Capitulo 11 Cereales y mucha azúcar

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Decidí no darle mucha importancia a la carta, ya que ningún estúpido con tiempo me vendría a intimidar, no caería en ese juego tan infantil, por lo que tire la carta a la basura junto a las flores, que aun se veían bastante lindas no sabía si podían tener algo o quien sabe que cosa.

Mire mi habitación y revise mis cajones, como había llegado hace poco no tenía nada para comer, solo había traído un par de cosas para sobrevivir un par de días, por lo que hoy me tocaba ir por suministros para sobrevivir.

- Muy bien, en eso me voy a entretener el día de hoy - pensé en voz alta para mi misma y busque entre mis cajones ropa cómoda, me di una ducha rápida y até mi cabello en una media coleta desordenara, la verdad es que si, como se han dado cuenta soy una chica que odia peinar su cabello, así que se imaginaran que clase de peinado es el que traigo el día de hoy, uno bastante simple y desarreglado. La verdad es que no me agrada peinar mi cabello ya que al ser algo ondulado es algo que toma mucho tiempo y mi cabello super mega desordenado ya es parte de mi, solo trato de que se vea algo decente y ya esta.

Una vez lista con mis shorts, mi sudadera gris y mi mochila tomé las llaves y partí en la búsqueda de algún supermercado que pudiera encontrar en algún lado. En realidad esperaba que estuviera cerca, pero cuando empecé a preguntar en donde podría encontrar uno descubrí que debía tomar el autobús. Para mi suerte no tuve que esperar ya que llego muy rápido, el camino fue relajado y me entretuve mirando el exterior.

Al llegar me di cuenta que este supermercado no era igual al que iba con mi madre, este era mas grande y mucho mas bonito, habían tantas cosas y tantos pasillos que pensaba que me iba a perder. 

- Ok Ali, no tengas miedo, se que tu sentido de la orientación a veces falla pero encontraras la salida - Me susurre a mi misma tomando el carrito empezando a caminar por cada pasillo, sacando de las estanterías todas las cosas que necesitaba; jabón, detergente, fideos, sopas instantáneas, todo lo que una persona promedio que vive sola compraría. Cuando llegué al pasillo de los cereales una sonrisa apareció en mi rostro. Ustedes no se imaginan cuanto amo las cosas dulces, podía vivir sin fideos instantáneos pero sin cereal no.

Empecé por las galletas, con chispas, chocolates, dulces, y por ultimo mis amados cereales.

Mi carro tenía mas chuches y cereales que cualquier otra cosa, creo que vivir solo tenía sus ventajas

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Mi carro tenía mas chuches y cereales que cualquier otra cosa, creo que vivir solo tenía sus ventajas. Aun que no se confundan, extraño bastante estar con mi madre, su comida es la mejor aun que a veces se le quemara.

Mientras miraba que otras cosas podía llevar, una voz detrás de mi hizo que me sobresaltara.

- De verdad que eres extraña - al girar me encontré con la odiosa cara de Maren ¿de verdad no podía tener un día para mi sola sin que ella apareciera?

- ¿Se te ofrece algo? - pregunté levantando una ceja ignorando su comentario

- Nada de ti querida, solo que tu figura de ballena me ha estorbado el paso, pero ya veo el porqué, no comes nada mas que... esto - tomó una de las cajas de cereal que estaban en el carrito mirándola con asco.

- Te agradecería que dejaras de tocar mis cosas, además no todas queremos ser una anoréxicas como tu - sonreí tomando la caja de sus manos - si me disculpas estoy ocupada.

- De verdad que eres una insolente - Gruñó Maren con una mirada oscura - Creo que te hacen falta clases de conducta, incivilizada. 

¿incivilizada yo? de verdad esta chica estaba loca, primero ella me molestaba y después era yo la que daba problemas ¿de verdad me estaba diciendo eso a mi? respiré profundamente ya que no quería hacer una escena y mucho menos en esta zona de la ciudad.

- No tengo tiempo para tus berrinches, si quieres atención ve a ladrarle a tu novio - Antes de que dijera otra cosa tome mi carrito dispuesta a irme.

- Ya te has pasado de la raya maldita - para mi mala suerte le había dado la espalda, lo que Maren aprovechó y me tomó del cabello, jalándome hacia atrás haciéndome caer sobre mi trasero y agarrándome de sorpresa su actitud.

- ¡¿estas... !? - Mi voz que segundos antes había sido fuerte desapareció, sus ojos habían cambiado y una de sus manos sostenía mi cuello. Por primera vez recordé lo que me había enseñado mi madre hace años, los puros tenían habilidades que los mestizos no. Jamás lo había creído hasta ahora.

- ¿Crees que estoy jugando? - preguntó soltándome, pero algo extraño pasaba, era como si su agarre siguiera ahí - Dejare pasar esto ya que estamos en un lugar publico, pero aprenderás a respetar a los que están sobre ti - La mano invisible apretó mas mi garganta y segundos después me soltó.

Ví como se iba y la sensación de que algo sujetaba mi cabello se desvaneció también. La verdad aun estaba algo asustada, era como si esa chica tuviera manos invisibles, de solo pensarlo un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Llevé una de mis manos al cuello mientras me levantaba del suelo, era mejor si me iba lo mas pronto posible de aquel lugar antes de que me topara con otro puro desquiciado. 

Pasé por caja y la chica que me atendía me quedo mirando unos minutos, lo que me hizo sentir algo incomoda así que cuando termino de pasar todo por la caja, coloque la mayor cantidad de cosas que pude en la mochila, tome las bolsas y salí rápidamente del lugar para volver.


Al llegar me sentía agotada, dejé las comprar a un lado y coloque el cerrojo, no quería que alguien volviera a entrar como ayer, revisé mi habitación en busca de algo anormal pero no había nada fuera de lugar, excepto que al pasar por el lado del espejo vi algo oscuro en mi reflejo. 

Volví a mirarme en el pero esta vez detenidamente y me di cuenta que en donde antes habían estado las manos de Maren ahora había un notorio moretón, ahora entendía porque la chica que me había atendido me había quedado mirando.

- Maldita Maren loca - gruñí tocando mi cuello - esto dolerá por unos días - resoplé tirandome sobre la cama frustrada - tendré que maquillarlo de alguna manera para no asustar a Bri.

Aceptando la realidad de mi nuevo y sensual moretón me puse a ordenar las cosas que había traído. Agradecía que la beca que me habían otorgado también contara con dinero para diferentes gastos, así podría tener mas libertad a la hora de comprar lo que necesitara, sin contar de que como era un monto bastante alto lo había dividido con mi madre antes de venir, así ambas estaríamos bien aun que estuviéramos lejos la una de la otra.

Los Ojos De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora