Niño caprichoso, tonto.

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2005, cuatro meses después


Estaban en la clase de canto, junto al tan prestigioso entrenador vocal.

Los presentes permanecieron callados, impotentes de no poder hacer nada ante los crueles gritos que este dirigía hacia TaeMin, el niño prodigio del baile.


ㅡ ¡Eres un desastre! ¿No te escuchas? Aish... En serio debes estar tan sordo para no escuchar lo horrible que cantas, ¿no tienes vergüenza de tus compañeros que tienen que escucharte pegar esas desafinaciones?

Si tuviera un poco de decencia, cancelaría mis clases de canto para no ser tan ridículo como lo estás siendo tú ㅡ soltó un profundo suspiro, colocando una mano al costado de su propia cintura mientras sostenía varios papeles con la otraㅡ ¡Ya me haces mierda el día con tan sólo verte!

¡Mis oídos están hechos para escuchar voces que valen la pena! ¡No un niño desafinado que solamente me hace perder el tiempo! ㅡle señaló con el par de papeles.


TaeMin se mantenía fuertemente agarrado del micrófono, al mismo tiempo que veía fijamente a los ojos a su profesor vocal.

No supo exactamente cómo pudo recibir tales palabras de menosprecio sin echarse a llorar de dolor, porque dolían, dolían tanto que el cuerpo entero se sentía enfermo.


Hubo un silencio tenso después de todo el descargo que realizó el profesional contra el menor.


TaeMin agachó finalmente la cabeza y avanzó a pasos lentos para dejar el micrófono donde correspondía, pero antes de hacerlo Jinki se ante puso.


ㅡ Subaenim... Él tiene una voz dulce y sí, está en una edad donde su voz es inestable, pero si entrena con alguien como usted, él será un cantante de renombre ㅡ trató en lo posible de sonar respetuoso.


ㅡ ¿Y a ti quién te dijo que te metas? ㅡle dio un golpe en la cabeza a Jinki con los papelesㅡ ¿Crees que puedes pasar sobre mis palabras?


ㅡ No... Claro que no... ㅡ agachó la cabeza y miró de reojo al menor, a quién sostenía de la muñecaㅡ sólo le pido una oportunidad, un poco de paciencia ㅡ recibió varios golpes de esas hojas por lo que pidió, pero no le importó, tampoco iba a quedarse con los brazos cruzados, dejando que su amigo sufra solo.


ㅡ ¿Te volviste loco? ¿Quieres que haga una carta por mala conducta contra ti?, ¿Huh?


Eso lo hizo callar y TaeMin rápidamente se soltó de él.


ㅡ Está bien ㅡmusitó para Jinki, dejó el micrófono en su lugar y salió del salón lo más rápido que pudo.


El salón quedó bajo un manto de silencio incómodo.

Donde querían gritar ante los maltratos.

Donde querían armarse de valor y lanzarse a golpes contra el adulto.

Pero nadie era capaz de hacer eso, nadie puede hacerlo o las consecuencias serían nefastas para el futuro de quienes aspiraban su carrera artística.



De tanto haber corrido, no se fijó que estaba demasiado lejos del edificio.

Se detuvo al costado de un edificio abandonado, recostó el cuerpo ahí y tomó asiento en el piso.


『 ¡Ya me haces mierda el día con tan sólo verte!

¡Mis oídos están hechos para escuchar voces que valen la pena! ¡No un niño desafinado que solamente me hace perder el tiempo! 』


Una primera lágrima descendió de sus ojos al recordar esas bruscas palabras, dichas con tanta rabia que, ni siquiera las palabras dolían tanto, sino, el veneno de la maldad en ellas.

Se abrazó a sus piernas posando la cabeza sobre las rodillas. Fue cuando se echó a llorar, desmoronándose en su soledad.

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