Primera Vez

504 76 31
                                    

Al principio era común negarse a recibir ayuda.
Él podía cocinar, podía lavar, podía limpiar la casa.
El verdadero problema llegaba cuando debía interactuar con las personas; y a pesar de eso, el que te obliguen a tener un ayudante como si por ti mismo no pudieras valerte, era frustrante.
Pero en cierto punto el sabía lo mucho que lo necesitaba, y terminó cediendo a su ayuda de la peor manera posible.

23. 13, el ahora apodado, Joshua, no tenía permitido dejar a Jeonghan solo en las calles, por lo que lo acompañaría obligatoriamente a cualquier lado que vaya, y Joshua no tenía problema con eso, pero Jeonghan si.

El pequeño mercado no estaba muy lejos, de hecho solo se encontraba frente a su casa, pero al estar cerrado por obvias razones, aquel domingo tuvieron que buscar otra alternativa.
Walmart.

Jeonghan temblaba mientras intentaba entrar en ese mar de gente, a la vez que sentía las miradas sobre él por su changuito desviado hacia la derecha.
Y ni hablar de la ropa que llevaba.
Su cabello seguramente se veía mal.
¿Se había puesto los lentes de contacto?
¿Cuantas veces revisaba sus pies para confirmar que llevaba zapatillas y no sus pantuflas naranjas? Casi como 10 veces.
Incluso a causa de un despiste, un niño pasó junto a su carrito, empujándolo y tirando un tarro de miel del estante.
Sentía que sus ojos se volvían de agua, su respiración era rápida y podía jurar que temblaba como una hoja, por lo que intentaba aferrarse a su cabeza para calmar aquel intenso mareo.

— ¿Está bien señor? Por favor respire con calma, estamos solos ahora —Los ojos de Jeonghan, que se encontraban cerrados con fuerza, se abrieron lentamente, mientras una mano fría y otra cálida separaban las suyas propias de su cabello, del cual sin notarlo estaba jalando hasta hacerse daño— Tranquilo, traje las pastillas, mireme a los ojos y cuente hasta 10, nadie lo está mirando.

Joshua tomó un paquete de pastillas rojas de su mochila, tomando también una botella de agua, y entregándole ambas al chico tembloroso junto a el.

Jeonghan no dudó en tomar las pastillas con actitud molesta, sin necesidad de tomar agua, y tragándolas en el primer intento.
Ni siquiera podía salir solo al supermercado, se sentía un tonto.
Joshua no había hecho mas que ayudarlo toda la semana, con cosas en las que realmente no necesitaba ayuda.
Limpiaba el hogar, cocinaba, ordenaba su cama, lavaba toda la ropa, y ahora incluso tenía que hacer las compras por el.
Y claro que lo haría porque en cuanto salieran del Walmart, no volvería a pisar un supermercado en su vida.

— Estoy bien, deja de mirarme así —Joshua insistía en alejar a Jeonghan de las personas, ya sea poniéndose en medio de él y las multitudes, acorralándolo en una góndola, o distrayendolo cuando las personas los miraban.
Pero Jeonghan tampoco era tonto.

— Lo estoy cuidando señor.

— ¿Podrías no llamarme señor? Gracias Alfred, pero estoy lo suficientemente estable ahora, de hecho es tu presencia la que me está poniendo nervioso.

Joshua al escuchar eso se alejó dos pasos, distancia que sólo duró un minuto hasta que volvió a acorralar a Jeonghan contra la sección de cremas y cuidado de la piel, ya que un grupo de adolescentes estaba pasando justo frente a ellos y habían estado a punto de empujarlo

Sus ojos estaban frente a frente otra vez, y sus narices se podían tocar si alguno se enderezara como debía.

Desesperante, esa era la palabra correcta.
Joshua era completa y absolutamente desesperante.
El androide fue apartado hacia un costado de un golpe en su pecho.

— No vuelvas a tocarme o juro que voy a instalarte algo con virus —dijo Jeonghan dejando al androide a casi 2 metros de él.

Estaba cuidando a una persona que no quería ser cuidada; eso si que era difícil.

23.13 - Jihan - SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora