Capitulo 13 Labios azules

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Lo primero que pensé fue "al diablo con todo", la verdad desde que había llegado aquí todo había sido bastante duro, además con lo que acababa de suceder ya tenia suficiente como para un año o mas, necesitaba desconectarme.

- ¿Conoces algún lugar donde podríamos ir a beber algo? - pregunté mirando al chico de reojo.

- Esta claro que lo se, sino no te podría haberte invitado - Su voz estaba cargada de energía, cuando termino la oración soltó una risa fuerte que se escucho en todo el pasillo, era una risa tan contagiosa que no pude evitar reírme.

- perdón, es solo que... - no podía terminar de hablar porque la risa volvía a ganarme - tu risa es demasiado contagiosa - casi era imposible respirar, solo podía reír en ese momento.

- Claro que no, es tu risa la que me da mas risa - volvió a reír mi acompañante, quien ya tenia una mano en su estomago.

- Por favor para, me estas haciendo llorar - las lagrimas salían de mis ojos y mi estomago dolía pero esto era una sensación maravillosa - te lo suplico, me vas a matar.

- Esta bien... me calmo - dejo de caminar y puso un semblante serio y su boca se apretó, como si aguantara la respiración.

- ¿Qué haces? Así menos dejare de reír - reprimí una risa y coloque la misma cara que él, colocándome frente a él.

Sin darme cuenta pasé de la risa a la sorpresa, se acerco rápidamente a mi y me besó. Si, el chico que recién minutos atrás había conocido se agacho levemente frente a mi y besó mi mejilla.

- Perfecto, creo que la cura ha sido efectiva - sonrió al ver mi cara de sorpresa.

- Yo... espera ¿Por qué acabas de hacer eso? - le pregunté saliendo de mi estupor empezando a caminar. No me había dado cuenta que me había quedado congelada en mi lugar y el había seguido caminando, por que tuve que acelerar mi paso.

- Es un método infalible para quitar la risa ¿acaso no ha funcionado? - respondió cuando llegue a su lado.

- Bueno si, en eso tienes razón - Jamás en la vida se me habría ocurrido hacer algo así para quitar la risa - Normalmente dicen que asustar a las personas sirve, pero nunca pensé que de esa forma se podría ¿Cómo lo descubriste?

- Pues lo acabo de hacer en este instante, solo pensé que eso funcionaria  - dijo despreocupadamente encogiéndose de hombros.

- Oh, bueno - 


Seguimos caminando hasta llegar a uno de los estacionamientos y uno de los autos encendió las luces, miré a mi acompañante y vi que en sus manos tenía unas llaves.

- Muy bien mi querida damisela, le presento su humilde corcel - Se apresuro a abrir la puerta del auto y puso su mano detrás, como haciendo una pequeña reverencia.

- Me alaga mi gentil caballero, aceptaré su invitación a subir a este humilde corcel y viajare con usted el día de hoy - sonreía divertida siguiéndole la corriente en su juego.

Cuando ambos estuvimos dentro del auto me di cuenta de que se me había escapado un pequeño detalle ¡nunca le pregunté como se llamaba!

- Emm... yo... olvide presentarme, me llamo Alice - Miré a través de la ventana tratando de que sonara natural la conversación.

- Lindo nombre, me gusta - Sonrió colocando el intermitente y doblando por una calle que llevaba a la ciudad - mi nombre es Dante -


Después de unos minutos mas en auto llegamos en frente de una cafetería era pequeña pero bastante bonita a mi parecer. Nos bajamos y nos dirigimos al interior de esta y al entrar el exquisito aroma a café inundó mi nariz.

Los Ojos De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora