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fui a la cafetería en donde trabajas los fines de semana. bueno, realmente no fui al lugar como tal. me quedé sentado en la calle de enfrente unas tres horas, observandote a través de las enormes ventanas del local.
¿qué pasaría si entro? ¿me mostrarías una sonrisa como al resto de clientes que haz atendido? ¿me tratarías amablemente?
quería entrar, quería hablar contigo y arreglarlo todo para que regresaramos a casa y te quedaras a dormir, quizás después podríamos follar o cualquier cosa que me permitiese asegurarme de que eres mío y de nadie más.
sin embargo, tenía miedo de que te enojara verme ahí. no podría soportar que me vieses como si fuera un asco de persona. si, lo soy pero tú jamás me haz mirado de ese modo.
al final, por vagar tanto en mis pensamientos no noté cuando habías salido del lugar para caminar en mi dirección y pararte frente a mi. preguntaste "¿qué haces aquí?" y entonces miré hacia arriba, por fin tus ojos estaban mirándome a mí y sólo a mi de nuevo.
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