Ojos del infierno- 5

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Mi cerebro me había pasado una mala jugada.
Al abrir mis ojos me encontré en la oscuridad de mi habitación.
Respiraba de forma entrecortada, estaba agitada como si lo que había soñado fuese real; me faltaba aire. Mi corazón latía desenfrenadamente como si quisiese salirse de mi pecho.
Cogí una bocada de aire y luego la solté lentamente, repitiendo esto unas cuatro veces hasta conseguir respirar con más normalidad.

Sin poder ver absolutamente nada, me levante de mi cama, intentando dirigirme al interruptor de luz de mi habitación, guiándome con mis manos y pies de no chocar con nada llegue a la puerta, comenzando a palpar la pared hasta toparme con el bendito interruptor y así lo hice, la presioné y nada, la volví a presionar y nuevamente nada, no había luz.

Empecé a desesperarme, el miedo volvía.
A pasos torpes y echando al piso algunos artefactos que obviamente no podía identificar que eran debido a la oscuridad; llegué a la ventana que se encontraba cerrada justo como la había dejado en mi sueño, pensar en eso me erizo los bellos del cuerpo.

Al abrir la ventana un relámpago acompañado de un trueno marcaron presencia iluminado el oscuro cielo y mi rostro.

¿Acaso seguía en el sueño?

Pinche mi brazo con fuerza para comprobarlo, causándome un pequeño ardor en dicha zona.
-Auch- gemi bajito.Estupida.
Me sobe el brazo fijando mi vista al cielo, no había una estrella siquiera en él. El trueno retumbaba a cada instante, bajé la mirada. Me encontraba en el cuarto piso del edifico, desde aquí se podía apreciar una hermosa vista en las calles, las personas andando de un lugar a otro, las hermosas flores que adornaban la doble avenida, los faroles y los bancos perfectamente barnizados que se hallaban allí cerca. Pero en este preciso momento justamente no era así, ninguno de los edificios que se encontraban alrededor contaba con luz, ni los faroles emitían luz, era la oscuridad en su máxima expresión.

Lo peor no era estar en la oscuridad, lo peor era no dejar de pensar en sus ojos oscuros y el maldito sueño.
Había sido tan real.

No pegue un ojo en toda la noche, desde que me había despertado en medio de un terrible sueño hasta ahora.
Estaba tendida en mi cama boca arriba, la luz había vuelto media hora atrás, eran las 5:23 de la mañana, jamás en mi sano juicio estaría despierta a tal hora, pero ni siquiera había dormido, que era peor.
Todo estaba silencioso, apenas empezaba a amanecer después de una noche de tanta oscuridad y tormentas.
Había pasado toda la madrugada pensando en el sueño, recordando y recordando; sin poder apartar lo sucedido en el sueño de mi mente por más que lo deseaba. Y por más que no quisiera recordar, lo seguía haciendo.
Decida por borrar esos recuerdos de mi mente, fui a tomar un baño.

Me adentré al baño despojadome de mi ropa, quedando solo en ropa interior. Me observe en el espejo, era un asco. Tenía el cabello enmarañado y dos bolsas oscuras debajo de mis ojos caídos por el sueño.

Abrí el grifo ajustado la temperatura, y antes de entrar bajo la ducha me despojé de mis pantis, encontrándome con algo inesperado; estaba mojada.

Tenía la ropa interior mojada, y no era orina; obvio. Era flujo.

Soy virgen pero no ignorante, sabía el motivo de mi estado. Aún que me resultaba extraño.
¿Cómo eso podía ser posible? El sueño turbio había pasado horas atrás y mi ropa interior seguía mojada.

Me sentía sucia y asqueada.

¿Cómo podía tener un sueño húmedo con un desconocido que me asustaba?
De hecho...
¿Cómo podía tener un sueño de esos con alguien que no fuese Evan?
¿Eso contaba cómo infidelidad?

TristánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora