La cafeteria-2

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-¡Hebe, arriba ya!- exclamaba Phoe a los pies de mi cama, tirando de mi cobija,mientras yo me aferraba a ella-Arribaaaaa- pidió gritando tirando más fuerte, consiguiendo destaparme.Haciéndome un ovillo en la cama por el frío

-Es temprano aún- dije ceñuda en un bostezó- déjame dormir

-Me gustaría hacerlo, pero Evan está en la sala- comento, señalando con su dedo pulgar en tal dirección- y yo necesito salir.

Me enderecé rápidamente en mi cama al oír lo último.

-¿Salir?- pregunte somñolienta

-Si, salir-dijo con obviedad observando su reloj de puño-, de hecho ya me estoy atrasando.

-¿Dónde?- pregunte gateando sobre la cama hasta llegar a él

-A buscar trabajo- dijo saliendo por la puerta de mi habitación
¿Trabajo?
¿Cómo se suponía que alguien en su condición estaría buscando un trabajo? O peor, trabajar en si.
Es decir; estaba entero, tenía salud física aparentemente pero... ¿Y su salud mental? ¡Ayer había sido el único día en todo un mes en el que no había llorado! ¿Y hoy ya estaría buscando un trabajo? Eso no.

Baje de mi cama lo más rápido que mis piernas me permitían, sin siquiera ponerme unas zapatillas o limpiarme la cara; salí detrás suyo

-¡No puedes hacer eso Phoenix!- le grite entrando a la sala, encontrándome a Evan observándome con una pequeña sonrisa desde el sofá más pequeño. No me importaba en absoluto que me viese en tal estado; sin una gota de maquillaje, despeinada, ojerosa, descalza y con una tremenda facha de una sin techo, él ya me había visto en casi todas las formas posibles, mi aspecto delante suyo era lo que menos me importaba.

-En realidad, si puedo- dijo con una media sonrisa, cogiendo una campera de cuero que estaba encima de un puf

-Aún no estás en condiciones de trabajar Phoenix- dije en un intento de que entre en razón

-No soy un niño, mucho menos un inválido- dijo serio desde la puerta, apunto de salir-. No permitiré que mi hermana menor me siga manteniendo- sentenció y sin despedirse salió, cerrando la puerta a sus espaldas.

Suspiré resignada.
¿Qué más podía hacer? 
¿Salir corriendo detrás suyo gritando que no podía trabajar?
Eso sería en vano, era muy testarudo. Lo único que conseguíria sería llamar la atención de los vecinos del edificio.

Y de cierta forma tenía razón, era mayor de edad y podía hacer lo que él quisiese, de hecho era mi hermano mayor.

-Estará bien- dijo Evan a mis espaldas poniendo sus manos en mis hombros dándoles un pequeño apretón y dejando un corto beso en mi cabeza-. Es fuerte y debe empezar a dejar el pasado en dónde está; en el pasado.

-Lo sé, pero me preocupa- confesé. Algún día Phoe debería de rehacer su vida ¿Pero acaso ese era el momento? -. Y eso que lo decidió sin consultarme.
Bufé

-Hebe, ya está grandecito cómo para que apruebes o no todo lo que decide hacer- dijo dando otro corto beso en mi cabaza, había sonado cómo reproche, pero no lo era. Era un tipo de consejo.
Evan era de esos amigos que te lo dicen todo en la cara, por más que no te guste escuchar lo que emitía; sabías que tenía razón.
En ninguna ocasión te pasaba la mano por la cabeza, el te daba un cachétazo en la cara con sus palabras sinceras, era firme con lo que pensaba y eso me encantaba.
Mas el no era un amigo, era mi novio.
Fuimos  mejores amigos en la adolescencia,seis años exactamente. Una hermosa amistad que se convirtió en amor.

Continuábamos cómo mejores amigos, pero con más derechos y otro título.

-Detesto que siempre tengas razón- bromeé, girándome y dándole un corto beso en los lábios.

TristánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora