El portal se abrió, y la niña de cabello blanco lo miró con ansiedad. Sabía lo que eso significaba: su ángel guardián, el valiente muchachito que la había salvado de tantas semanas de sufrimiento estaba por regresar a su hogar. Y no existía ninguna posibilidad de que volviera a verlo de nuevo.
De la ansiedad pasó a la angustia cuando él miró en dirección al portal. Tenía que irse. Después de todo, él no tenía nada en aquella realidad en donde ni siquiera existía. Pero, ¿Acaso ella sí tenía algo allí? La familia que decía amarla la había maltratado, golpeado y lastimado peor que si hubiera sido una leprosa. Habían vendido todas sus cosas; la obligaban a dormir fuera y le hacían vestir aquel espantoso traje de ardilla que le producía alergia y estuvo a punto de ocasionarle un golpe de calor. Alguno de sus hermanos se había atrevido a golpearla con un bate. Tenía cicatrices que aún le dolían, cardenales que no habían sanado; y su confianza en su familia y en el mundo estaba completamente destruida.
Hasta que conoció a Lincoln. El muchachito casi igual a ella que apareció de la nada, contando la historia más inconcebible... Y que la rescató del dolor y la miseria.
Aquel portal era la confirmación de todas sus palabras, y la certeza de que jamás lo volvería a ver.
Esa idea la hizo llorar. Y le dió el valor para hacerle una última súplica.
-Lincoln... Sé que debes irte, pero...-.
-Linka...-. Dijo el muchachito, sintiendo que sus ojos se nublaban también. Con sus dedos, secó las lágrimas de aquel rostro tan parecido, y a la vez tan diferente al suyo.
-¡Llévame contigo Lincoln! ¡Por favor!-.
El impacto de las palabras lo golpeó como una bala de cañón. Volteó a ver el portal, y luego a la niña.
¡Pobre pequeña!
Ella era su contraparte en aquel universo. Se parecían muchísimo, pero para quien supiera observar, sus diferencias también eran evidentes. Las hormonas femeninas ya empezaban a hacer su trabajo en el cuerpo pre-adolescente de la muchachita. Su cuerpo y su cara ya empezaban a redondearse. Sus pechos comenzaban a brotar. Sus labios eran más gruesos y delicados, y su piel mucho más suave; a pesar de tantas semanas de maltrato y desnutrición.
Le había ido mucho peor que a él. Su familia lo hizo utilizar el traje solamente unos cuantos días y recuperó todas sus cosas. Al final, Lisa recobró la sensatez y ayudó a que todos comprendieran la injusticia que estaban cometiendo.
Pero la familia de Linka no se detuvo. Y no parecía que fueran a detenerse. Las heridas de su brazo eran muy recientes. El último golpe casi le había producido una fisura.
De ninguna manera podía dejarla a merced de su familia. Aunque sus hermanas lo hubieran maltratado, le habían demostrado su amor y arrepentimiento. Ellas le habían enseñado a amar y cuidar a las mujeres. Linka era una niña encantadora, y no la dejaría sola a merced de esos canallas.
Pero, ¿Qué podía hacer? Tenía que pensarlo muy rápido. Según le explicó Lisa, el portal no estaría abierto por más de un minuto. Tenía que decidirse ya.
Podía quedarse para cuidar de ella. Pero ambos eran niños. Cualquier policía o ciudadano preocupado que los viera podría dar aviso a las autoridades. A Lincoln nadie le creería que pertenecía a otro universo. Linka y él quedarían separados y los ingresaran a un orfanato, sin importar si castigarían a la familia de ella, o no.
Y por razones obvias, tampoco podrían confrontar a la familia de Linka para solucionar las cosas.
La única alternativa era llevarla a su mundo. Allí tendrían más opciones, incluso si la familia de Lincoln no la aceptaba. Podía cobrar viejas deudas; sus amigos podrían echarle una mano. Además, ahora tenía suficiente dinero. Y pasara lo que pasara, Linka jamás tendría que volver a enfrentarse a los peores traidores de su vida.
Así que Lincoln sonrió, acarició suavemente el rostro de la niña, y la tomó de la mano.
-Ven, Linka. Vamos a mi universo. Yo estaré contigo y nunca volverán a hacerte daño-.
La jaló suavemente para hacerla caminar. Pero ella lo abrazó con fuerza y lo besó mientras lloraba.
- ¡Gracias, Lincoln! Yo... No sé cómo agradecerte.
- No lo hagas-. Respondió el chico, para volver a tomarla de la mano. -¡Ven! Debemos irnos-.
Los niños atravesaron el portal, y Linka Loud se desvaneció de esa realidad como si jamás hubiera existido.
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Un amor inconcebible (Lincoln x Linka)
FanfictionLincoln se presta para uno de los peligrosos experimentos de su hermanita Lisa a cambio de una muy tentadora compensación. Viaja a un universo paralelo en el que conoce a Linka, su contraparte femenina. Lincoln la salva del maltrato que padece a man...