- Bienvenida a mi cuarto, Linka -dijo Lincoln, sonriendo-. Me imagino que ya tienes sueño. Aquí puedes descansar.
Linka miró todo el cuarto con la boca abierta. ¡Le recordaba tanto al suyo! Claro que el color, los juguetes y la disposición de los muebles eran diferentes; pero le hizo sentir tanta añoranza que sus ojos se nublaron.
Se sentó en la cama, pasando la mano por las sábanas. Apenas podía creerlo: una cama suave, con sábanas limpias. Después de tantas semanas de sufrimiento, tenía la impresión de que nunca volvería a dormir en una habitación así.
Lincoln salió un momento y regresó con una muda de ropa.
- Es una piyama de mi hermana Luan. Quizá te venga un poco grande, pero te servirá para esta noche. Mañana podremos conseguir algo de ropa para ti. Voy a salir un momento para que puedas cambiarte a gusto.
La niña lo miró mientras hablaba, y luego al bulto de ropa que Lincoln dejó sobre la cama.
Justo antes de que él saliera, se volvió hacia ella y le sonrió.
- ¡Ánimo, Linka! Ya pasó lo peor. Te lo juro.
Cuando Lincoln cerró la puerta, se dio cuenta de que ella le devolvió la sonrisa. Una lágrima resbalaba por su mejilla.
***
- No es justo que tú duermas en el suelo, Lincoln. ¿Por qué no te quedas conmigo en la cama?
- Ah... Linka... No estoy seguro de que sea correcto -respondió el chico, un poco intimidado ante la idea de dormir acompañado.
- Si tú estás bien, yo no tengo problema -dijo la niña, con la misma sonrisa tímida que le dedicó en la sala.
Con cierta reticencia, Lincoln se acostó a su lado. Ya estaba por apagar la luz, pero se dio cuenta de que ella tenía la mirada fija en el techo. Se le veía inquieta y preocupada.
- No es para menos -pensó Lincoln-. A ella le hicieron cosas mucho peores que a mí.
Estaba pensando en lo que debía decirle para hacerla sentir mejor; pero se le ocurrió algo todavía más efectivo. Se deslizó para hurgar bajo la cama. Encontró rápidamente lo que buscaba, y se lo ofreció a Linka.
La niña abrió sus ojos cuan grandes eran. Tomó inmediatamente el juguete, y lo abrazó con mucha fuerza.
- ¡Bun-Bun! ¡Mi dulce conejito! -Exclamó la niña, temblando de emoción-. ¡Creí que nunca volvería a verte!
Lincoln se sintió muy contento por verla tan emocionada.
- Pues aquí está de nuevo, Linka. Todo para ti.
La niña miró al conejito y le dio un beso en la cabeza. Luego miró a Lincoln con sus ojos llenos de lágrimas, y extendió una de sus manos para hacerle una caricia en el rostro.
- Lincoln, ¡gracias! ¡No sabes cómo lo he extrañado! Pensé que nunca lo vería de nuevo. Ellos... Lo vendieron, junto con todo lo demás.
- Ahora es tuyo, Linka -dijo el chico, intentando reprimir el enojo que sentía contra la familia de la pequeña-. Tú lo necesitas más que yo.
La niña se emocionó tanto que empezó a sollozar. Antes de que Lincoln pudiera hacer algo, ella se arrojó a sus brazos.
Él se sorprendió mucho, pero no intentó apartarse ni decir nada. Estaba claro que la niña necesitaba ese contacto. La rodeó con sus brazos y le acarició la espalda suavemente, intentando que se relajara. Estaba actuando por puro instinto, porque si bien había abrazado incontables veces a sus hermanas, ninguna de ellas estuvo tan necesitada de su calor y su consuelo.
Estuvieron así por un ratito, hasta que ella se calmó lo suficiente para volver a hablar.
- Lincoln... ¡Tengo miedo! ¡Mucho miedo!
- ¿Por qué? -dijo Lincoln, un poco confundido-. Aquí nadie te lastimará. Te lo aseguro.
Ella se apartó un momento para mirarlo a la cara.
- No, no es eso. Es que... Tengo miedo de que esto sea solo un sueño, ¿comprendes? -dijo la niña, mortificada-. ¿Y si me estoy imaginando todo? ¿Y si me despierto mitad del patio vestida con aquel maldito traje de ardilla?
Ella volvía a llorar, y Lincoln adivinó lo que tenía hacer. La estrechó con fuerza, y le dio un beso en la cabeza.
- Yo soy real, Linka. Tú también lo eres, y ninguna otra cosa lo es; ¿comprendes? Ahora, descansa. Si tienes pesadillas, yo estaré contigo para consolarte. ¿Sí?
La niña lo miró; sonrió, y él utilizó sus dedos para secarle las lágrimas.
***
Linka por fin dormía, abrazando a Bun-Bun con una de sus manos y tomando el brazo de Lincoln con la otra.
El chico contempló su rostro con la poca luz que entraba. Estaba muy cansado, pues aparte de todas las vivencias de los días anteriores, había hecho un gran esfuerzo para tranquilizar a la niña y ayudarla a dormir. El cansancio lo estaba venciendo, pero su mente se resistía a dejar de pensar en lo ocurrido.
Estaba muy enojado con la familia de ella. ¡Demonios, eran diez hombres! ¿No se supone que debían amar y proteger a su única hermanita? Él se las arreglaba para ayudar a diez. No importaba si Linka había hecho la misma tontería que él: ya por el solo hecho de ser mujer, su familia debió escucharla, aceptar sus explicaciones y conmoverse por su estado. En lugar de eso, la golpearon y maltrataron sin piedad ni remordimiento.
Pero se las había quitado. Y ahora, ella tenía una nueva oportunidad para ser feliz.
Contempló su cara, relajada por fin en la muda quietud del sueño. El rostro de Linka era en verdad atractivo, a pesar de las pequeñas cicatrices que tenía en la frente y en la barbilla. Uno de sus ojos todavía se veía un poco hinchado, aunque la inflamación disminuyó mucho con los antiinflamatorios que Lisa le dio. Sin duda, sus hermanos eran unas bestias; mucho peores que aquellos a los que conoció en su sueño.
Movido por la ternura, le tocó suavemente los cabellos. La niña sonrió en sus sueños, y Lincoln se sintió mucho más tranquilo.
- Creo que va a dormir bien -se dijo-. Más vale que los dos descansemos. Habrá mucho que hacer mañana. Quizá Leni pueda ayudarnos a escoger algo de ropa adecuada y bonita para ella.
La idea lo hizo reír. Linka se parecía tanto a él, y la iba a ayudar a escoger ropa de mujer. ¿Acaso no era como si se fuera a travestir?
- Para nada -se dijo-. Lisa tiene razón. Podremos parecer iguales, pero sin duda ella es mucho más bonita que yo.
El sueño lo vencía. Cerró los ojos, sintiéndose mucho más tranquilo. En la quietud del reposo nocturno, Lincoln comenzó a soñar.
Y a recordar.
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Un amor inconcebible (Lincoln x Linka)
FanfictionLincoln se presta para uno de los peligrosos experimentos de su hermanita Lisa a cambio de una muy tentadora compensación. Viaja a un universo paralelo en el que conoce a Linka, su contraparte femenina. Lincoln la salva del maltrato que padece a man...