en tono amable.

- Hablamos en casa- le susurre al oído a Phoe, de forma que solo el pudiese oírme. Me observo con el semblante serio, sin decir nada, probablemente ya consciente de que al llegar en casa escucharía unas rabietas.

- Adiós - dije al salir de la mesa sin querer ser grosera,poniendo mi atención en el tipo que me hacía sentir incómoda.
Y sin esperar una respuesta de parte de él, quise salir de ahí, dando algunos pasos tirando de la mano de Evan, para que tomara prisa.

-Nos veremos pronto, Hebe- respondió con un tono suave y ronco al mismo tiempo. Se me erizó la piel al oír su voz, mejor dicho; sus palabras.
Ni siquiera me voltee a verlo, más bien apreté aún más la mano de Evan, tirando de él, acercándolo a mi.

¿Eso había sido una simple despedida o había sido una advertencia?

TristánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora