Su mirada

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Cuando llegamos a la casa, yo estaba tan cansada a causa del viaje que ni siquiera note su enojo reprimido de mi madre hacia a mi persona, hasta que fue el día siguiente. Llame a mi padre varias veces para que saliera a buscarnos, la noche era extrañamente cálida y me envolvía un sentimiento de volver a casa, el olor del mar me alcanzo pero aquello pudo haber sido no más que un delirio causado por mis ansias de visitar el mar y nadar por la noche, prontamente me distrajo de todos estos pensamientos la voz de una persona que en mi vida había visto antes, pero que me resultaba tan familiar que incluso creí tener su nombre en la punta de la lengua pero después de que su nombre verdadero fue dicho ese sentimiento de reconocimiento simplemente se disipo por completo, probablemente había confundido el sentimiento de volver a casa y quería creer que nada había cambiado ni siquiera la gente. Su nombre era Antonio, primero abrió la pequeña puerta para verificar que efectivamente fuéramos nosotras, luego me pregunto mi nombre a lo cual respondí rápido “Amaia Grosso” le dije luego yo con tanta naturalidad le pregunte el suyo, no me miro a los ojos ni una sola vez mientras hablábamos junto con mi madre en el auto sobre trivialidades. Nos dejo en la acera arbolada, había estado en el auto sin siquiera mirar por las ventanas y cuando mire el lugar me invadió un sentimiento de nostalgia reprimida, todo estaba allí, y me daba la impresión de estar justo como yo lo había dejado, mismos árboles, mismas flores y por supuesto misma casa, esta era la casa que mis abuelos le habían dejado a mi madre, su única hija, cuando fallecieron, mi abuelo murió dos años antes de que yo naciera  y mi abuela murió cuando yo era aún muy niña, para mi madre esta casa era el lugar fantasma de mi abuela ella siempre estaba aquí; pero también era su lugar de inspiración ella creció aquí, era una hermosa casa, era una casa blanca con un techo con tono café oscuro y vista a la playa y a unos hermosos árboles que se llamaban Falsa acacia, cuando tenía doce se lo pregunte al jardinero y desde entonces el nombre de aquel árbol se quedó para siempre grabado en mi mente, como aquellas palabras o frases que se quedan en nuestra mente más de lo que quisiéramos o de lo que habíamos inferido que estarían. La casa tenía en sus paredes flores que habían crecido mucho antes de que yo o mis padres nacieran, tenía hermosos jardines y lugares que parecían escondidos, aquellos eran mis preferidos y estaba llena de esos  árboles falsa acacia por un lado especifico, y había una fuente gigante que encontrabas si bajabas unas escaleras, la fuente era tan grande que incluso podías nadar en esta, y si caminabas lo suficiente encontrarías una pequeña puerta que te haría salir directo el mar, aquel era el lugar fantasma de mi abuelo: la playa. Cuando yo era niña el lugar que más me gustaba era una alberca que se encontraba cerca de los árboles y el pasto siempre estaba tan cortito y cuando lo tocaba con mis pies mojados me hacía sentir libre, una vez cuando estábamos allí mi padre y mi madre platicaban entre ellos, mientras yo jugaba y  escuche que hablaban de “lugares fantasma de tal o tal otra persona”,  al principio su significado no parecía tan claro y luego cuando pregunte dijeron “es un lugar, en donde una persona pasaba mucho tiempo, pero después dejan de visitarlo, quizá porque ha fallecido o simplemente se ha ido de ese lugar por un tiempo muy largo y las personas que se quedaron pueden sentir la ausencia tan solo con ver el lugar”,  para la corta edad que tenía lo entendí todo tan claramente.
Inmediatamente note la sombra de una persona que desde donde estaba era difícil distinguirle pero por su forma de andar pude identificar que era mi padre y que ya estaba esperando por nosotras, cuando por fin nos encontramos todos juntos pude encontrar en ellos una mirada nostálgica y perdida, esto me hizo creer que algo había sucedido y no querían contarme, o quizá era algo sobre la película o los actores o los escenarios pero instantáneamente recordé que la película ya había finalizado y que ellos me habían contado que según varios críticos la película sería un éxito, y que ahora todo lo que tenían que hacer era esperar y quizá también festejar por su película, festejar por su nueva vida, la vida que siempre habían deseado y que parecía tan distante y ajena a ellos pero ahora la vivían de verdad, o quizá era yo la detonante de su tristeza y si era yo entonces porque me habían pedido que viniera, probablemente solo se sentían culpables de festejar sin mí, pero yo estaba bien, incluso hubiera preferido quedarme,  o quizá ellos también habían recordado a nosotros como una familia y les había causado nostalgia al igual que a mí, y tal vez si me hubiera quedado no hubieran tenido que pasar por ese incomodo sentimiento, pero ahora ya estaba aquí y no era capaz de preguntar nada todas las preguntas las realizaban ellos, mi madre ya había realizado varias preguntas en el camino pero supuse que no eran suficientes.
“Deben estar exhaustas, por el vuelo” Claro que lo estaba, y sabía que la mejor opción que tenía era dormir con la esperanza de que mañana todo estaría bien. Yo había querido que no notaran mi presencia, la casa era demasiado grande y se amoldaba a mis planes, la casa que era un estilo barroco, parecía antigua y era elegante pero al mismo tiempo tenía un aire de libertad, y los pasillos revueltos, habían cuadros y espejos colgados en la mayoría de las paredes y en la sala de estar un gigantesco y nuevo piano que ansiaba por tocar pero hoy tan solo me reduciría a que me indicaran la dirección de mi habitación, estuve a punto de señalar el piano y preguntar desde cuando está aquí y porque me lo han escondido todo este tiempo, pero luego todo resultaba tan obvio tan solo querían agregarlo a la película no había malas intenciones en mi contra, yo lo había imaginado todo. Estaba tan cansada que incluso mi cabello se sentía pesado, era como una noche oscura y pesada en mi cabeza, comencé a subir las escaleras color salmón, con líneas que me hicieron recordar instantáneamente a la madera de los arboles olmo de la entrada de mi antigua casa, cuando llegue a la habitación me invadió un aroma que no pude remplazar porque pudo haber sido una combinación de tantas cosas, quizá fue el aroma del suavizante usado por Rosa  la persona que realizaba las labores domésticas en la casa y con la cual no comparto lazos de sangre pero ya sentía que era parte de mi familia, ella ha estado aquí desde que yo era una bebe, también mis padres pensaban lo mismo, una vez cuando aún estábamos aquí y yo aún era considerada una bebe ya que apenas tenía cuatro años les dije a mis padres que ella era como mi una abuela y ellos se rieron y me contaron que pensaban lo mismo, no recordaba aquello pero mi padre lo conto alguna vez a su madre.
La cama estaba tendida con tanto detalle, que por primera vez asimile que solo Rosa la pudo haber hecho de esta forma, como extrañaba el sentimiento de hogar que ella proporcionaba a la casa, la cama parecía estar preparada con la delicadeza con la cual un panadero prepara un pastel y decorada de la misma forma, una capa tras otra; pero en poco de aquel pensamiento la cama se veía aún más apetecible, así que me desarme sobre ella, me encanto el aroma de las sabanas en mi piel  y cuando menos lo esperaba quede sumida en un sueño profundo el cual fue hecho como una película de todo lo que me había sucedido durante el día.
A la mañana siguiente me desperté temprano y bastante hambrienta por lo que pensé en bajar a buscar a la cocina algo, o quizás el comedor suponiendo que fueran horas de desayuno estaba tan aturdida por el nuevo horario y el clima, hace tanto que no venía aquí,  y en ese momento no pude haber dicho si había dormido dos horas o dos días yo me había percatado de antes que el comedor principal estaba precisamente debajo de las escaleras que yo ocupaba para subir o bajar a mi recamara o a lo  que fue, y ahora volvía a ser mi recamara por las siguientes semanas, decidí bañarme antes de bajar aunque mi cuerpo hubiese pretendido lo contrario pero había aprendido que el  sentido del pudor va primero que el del hambre o de cualquier otro, y esto nadie me lo había enseñado nunca, lo aprendí de una forma que yo ni siquiera recordaba y que ni si quiera me había puesto a pensar incluso fue gracias a este pensamiento  que pude darle forma a otro que me hizo entender súbitamente la verdadera forma de mi personalidad tan prudente, pero aquello como en tantas otras cosas era tan solo un sistema de simulación creado por mí para esconder la verdad de lo tan mal pensada que en realidad soy, y que lo mucho que ordeno las cosas, el tiempo, además de los lugares y las personas no es lo contrario, si no que es tan solo una simulación inventada por mí para: esconder que verdaderamente soy un desastre en cada cosa que hago, que pienso, o soy, esta casa me hacía pensar y recordar demasiado más de lo usual en mi pasado, y en quien soy, y he sido desde siempre, recordando ahora me doy cuenta que este es el lugar en donde mis sueños ocurren la mayoría de veces, me preguntaba si a todos les proporcionan la misma carga emocional, el lugar en donde vivieron los primeros años de su vida;  mi casa en Suiza la mayoría del tiempo la encontrabas sola y está en cambio desde el primer instante ha estado  abarrotada de gente y ahora estaba llena de actores, guionistas, camarógrafos, gente del aseo, entre otros, aunque sabía de más que toda aquella gente se estaba retirando ya que el trabajo había terminado, la mayoría estaba en hoteles, excepto por los guionistas que eran los que se habían quedado ya que ahora recién comenzaba su nuevo trabajo. Desde que me muevo de un país a otro me percate de lo amable que era la gente en aquel lugar, que parecía ser un lugar perdido en el tiempo. Este lugar que se encontraba escondido de todo y de todos, más sin embargo que también era uno de los lugares más turísticos en el país gracias a sus hermosas playas, me gustaba estar rodeada de gente, pero al mismo tiempo me agradaba tener la posibilidad de esconderme si quería, aun así, sabiendo que si siento la necesidad de hablar con alguien solo tendría que salir y estarían allí. El solo hecho de imaginar una playa de las más hermosas para mi sola me causo una emoción que en el día de ayer nunca hubiera concebido, ya conocía esto, pero nunca me había causado tanta emoción como ahora.
Cuando baje las escaleras se sintió como la primera vez que tenía la oportunidad de mirarlas puesto que ayer la sombra de la noche había escondido sus verdaderos nuevos colores.
Instantáneamente y casi por reflejo gire la cabeza buscando la mirada de alguien, había sentido una mirada que no hubiera podido describir hasta que me gire para buscarla, todos estaban en el comedor, sentadas más personas de las que hubiera creído que estarían esta mañana: estaban mis padres cuya apatía del día de ayer había desaparecido casi por completo, ya que  el cabello café oscuro de mi madre volvía a ser brillante como lo recordaba, y los ojos mar de mi padre volvían a brillar de una forma que ni siquiera recordaba o que no creía que podría ser posible que regresara; además de ellos habían dos hombres que hablaban sobre “the secret place” estaban hablando en ingles de hecho la mayoría de la gente en la mesa hablaba en su propio idioma, además de estos dos hombres los cuales note más que los demás porque mi madre me había hablado de dos hombres encantadores y habladores además de brillantes, pero esto no fue lo que principalmente les delato para que yo los reconociera, más bien fueron sus llamativas ropas floreadas que me parecieron algo exageradas pero a su vez divertidas e interesantes, ojala tuviera la seguridad para utilizar ese tipo de ropa o esas palabras, ojala fuera valiente como ellos, pensé; también estaban otras tres mujeres, y había otro hombre sentado más cerca a mis padres él se estaba esforzando para hablar un mal español con ellos y reían sobre aquello. Antes de notar a cualquier otro comensal en la mesa me encontré con aquella mirada que hace apenas unos segundos había dado por hecho que había sido mi egocéntrica imaginación al pensar que si quiera alguien voltearía a verme pero entonces allí estaba, esa fría mirada, vitrificate que rozaba la crueldad y que repentinamente me hizo creer que quizá esa persona totalmente extraña me odiaba, que ella había oído antes sobre mí y mi personalidad en general y le había parecido repugnante o simplemente había creído que yo era alguien más, alguien mejor y no esto, pero luego cuando mis pies tocaron tierra firme por fin, lo dude, dude que si quiera ella tuviera una remota idea de quien era yo, quizá era posible que alguno de mis padres por casualidad hubiera tenido la oportunidad de hablar profundamente con ella. No pude negar el hecho de que se veía como una luz brillante en el medio de un oscuro atardecer, su juventud resaltaba sobre la de los demás, ya que la mayoría parecía estar arriba de los treinta, salvo por ella y por mí, con los pensamientos un poco más esclarecidos creí que probablemente se trataba de una actriz, y que seguramente su mirada en el plano de la realidad no había significado nada para ella, y yo había imaginado todo por el simple hecho y del cual era reluctante y era que su mirada momentánea y fugaz me había asustado más de lo que hubiese deseado, más que cualquier otra mirada en mi vida entera y que jamás hubiera creído que con tan solo una mirada alguien se pudiera asustar tanto, pero no era un susto de muerte tampoco uno de sorpresa era más bien un susto y un miedo causado por la vergüenza de que hubiera visto en mis ojos más de lo que me hubiera gustado mostrar, un verdadero yo que no estaba lista para mostrar, o quizás fue la sola vergüenza de mi semblante y mi estampa y que  mientras aumentaba mis pasos más me consumía el miedo de algo foráneo, como la postura que había mantenido, cuando llegue por fin a la mesa, y a pesar del miedo que esto me causaba salude a las personas con un casual “buenos días” cada una de las letras me ardió en la garganta tan profundamente que sentí que jamás sería capaz de formular otra palabra nunca, para tener tan solo 18 años mi capacidad de separar y disimular las cosas que sucedían en mi cabeza con las cosas que sucedían en la vida real era bastante mejor que la regular y esto era tan solo porque lo mucho que había practicado al menos desde que tenía memoria.

El desfallecimiento Where stories live. Discover now