Jisoo

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Joshua llevaba más de dos semanas sin poder dormir.
No es como si lo necesitara, al fin y al cabo podía usar energía eléctrica para mantenerse despierto, pero aún así no había tenido la oportunidad de descansar como ya le era costumbre.

Las palabras de Seungcheol rebotaban en su mente a diario, atormentandolo.
En primer lugar, Jeonghan debería haber sido advertido de todo esto desde un principio.
Pero Joshua no había tenido el corazón como para lastimarlo.

La noche en la que Seungcheol había ido a comer a casa, Jeonghan se había reído como nunca antes lo había visto.
Se veía tan feliz y tan cómodo que contarle sus problemas solo arruinaría todo lo que le había costado tanto construir, la confianza.

Así que el androide había optado por mantener el silencio, y hacer como si nada hubiese pasado, y desde entonces solo se pasaba sus días cocinando o viendo la televisión, ya que el clima tampoco les había permitido dar paseos como antes, por lo que tuvo más tiempo todavía para torturarse a sí mismo con la amenaza de Seungcheol.

"¿Quien era Jisoo?"

Esa pregunta no dejaba de dar vueltas por la cabeza del androide.
¿Acaso el era Jisoo? ¿Que había hecho para molestar tanto a Seungcheol en su vida humana?.
Joshua no tenía respuesta a ninguna de esas preguntas, y lo peor es que tampoco había forma de conseguirlas.

Ahora se encontraba atrapado en una cárcel de tiempo, dentro de un pequeño apartamento de dos ambientes junto con su paciente. Sólo esperando a que ese mes termine para que la policía llegue y se lo lleve de su hogar, a una tienda en donde muy seguramente lo desactivarian para siempre.
No sonaba tan mal, almenos no para él.

Pero había algo que le hacía dudar de sus acciones, había alguien que le hacía replantearse de si rendirse era la solución.
Jeonghan movió su última pieza por encima del tablero, intentando comer a alguna de las piezas de Joshua antes de su inminente derrota.

- ¿Sabes que ya te gané verdad?

- Todavía tengo una pieza, puedo dar vuelta esto en cualquier momento -Dijo el mayor, solo un segundo antes de que el androide se comiera a la reina de Jeonghan, con uno de sus peones- no se vale, seguro usaste tu modo automático de juego en nivel experto.

- Hannie soy un androide, no un Windows.

Jeonghan suspiró aceptando su derrota, y se levantó del suelo para poner a lavar los vasos sobre la mesa.

Aquel día la luz se había cortado por las fuertes tormentas, así que los dos chicos habían decidido jugar a sus juegos de mesa abandonados para pasar el rato.
El problema era que Joshua podía ganar en todos y cada uno de ellos.
A excepción del monopoly.

- Josh, mañana tengo que ir al hospital, ¿podrías ayudarme con los carnet? -Jeonghan seguía lavando los vasos mientras el androide se levantaba de su asiento, y rebuscaba en los cajones en busca de los documentos que necesitaba.

Los carnet de seguridad eran las identificaciones que los pacientes de los hospitales necesitaban para poder ser atendidos, ya que ahí se registraban sus problemas médicos anteriores y sus condiciones para que la atención fuese más rápida.
Sólo los humanos podían tener un carnet de seguridad, pero los androides solían tener excepciones, por ejemplo cuando un humano moría dentro del hospital y su cuerpo era usado para construir androides, el estado por obligación tenía darle una ficha al androide para conocer su tipo de sangre y sus problemas motrices en caso de fallas en su sistema humano.
Osea, en caso de que su cuerpo real se lastime, ya que no todos los androides estaban hechos de más partes robóticas que humanas.

Joshua comenzó a separar los carnet de Jeonghan, ya que tenía varios en caso de perder uno, o muchos otros en caso de tener que salir del país, sin contar los documentos de su atención psicológica.
Pero uno entre esos tantos llamó la atención de Joshua.

23.13 - Jihan - SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora